La nueva ley de diseño prohíbe usar los símbolos de Cuba si no autoriza un "asesor" estatal
La norma aspira a convertirse en la garante de los "valores forjados por la Revolución"
La Habana/Lejos de liberar la economía y aligerar a los privados de las trabas estatales, el Gobierno insiste en promulgar leyes que controlen aún más la economía cubana. Este martes la Gaceta Oficial publicó un decreto del Consejo de Ministros que regula el diseño industrial y la comunicación visual en Cuba. La ley, que prevé la creación de un Sistema Nacional de Diseño, prohíbe el uso no autorizado de la Marca País y la Imagen Cuba, y aspira a convertirse en un garante de los "valores forjados por la Revolución".
Aunque la Oficina Nacional de Diseño –el organismo que hasta ahora se ocupaba del quehacer de los diseñadores– seguirá activa, el nuevo Sistema Nacional supervisará todos los procesos de creación de vestuario, mobiliario, publicaciones impresas o virtuales, maquinaria y cualquier material gráfico o de comunicación visual.
Sin embargo, los símbolos e imágenes que el Estado considere que forman parte de identidad nacional no podrán ser empleados en ningún trabajo sin el permiso de una "autoridad facultada", advertencia que ya hacía la polémica Ley de Símbolos Nacionales.
Entre los principios enumerados en el decreto figura con insistencia, además, la "preservación de los valores forjados por la Revolución", aunque sugiere que defenderá también la "no discriminación" a los diseñadores y su protección contra las "distinciones lesivas a la dignidad humana". No obstante, el documento no aclara cómo será penalizado quien atente, con sus diseños, contra el "proyecto social" del régimen.
El ministro de Industrias adjuntó un reglamento de evaluación que le permitirá a la Oficina modificar o frenar la producción de los productos que consideren "no aceptables"
El ministro de Industrias, Eloy Álvarez, adjuntó al decreto un reglamento de evaluación que le permitirá a los "asesores" de la Oficina Nacional de Diseño modificar o frenar la producción de los productos que consideren "no aceptables", contando con la directiva de las empresas.
Las autoridades también tendrán la última palabra en la entrega de premios a diseñadores, la financiación y colaboración internacional, la aprobación de regulaciones y las facilidades de acceso a determinados servicios.
Se crearán, además, comisiones de "expertos" para controlar no solo los productos y servicios sino también su aplicación dentro del país, su valor como bienes exportables, los precios y tarifas, y su calidad.
Las compañías extranjeras, al igual que las nacionales, tendrán que obedecer la nueva regulación si pretenden cambiar su imagen o marca mientras operan en Cuba. La norma afecta también a las pequeñas y medianas empresas (mipymes) y cuentapropistas, pues no existen excepciones según el tipo de gestión.
Los profesionales del diseño, para ser reconocidos como parte del Sistema Nacional, tendrán que inscribirse primero en el Registro Nacional de Diseñadores y Comunicadores Visuales
En cuanto a los profesionales del diseño, para ser reconocidos como parte del Sistema Nacional tendrán que inscribirse primero en el Registro Nacional de Diseñadores y Comunicadores Visuales. Esto garantiza, alega el documento, que se les respete los derechos de autor y sobre su propiedad intelectual.
Con el nuevo proyecto el Gobierno pone bajo su mando a toda la industria. A pesar de que el decreto puede afectar notablemente el trabajo de cientos de diseñadores en el país, la prensa oficial no se ha hecho eco aún de sus contenidos.
Sin embargo, ya en las redes sociales algunos perfiles afines al Gobierno han pedido que se "frene" el avance de marcas que, consideran, representan un "retorno al capitalismo". "Alta peligrosidad" veía el usuario Diego Funes-Álvarez en el hecho de que un antiguo cartel de la gasolinera Esso fuera colgado en plena calle 12, en La Habana. "Es triste pensar que en el imaginario popular este tipo de enseñas sigue considerándose símbolo de prosperidad", lamentaba, en medio de una diatriba contra los carteles de Coca-Cola que algunos dueños colocan en "los barcitos de La Habana Vieja".
Funes-Álvarez concluía su publicación pidiendo una prohibición expresa de la "propaganda buena" del capitalismo. El nuevo decreto sobre el Diseño viene a darle la razón.
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