Cineasta acusa la religión yoruba en Cuba de “machista e ignorante”
Camagüey/Tras la clausura de la muestra audiovisual internacional Almacén de la Imagen, celebrada en Camagüey del 26 al 29 de este mes, el director Noel Rodríguez Portuondo se sentía satisfecho de que su documental Iyanifá hubiera tenido una buena acogida por parte del público. Con el tema de la mujer en la religión yoruba, el audiovisual recopila varias entrevistas e imágenes de ceremonias que se muestran por primera vez ante los ojos de muchos espectadores.
La obra se adentra en un tema polémico como ha sido la iniciación de mujeres en el Ifaismo o Regla de Ifá. Una realidad que el joven realizador muestra con acierto y detalles.
Rodríguez Portuondo, quien se define como empírico en cuanto a la realización de películas, conversó con 14ymedio en el café literario La Comarca, de la capital camagüeyana.
Pregunta. ¿Qué distingue a Iyanifá de sus obras anteriores?
Respuesta. Soy un realizador bastante raro, no me parezco a casi ninguno de mis colegas en cuanto a la temática y la estética que me gusta trabajar. Me identifico más con otra generación, incluso con otros países. No me interesa “la guerra del yogur”, un fenómeno literario que le pasa al creador de municipio o provincia que hace, por ejemplo, la gran película sobre “el picadillo de soya” pero en Pakistán nadie sabe de qué está hablando.
Entonces su conflicto pasa a ser algo absurdo y desconocido, se pierde la capacidad de ser universal.
Soy un realizador bastante raro, no me parezco a casi ninguno de mis colegas en cuanto a la temática y la estética que me gusta trabajar. Me identifico más con otra generación, incluso con otros países
Me interesan los sentimientos, las cosas que le importan a los seres humanos: todos odiamos, amamos, envidiamos, celamos. Mi obra la puedo difundir en Islandia y lo único que tengo que hacer es subtitularla.
P. ¿Cómo percibe la acogida que ha dado el público a sus obras?
R. La película Huellas es la que más alegría me ha dado, aunque cuando la terminé mi mayor preocupación era que tenía un lenguaje demasiado enrevesado e incomprensible. Sin embargo, me llevé una gran sorpresa. Aunque todavía no he dado el golpe que me alegre la vida y sigo buscando mi imagen.
También hay que lidiar con las productoras y con las instituciones audiovisuales estatales o privadas, hay que buscar dinero antes de lanzarse. De lo contrario pasa lo que me pasó con mi primer documental que tenía la gran idea, el gran trabajo investigativo pero tuvo serios errores de factura. Hay que aprender a jinetear, hay que aprender a buscar dinero, a vender una idea. Esta es una de las razones por las que estoy en esta muestra.
P. ¿Sigue siendo el Almacén de la Imagen una oportunidad para los jóvenes creadores?
R. Me parece que la Asociación Hermanos Saíz, que gestiona este evento, ha perdido todo su sentido, para convertirse en una institución totalmente política, y ha olvidado lo importante que es el artista. Se ha concentrado más en la tontería que es la pancarta, pero aún así sigue siendo una institución que apoya artísticamente cuando algo le interesa.
P. ¿Qué encuentran los espectadores en Iyanifá?
R. Es una investigación que se empezó ha hacer ya hace algún tiempo como tesis doctoral de Enrique Orozco Rubio, un investigador de Santiago de Cuba. El largometraje trata de la religión yoruba que practica mucha gente en Cuba, pero sobre la cual también hay mucha ignorancia, incluso en los mismos practicantes. Esta religión tiene aquí un problema grave: el problema de la mujer en la religión.
El largometraje trata de la religión yoruba que practica mucha gente en Cuba, pero sobre la cual también hay mucha ignorancia
En 1985, el religioso Víctor Manuel Betancourt Estrada viajó a Estados Unidos y a su regreso a la Isla investigó y descubrió que en África existe la práctica de las Iyanifá, mujeres que trabajan Ifá, un grado importante dentro de la religión yoruba que durante 400 años fuera territorio solo para hombres. Él empieza a iniciar mujeres en Ifá en Cuba y esto provocó una guerra, en la que no hubo violencia, no hubo tiros. El documental habla sobre este tema.
P. ¿Toma partido usted en el documental?
R. En el documental acuso a esta religión afrocubana de machista y de ignorante.
P. ¿Por qué cree que en la Isla se segregó a la mujer de esas prácticas?
R. Se cree que ocurrió como producto de un proceso social. Esta religión, en Cuba, está marcada por la migración, llegó a nosotros en las bodegas de los barcos negreros, y quienes vinieron en los barcos fueron los negros jóvenes, no los expertos de esta religión, que sabían que existían sacerdotisas de Ifá pero que no sabían cómo hacerlo.
P. ¿Qué espera lograr con el documental?
R. Estoy feliz con la reacción tanto del público como del jurado en este evento. Lo que me motivó a hacer esta obra fue mi inclinación por ese maravilloso mundo y mi condición de hombre de Cuba. Sentí que debía hacer algo por esta religión, porque es un desastre, es un mundo complicado, perdido, sucio, problemático y al mismo tiempo bello.
Mi interés fundamental es crear una conciencia hacia esta práctica religiosa, o sea, que los que la practican la empiecen a practicar bien y los que no la practican le quiten ese mito de "eso es cosa de negros delincuentes".