Con un abrazo de Raúl Castro, el régimen cubano se aferra a Irán como salvavidas
Díaz-Canel elogia al régimen de Teherán y se hermana con él frente a la "saña imperial", mientras Raisi rehúye esa retórica
Madrid/Como toda visita de alto nivel que se precie, el presidente de Irán, Ebrahim Raisi, cerró su visita a la Isla con un abrazo al general Raúl Castro. Del encuentro apenas trascendieron unas breves imágenes en las que el ex mandatario cubano habla, sin dejar de estrechar la mano e intérprete mediante, con un silencioso ayatollah. Después, y ya acompañados por el ministro de Asuntos Exteriores, Hossein Amir Abdollahian, y su homólogo, Bruno Rodríguez, charlaron sentados en torno a una mesa.
Según la prensa oficial, Castro agradeció "el apoyo del Gobierno de Irán en la lucha de Cuba contra el injusto bloqueo económico, comercial y financiero (...) al tiempo que resaltó que ambas naciones han sabido defender su independencia y soberanía".
No se sabe, en cambio, qué transmitió la otra parte, pero la prensa internacional ha resaltado la diferencia principal que ha marcado la presencia de Raisi en Cuba frente a la que realizó en sus paradas latinoamericanas previas en Venezuela y Nicaragua. A la Isla fue a firmar.
La prensa internacional ha resaltado la diferencia principal que ha marcado la presencia de Raisi en Cuba frente a la que realizó en sus paradas latinoamericanas previas en Venezuela y Nicaragua
Aunque el iraní suscribió en Caracas hasta 25 acuerdos con el Gobierno de Maduro, las declaraciones contra EE UU marcaron la visita. Lo mismo ocurrió en Managua, donde ni siquiera hubo memorandos, pactos ni papeles que mirar, sino apenas una declaración de intenciones para "incrementar y profundizar las relaciones en todas las áreas".
La mañana se la dedicó Raisi a Miguel Díaz-Canel, con quien estuvo en el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (Cigb). Los acompañaron el canciller cubano y el ministro de Salud Pública, José Angel Portal Miranda, además de la delegación iraní.
La alianza sanitaria entre ambos países no es nueva, marcando uno de sus hitos con el desarrollo conjunto de la vacuna Soberna 2, que en Teherán realizó el Instituto Pasteur y en Cuba el Instituto Finlay de Vacunas, y cuya aprobación por parte de la Organización Mundial de la Salud ya ni se espera. Actualmente, ambos centros cooperan para un nuevo inmunológico contra el neumococo.
Vicente Vérez Bencomo, director del Instituto Finlay, hizo referencia al acuerdo entre ambos países con el que se logró la "transferencia de la tecnología de las vacunas cubanas contra el SARS-COV-2" y aseguró que la firma fue "por la hermandad" de ambos pueblos.
En la parte más ideológica, Díaz-Canel reivindicó la visita como una muestra de "unidad entre aquellos que hemos sido condenados por querer construir sociedades diferentes a las que quiere imponer el paradigma yanqui, y por eso hemos sido sometidos a bloqueos, a sanciones injustas, inhumanas, injustificadas. Eso es un mensaje de que estamos unidos, de que no renunciamos a nuestras convicciones, y de que entre todos vamos a aprovechar las potencialidades que tenemos para complementarnos y hacernos más fuertes en el enfrentamiento al imperio".
El dirigente cubano continuó su arenga compadeciendo a Irán porque se le han "acrecentado las sanciones y las medidas económicas" y expresó su solidaridad por entender que ambos países "reciben la saña imperial", que en el caso de la Isla se centra, además, en una "enorme campaña mediática de desprestigio de la Revolución" y la aplicación de una "estrategia de colonización cultural dirigida fundamentalmente a la juventud".
Por ello, siguió, "estimula mucho que llegue la visita de un amigo, de una nación hermana". "Es una visita deseada, anhelada y necesaria" y que "refuerza la convicción de que tenemos en Irán una nación amiga en el Medio Oriente, con la cual compartimos, y tenemos confianza de poder abordar los más complejos problemas globales".
"Es una visita deseada, anhelada y necesaria" y que "refuerza la convicción de que tenemos en Irán una nación amiga en el Medio Oriente, con la cual compartimos"
Nadie esperaba que Díaz-Canel criticara a su invitado, ni por diplomacia ni por la dependencia que Cuba tiene de cualquier amigo con petróleo –y, por tanto, dinero– que surja. Pero la manera en que se deshizo en halagos con el ayatollah tampoco era preceptiva.
El mandatario condenó "la injerencia del Gobierno de Estados Unidos y sus aliados en los problemas internos de Irán", sin aclarar si se refería a la fiscalización que se hace a un país que en lo que va de año ha ejecutado a más de 200 personas, la mayoría de ellas por delitos relacionados con las drogas.
Raisi no recogió el guante del dirigente cubano y se limitó a hablar del fortalecimiento de las relaciones de ambas partes "sobre todo en materia de biotecnología y producción de vacunas", dijo.
Posteriormente, ambos firmaron seis acuerdos cuyo contenido efectivo se desconoce, aunque la prensa oficial los ha enunciado. Los programas son para la cooperación integral de ambas naciones, para favorecer el intercambio bilateral, un memorando aduanero y los dos más inquietantes: justicia y comunicaciones.
Del primero se ha dicho que pretende funcionar como intercambio de experiencias en el ámbito del derecho, mientras que en el segundo se menciona la tecnología como eje y está basado en "el interés común de los dos Gobiernos de apoyar los ideales de la sociedad de la información y el conocimiento, en favor del bienestar de ambos pueblos".
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