La programación televisiva de verano llueve sobre mojado
La Habana/Hubo una época en que podía saberse con seguridad qué hacían los niños cubanos durante sus vacaciones escolares. A las diez de la mañana miraban los dibujos animados, mientras que a las siete y treinta de la tarde se quedaban frente a la pantalla chica para disfrutar las aventuras. La irrupción de las nuevas tecnologías ha cambiado en parte ese escenario y las producciones del Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT) ya no tienen el protagonismo de antes. Este verano la cartelera oficial quiere revertir tal tendencia y recuperar al público perdido.
La televisión cubana prepara una programación especial para los meses de verano que comenzará a transmitirse el próximo 3 de julio. La competencia es fuerte, pues una buena aparte de los televidentes ha migrado hacia formas más personalizadas de entretenimiento, como los llamados combos o el ilegal paquete de audiovisuales. Los videojuegos y todo el material intercambiado en memorias USB, bluetooth o wifi, también son fuertes rivales para la oferta televisiva estatal.
Los canales nacionales tratan de aumentar sus atractivos y recuperar el terreno perdido. Cubavisión se mantendrá transmitiendo las 24 horas de cada día. Las mañanas estarán consagradas por entero al público infantil: dibujos animados, películas destinadas a los más pequeños de la casa y programas para fomentar el aprendizaje, son algunas de las propuestas. Una buena parte de ellas tomada de la más reciente cartelera de los Estados Unidos, aunque sin pagar por los derechos de reproducción.
Los canales nacionales tratan de aumentar sus atractivos y recuperar el terreno perdido
Las tardes estivales quedarán reservadas para las películas y las series. En las que desde ahora puede apostarse que la telenovela colombiana Los hombres también lloran acaparará el mayor público. A pesar de que varios capítulos del conmovedor culebrón ya han pasado de mano en mano a través de las redes alternativas de distribución, habrá quienes quieran volver a degustarlo…por aquello de que el melodrama puede permitirse la repetición.
“El canal de la familia cubana” propone también en las noches de los martes un espacio para el dramatizado cubano. Donde verán la luz cuentos y telefilmes de factura nacional que se pondrán a prueba ante un público con experiencia en propuestas foráneas, más atractivas y modernas. Es justo en este tipo de producciones donde el ICRT vive la peor de las rachas posibles, por sus guiones poco realistas, los personajes estereotipados y las limitaciones de recursos que obligan a precarias y repetitivas escenografías.
El espacio de aventuras tampoco se recuperará este verano, por lo que se repiten Los Papaloteros, una serie que ya peina canas y aburrimientos de tantas veces que ha ocupado la pantalla chica. El horario antes del noticiero estelar lleva décadas generando bostezos y críticas. Sin embargo, el ICRT no se decide a llenarlo con seriales extranjeros sino que insiste en la raquítica producción nacional para jóvenes y adolescentes.
Varios programas musicales vuelven este verano mientras otros tienen su estreno. No quiero llanto, conducido por el popular humorista Antolín retorna. A la par que los espacios de participación intentan salir del marasmo en el que llevan hace décadas, con la propuesta Sonando en Cuba, una competencia entre cantantes aficionados que quiere emular al recordado Todo el mundo canta.
Por su parte, el canal Telerebelde transmitirá en las próximas semanas la Copa América y la Liga Mundial de voleibol, además de los Juegos Panamericanos de Toronto y el Campeonato Mundial de Atletismo. Mientras que el Canal Educativo Dos, muy distante ya de sus objetivos docente iniciales, llega este verano con la última temporada de la serie Esposas desesperadas.
Entre producciones robadas de la cartelera norteamericana, reposiciones y algunos estrenos, la televisión nacional quiere acortar la distancia que se ha establecido entre ella y su público. En los meses de verano se sabrá si puede lograrlo.