El régimen monta un operativo alrededor de la casa de José Daniel Ferrer en Santiago de Cuba
Agentes de la policía política detienen a un anciano, roban comida a los activistas e impiden el servicio de mensajeros
Madrid/La Seguridad del Estado no cesa en su acoso a la Unión Patriótica de Cuba (Unpacu) y a su líder, José Daniel Ferrer. La sede de la organización, en el barrio de Altamira en Santiago de Cuba, amaneció este martes cercada por un operativo de agentes vestidos de civil.
“Están deteniendo colaboradores y robando dinero y productos alimenticios”, alertó Ferrer en sus redes sociales. “Quieren impedirnos que alimentemos a personas que el régimen está matando de hambre. Esperamos más acciones represivas”.
En un primer video publicado en su muro de Facebook, el opositor denuncia la detención por parte de la policía política de un “caso social que salió a comprar ají” y el intento de aprehensión del activista y ex preso político Fernando González Vaillant.
El Consejo para la Transición Democrática en Cuba (CTDC) confirmó en un comunicado que el detenido, que “fue montado en una patrulla policial”, es un vulnerable de 60 años de nombre Jorge Luis Colá Montané. No lograron llevarse a González Vaillant precisamente “por la rápida protesta e intervención del presidente del CTDC y coordinador general de la Unpacu, José Daniel Ferrer”.
“Quieren impedirnos que alimentemos a personas que el régimen está matando de hambre. Esperamos más acciones represivas”
En mitad de la transmisión, el opositor se dirige a gritos a los agentes: “Abajo Canel, abajo la tiranía, abajo los ladrones de la policía política”, que eran secundados por otras voces presentes en el lugar. De igual manera, señala a los oficiales por robarles los alimentos que emplean en el comedor social que tiene la sede de la Unpacu, el propio domicilio de Ferrer, su esposa, Nelva Ortega, y su hijo menor.
“Dile que se asome al esbirro ese, ladrón y miserable, robando comida que es para los ancianitos que están matando de hambre”, sigue voceando. También apunta a un grupo de agentes de civil, en la esquina de su casa: “Aquí el jefe de la policía política de la provincia escondiéndose de la cámara”.
En otro video, Ferrer muestra a un agente de tránsito, asegura el opositor que “mandado” por la Seguridad del Estado para “limpiar la piquera de motos de Altamira, para ahuyentar a los motoristas que brindan el más rápido servicio de transporte en esta área de la ciudad”.
El activista explica que es un servicio que alquila la Unpacu a menudo para ir a comprar productos a otros barrios cuando no los encuentran en el suyo.
La CTDC expone en su comunicado que el “ostentoso despliegue policial” estaba encabezado por “los principales jefes de la policía política”: “los teniente coroneles que se hacen llamar Lázaro y Bruno y el mayor Julio Fonseca”. “Rodeando la sede, estos intentan impedir el acceso tanto a la casa como a las inmediaciones del lugar. Las detenciones, la intimidación y las amenazas son parte del proceso”, prosigue la organización.
El texto defiende el trabajo de la Unpacu, con Ferrer y Ortega al frente, asumiendo “con determinación, sensibilidad y competencia una misión autoimpuesta que el Estado cubano, ahora en una fase terminal y fallida, no puede cumplir”. Cada día, recuerda la CTDC, la sede recibe a más de mil personas y asiste médicamente a una veintena.
“Rodeando la sede, estos intentan impedir el acceso tanto a la casa como a las inmediaciones del lugar”
Asimismo, responsabilizan a las autoridades “de cualquier daño a la integridad de los que reciben o de quienes voluntariamente apoyan esta inmensa labor de solidaridad”, y piden a la comunidad internacional “todo el apoyo posible al trabajo humanitario” de la organización.
La situación que viven Ferrer y los suyos no es nueva. De hecho, desde que fue excarcelado a inicios de enero como parte de la negociación entre la Administración estadounidense de Joe Biden y el régimen cubano con la intermediación del Vaticano, el opositor –condenado a 25 años de prisión en la Primavera Negra de 2003, liberado en 2011 tras una negociación con la Iglesia católica, y detenido de nuevo 11 de julio de 2021– no ha dejado de ser acosado por la Seguridad del Estado.
El pasado 7 de febrero, otro fuerte operativo policial rodeó su casa, después de que el líder de la Unpacu se negara a acudir a una citación ante un juez. El hostigamiento a todo aquel que se acerca a la sede de la Unpacu ha incluido detenciones, citaciones y amenazas, en la vía pública o en la unidad policial, e incluso robos o acoso sexual.