Recortes energéticos para las 'paladares' pero no para los hoteles estatales
Los dueños de negocios privados temen perder sus licencias si incumplen el plan de ahorro
La Habana/El dueño de un espacioso restaurante en el Vedado se desplaza por el local cargando un ventilador para colocarlo cerca de la mesa donde unos clientes sudan a mares. "Lo siento mucho pero me han puesto una cuota fija de gasto eléctrico y casi no puedo encender el aire acondicionado", se disculpa el propietario de la paladar, ante los sorprendidos turistas.
Los recortes energéticos, provocados por la reducción drástica de los envíos de petróleo venezolano, están afectando las actividades estatales, empezando por el transporte público, pero también las empresas privadas como las paladares y las casas de renta. A lo largo de las últimas semanas las autoridades se han reunido con los trabajadores por cuenta propia "más consumidores de electricidad", según confirmó a 14ymedio una fuente del Consejo de la Administración Provincial La Habana.
A lo largo de las últimas semanas las autoridades se han reunido con los trabajadores por cuenta propia "más consumidores de electricidad", según confirmó a '14ymedio' una fuente del Consejo de la Administración Provincial
"Primero les hacemos una llamado a su conciencia en estos momentos que está viviendo el país pero también a los que tienen mayor consumo de kilowatts les hemos presentado un plan con un límite de gasto".
Lourdes, que gestiona una casa con tres habitaciones para turistas en el municipio de Centro Habana, ha debido ajustarse a las nuevas circunstancias. "Cada uno de los cuartos que alquilo tiene un minibar, un aire acondicionado de esos que la gente le dice split y un baño con ducha eléctrica para calentar el agua", detalla. "Ahora le he tenido que pedir a los clientes que enciendan el aire un ratico nada más y que traten de bañarse con agua fría".
"Es verdad que hay que ahorrar, siempre hay que ahorrar, pero es que yo pago bien caro el consumo eléctrico para poder brindarle comodidad a mis clientes y ahora van a tener que sufrir calor porque no puedo pasarme de un plan que me han dado que está muy por debajo de las necesidades de este negocio", protesta la cuentapropista.
El servicio en Cuba se paga 0,09 centavos de CUP por el consumo de cada kilowatt, pero al superar los 100 y hasta 150 la tarifa se eleva a 0,30 y después de los 300 kilowatts consumidos se paga a 1,50 CUP cada uno. Los altos consumidores, como pizzerías con hornos eléctricos, grandes restaurantes y hostales privados que superan los 5.000 kilowatts mensuales deben pagar los que consumen a partir de esa cifra a 5 CUP.
"Normalmente pago el equivalente unos 3.500 CUP cada mes de factura eléctrica", cuenta a este diario el propietario de una casa de renta con cuatro habitaciones a pocos metros de la Plaza de San Francisco en La Habana. "Ahora, después de la reunión que tuvimos me han puesto un plan por el que no puedo superar los 2.500 y no sé cómo lo voy a hacer sin afectar el servicio". Los cuentapropistas temen perder sus licencias de arrendadores si no cumplen con las medidas de ahorro que las autoridades les piden que sigan.
"Ahora, después de la reunión que tuvimos me han puesto un plan por el que no puedo superar los 2.500 y no sé cómo lo voy a hacer sin afectar el servicio"
Los trabajadores del sector privado estaban esperanzados con la reciente visita del primer ministro ruso a la Isla y la posibilidad de que el viejo aliado de la Isla pudiera ayudar con el suministro petrolero. Pero hasta el momento no hay anuncios oficiales de que el Kremlin vaya a enviar crudo a Cuba y Dimitri Medvedev declinó el pedido de Miguel Díaz-Canel de custodiar los tanqueros venezolanos que vienen en camino cargados con 3,83 millones de barriles de crudo y combustible, según datos de Refinitiv Eikon y de PDVSA.
Además, estos envíos podrían no repetirse si la crisis se agrava en Caracas y EE UU aplica con más rigor aún la prohibición de entregar petróleo venezolano a Cuba.
"Aunque la mayoría de mis clientes vienen aquí para disfrutar de la terraza o la azotea, de vez en cuando necesitan también refrescarse", explica Mary, otra arrendadora privada con una casa a medio camino entre el Museo de la Revolución y la Embajada de España en la capital cubana. "Les estoy pidiendo que solo enciendan el split para dormir pero no puedo obligarlos".
La medida no parece afectar todavía a los hoteles de gestión estatal o mixta. 14ymedio visitó los hoteles Inglaterra, Telégrafo, Plaza, Vedado, Habana Libre, Cohiba, Packard, Manzana Kempinski, Presidente y Ambos Mundos y, en todos ellos, los aparatos de aire acondicionado siguen funcionando durante todo el día en los espacios comunes como lobbies, cafeterías interiores y salones de negocios, además de en las habitaciones donde los clientes regulan su uso a conveniencia.
"Este es el momento de la gente que hace abanicos y pencas", asegura Mildred, una artesana que vende sus productos en los Almacenes San José a pocos metros de la Terminal de Cruceros Sierra Maestra. "Muchos negocios de esta zona se vieron duramente afectados por la caída de la llegada de los cruceros y ahora se les suma el problema del consumo eléctrico", detalla.
"Le están pidiendo que bajen el consumo eléctrico pero no les están diciendo claramente hasta cuándo es esta medida y la gente está asustada que se quede por un largo tiempo"
El pasado junio la administración de Donald Trump vetó los viajes grupales educativos a Cuba y los cruceros, una de las vías que utilizaban miles de estadounidenses para visitar la Isla. También se cancelaron las autorizaciones para barcos de recreo y de pasajeros, junto a los traslados privados en avión, con el fin de reducir las ganancias en dólares que llegan a manos del Gobierno.
El temor es que "lo que ahora parece temporal se vuelva permanente", agrega Mildred."Le están pidiendo que bajen el consumo eléctrico pero no les están diciendo claramente hasta cuándo es esta medida y la gente está asustada que se quede por un largo tiempo, como ha pasado con otras cosas".
Frente al mar, una cafetería que ofrece tapas a base de aceitunas, jamón, queso y algunos mariscos tiene abiertas las puertas de par en par. "Antes teníamos dos zonas para todos los gustos: afuera con la brisa marina o dentro con aire acondicionado", cuenta Lázaro Manuel, uno de los camareros. "Pero ahora es mejor estar afuera porque adentro no podemos encender el aire y hay mucho calor".
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