El régimen intenta apropiarse del Maleconazo con música y titulares
En plena crisis energética, durante un éxodo masivo, sin alimentos ni medicinas, el Gobierno exprime su arsenal propagandístico
La Habana/La última adquisición formal del almanaque castrista es el 5 de agosto, una especie de Día de la Lucha contra las Protestas Sociales. El periódico Granma publicó una crónica que canoniza la fecha en la cual "Fidel no dudó y salió a la calle con el único chaleco antibalas que siempre usó: su vergüenza", convencido de que el pueblo "no sería capaz" de destruir a la Revolución.
El texto describe el último "susto" que, el 5 de agosto de 1994, hizo entender a Castro que el pueblo estaba triturado por los vaivenes del Período Especial y que las consignas no alimentaban a nadie. La presencia del entonces presidente en un ambiente asegurado por su escolta es el preludio, según Granma, de la accidentada marcha de Díaz-Canel por San Antonio de los Baños, el 11 de julio de 2021.
A pesar de los descalabros y las historias mal contadas, el Gobierno ha asumido que esta conexión es suficiente para improvisar hoy tribunas de "reafirmación revolucionaria" en toda la Isla, como en el parque de El Curita, en Centro Habana. Pero también, como es habitual, no pueden faltar los cercos policiales y las prohibiciones de salir de sus viviendas a activistas y periodistas independientes.
Los solitarios micrófonos, terciados por unas bocinas viejas, esperan que alguien los empuñe con alguna arenga. ¿Pero quién tendrá la energía, bajo el sol cubano de agosto, para emitir o asimilar consignas a todo volumen?
No faltará la corriente para impulsar la voz de los aguerridos funcionarios, a través de bafles, ecualizadores y cables "empatados" con precinta. El joven técnico que preparó los equipos, aprovechando la ausencia de supervisores, ya convocó a un par de "socios" melómanos. Primero habrá que poner a Silvio y a Sara González, indispensables para entrar "en ambiente" revolucionario. Luego, si nadie aparece, vendrán los Van Van, la Aragón y NG La Banda, que no molestan a los dirigentes.
Si al cabo de la hora nadie ha subido a la tribuna, para celebrar la nueva y gloriosa efeméride, el técnico tendrá carta blanca para descender a melodías más subterráneas y sudorosas. Alguien velará, en alguna esquina, la aparición de los funcionarios para volver a Silvio y sus trovas políticamente correctas.
Pero aún es temprano y ni siquiera los curiosos que anidan en cualquier esquina se arriman a la tribuna. El mismo panorama se repite en otros parques, los cuales, en dependencia de su tamaño e importancia, merecerán un discreto oficial de la Seguridad del Estado, una pandilla de boinas rojas o una guagüita de cristales oscuros, para transportar a los que quieran amargar la fiesta.
En plena crisis energética, durante un éxodo masivo, sin alimentos ni medicinas, el Gobierno exprime su arsenal propagandístico para inventar un nuevo día en su santoral y apropiarse de lo que han comenzado a llamar "los sucesos del Malecón".
Sin embargo, nadie aparece en los parques todavía. Será necesaria una convocatoria oficial, en los centros de trabajo y escuelas, para lograr el público necesario. Es la vieja "espontaneidad" socialista, la misma que lleva al Sistema Informativo Nacional a proclamar que hay carpas repletas de libros y pulóveres con el rostro de Fidel Castro y Che Guevara, suculentos recuerdos para los turistas, en el parque 13 de Marzo, "sede oficial" de las celebraciones en La Habana.
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