Quisicuaba o la "vocación revolucionaria" del régimen para atender a los pobres
La prensa oficial ensalza con "esperanza" el trabajo del proyecto en un nuevo reportaje sobre la mendicidad
La Habana/En la segunda parte de un reportaje sobre los mendigos en Cuba, en el que las autoridades reconocen que el Estado no es capaz de lidiar con el número de desamparados en aumento, la prensa oficial celebra con “esperanza” el trabajo del proyecto Cabildo Quisicuaba. Su director Enrique Alemán –que mezcla el espiritismo y las religiones afrocubanas con el activismo en pro de régimen– asegura que ofrece comidas a más de 4.000 deambulantes y personas “vulnerables” al día en un comedor en La Habana. Si se diera por cierta esta cifra, supondría alimentar tres personas por minuto durante las 24 horas del día seguidas.
No es la primera vez que el Gobierno ensalza la labor "social" de Quisicuaba. Cada vez que atienden allí a los medios, incluso internacionales, como la agencia Reuters, ofrecen los mismos números.
Lo que Alemán no menciona, en un video difundido por Cubadebate, es que un año atrás su comedor social en la calle Maloja, en Centro Habana, tenía, según un artículo de la Embajada de Suiza en Cuba, la mitad de comensales que ahora. El aumento de desamparados, mendigos o “personas con conductas deambulantes”, como las llama el oficialismo, es una realidad que el Gobierno ya no puede ocultar. Tampoco se explica de dónde salen la comida y los recursos para atenderlos.
Tampoco se explica de dónde salen la comida y los recursos para atenderlos
Un vecino de Nuevo Vedado que en una ocasión solicitó ayuda a Quisicuaba contó a 14ymedio que no todo es color de rosa en el proyecto. “Yo vivo solo y ya tengo 76 años, así que hablé con una trabajadora social para ver si resolvía alguna ayuda. Me habló de Quisicuaba y me gestionó la entrega de un almuerzo”, recuerda.
“Cuando la comida llegó era asquerosa. Ni mis perros la querían. Recuerdo que me la trajeron en un bicitaxi, aunque creo que ahora ya no mandan mensajeros y hay que ir a buscarla a Centro Habana. Nunca más la pedí”, asegura.
La primera parte del reportaje sobre los mendigos en Cuba daba cuenta del problema: el 39% de quienes residen en los Centros para la Atención a Personas Deambulantes no han cumplido los 60 años; el 60% vendió su casa y no tiene recursos para incorporarse a la sociedad; el 86% son hombres, el 30% presenta alguna discapacidad –incluyendo un 25% con trastornos psiquiátricos–; y el 31% "tiene patrones de consumo elevado de bebidas alcohólicas".
Ante la irrealizable propuesta de pasar el balón a los Comité de Defensa de la Revolución (CDR) u otras organizaciones tradicionales, Quisicuaba –con su doble carácter religioso y “social”– se esfuerza en garantizar que el régimen no quede mal parado. El proyecto inauguró hace algunos años un “centro de vida asistida” en San Antonio de los Baños, Artemisa, a partir de un preuniversitario rural abandonado.
Ahora, según Alemán, residen en sus instalaciones 113 personas y esperan recibir pronto a otras 24
Ahora, según Alemán, residen en sus instalaciones 113 personas y esperan recibir pronto a otras 24. Todos eran atendidos previamente en el comedor habanero y tras la apertura del “campamento” llegaron a las instalaciones.
“Muchos de los pacientes que están acá fueron alcohólicos, por ejemplo, y por tanto tratamos de crearles el ambiente familiar que no tienen en otro sitio. Aquí tenemos un reglamento sencillo que se basa en la propia voluntad de la persona de querer salir adelante. Damos terapias ocupacionales y trabajo para que se sientan importantes”, explica a Cubadebate la directora del lugar, Yadelkis Hernández Morales.
Quisicuaba cuenta con la ayuda que el Gobierno y las administraciones locales no dan a sus propios albergues estatales. “Una de nuestras premisas fundamentales radica en el autoabastecimiento, incluyendo nuestro comedor social. Para ello solicitamos tierras ociosas a la agricultura y ya producimos carbón para la cocción de los alimentos. Además, cosechamos plátano, boniato, malanga, calabaza, yuca y frijoles. También tenemos un organopónico y un módulo pecuario”, dice Hernández. El aporte del régimen no supone un gran sacrificio económico, pero les permite tomar parte del crédito por el funcionamiento de Quisicuaba.
El lugar cuenta además con un equipo médico, así como personal del Ministerio del Trabajo y Seguridad Social. Asimismo, los medicamentos mostrados en el audiovisual de Cubadebate son importados, aunque Quisicuaba no declara de dónde provienen los fondos que utiliza, ya que es un proyecto sin fines de lucro.
Alpidio Alonso, quien también se presentó en el lugar, aplaudió la "labor profundamente cultural" del proyecto
Las autoridades cubanas, que no pierden ni pie ni pisada a la iniciativa, muestran sus rostros a menudo en el centro y dan promoción a Alemán, quien además ha resaltado la “vocación revolucionaria” de Quisicuaba. Este mismo jueves, una comitiva integrada por Abel Prieto y otros miembros del jurado del Premio Casa de las Américas –intelectuales extranjeros– llegó a la sede habanera. El ministro de Cultura, Alpidio Alonso, quien también se presentó en el lugar, aplaudió la “labor profundamente cultural” del proyecto.
También Miguel Díaz-Canel, el pasado diciembre, recorrió las instalaciones de Quisicuaba en San Antonio, para “conocer cómo han trabajado de conjunto desde el 2020 el Proyecto Quisicuaba y varios organismos de la Administración Central del Estado, organizaciones de la sociedad civil cubana, el Partido y el Gobierno para hacer realidad esta noble obra”.
Pese al intento del Gobierno por lavar su imagen, los desamparados en Cuba están lejos de desaparecer. Un reportaje realizado por este diario da cuenta de la situación de vecinos de La Habana que, como muchos en la Isla, intentan sobrevivir sin la ayuda de familiares en el extranjero.
“Cada semana me salen más y más conocidos en Cuba pidiendo que les mande dinero, porque no tienen para darle a los niños. Pero es que yo no puedo con todos, tengo a mis hijos allá también”, lamentaba un habanero residente en Miami que no se explica cómo subsisten quienes no reciben remesas.