Los Reyes Magos también son sexistas

Las exigencias de los niños han crecido junto con los precios de los juguetes. (14ymedio)
Las exigencias de los niños han crecido junto con los precios de los juguetes. (14ymedio)
Luz Escobar

06 de enero 2017 - 13:02

La Habana/Medio centenar de personas se agolpan a las afueras de la tienda. Algunos estantes muestran muñecas, juegos de tazas y osos de peluche: una explosión de color rosado y lila. En otros se asoman los carros de plástico, las espadas y los equipos de bomberos con tonos más oscuros y azulados. Ninguna otra ocasión como el Día de Reyes para evidenciar el sexismo que promueven muchos juguetes para niños.

En la fila para acceder al departamento infantil de la Plaza de Carlos III, en La Habana, está Yuraima de 42 años. Espera comprar un regalo para entregar a su sobrina este viernes. “Busco algo bonito y barato, pero también diferente, porque es una niña muy inteligente”, comenta a 14ymedio. La mujer no quiere repetir los estereotipos que le impidieron disfrutar de algunos juegos cuando era pequeña.

La madre de Yuraima nunca aceptó comprarle un set de montaje con piezas plásticas que pidió con insistencia cuando tenía nueve años. “Eso es cosa de machos”, le respondía. Al crecer y definir una profesión, le siguió gustando “armar y desarmar cosas”. Ahora se dedica a “arreglar equipos electrodomésticos” en un taller privado en Centro Habana.

Ellas son presentadas como princesas, frágiles y concentradas en verse hermosas; ellos parecen dispuestos a la batalla para matar a un monstruo de múltiples cabezas

A pesar de que el Gobierno mantiene la cautela hacia la tradición de origen religioso del 6 de enero, el mercado ha terminado por imponerse. Una furia de compras se ha apoderado de las tiendas infantiles en los días previos al arribo de Gaspar, Melchor y Baltasar, y el mercado informal se ha apertrechado de suministros para la ocasión.

La mayoría de los juguetes a la venta publicitan una imagen con géneros bien definidos y promueven el aprendizaje de conductas o actitudes reproducidas. La cara de una niña sonriente decora una caja que contiene cacerolas de plástico y unas tazas diminutas en las céntricas Galerías Paseo. A pocos metros, un musculoso héroe armado con una pistola se destaca en el paquete que contiene un casco y un escudo.

Mientras que ellas son presentadas como princesas, frágiles y concentradas en verse hermosas; ellos parecen dispuestos a la batalla para matar a un monstruo de múltiples cabezas o salvar a una frágil mujer de las llamas de un incendio. Entre los pocos juguetes unisex están los juegos de mesa, las pelotas y las piezas de Lego.

En el mundo de los videojuegos también se ensanchan las distancias entre ambos géneros. Los divertimentos digitales donde las niñas visten a sus cuquitas con las más variadas indumentarias han aumentado en las redes alternativas de distribución de audiovisuales. En cambio, las sagas de héroes, hechiceros y monstruos son las que más abundan entre los niños.

Alicia González Hernández, de la Cátedra de Sexología y Educación Sexual de la Universidad Pedagógica, ha alertado en sus estudios sobre ese “mundo azul, masculino (…) de la competencia y de los logros, abierto hacia fuera, hacia la vida pública y la realización social”, en contraposición con “un mundo rosado, femenino (…) de la ternura y de la ayuda, volcado hacia la intimidad, hacia la vida privada y la realización de la familia”.

Las mujeres ocupan el 66,3% de los puestos profesionales y técnicos, pero en sus casas siguen realizando la mayor parte de las tareas domésticas

En 2015, el 60,3% de los graduados de la enseñanza superior en Cuba fueron mujeres, y estas ocuparon el 66,3% de los puestos profesionales y técnicos, según datos del Panorama Económico Social. Sin embargo, en sus casas las féminas siguen realizando la mayor parte de las tareas domésticas. Son las encargadas de preparar los alimentos, fregar, lavar, planchar y cuidar de los niños.

De ahí que los juegos de imitación de actividades hogareñas, con cocinas, pequeñas lavadoras y diminutos útiles de limpieza son comprados para niñas. “Eso es lo que ven hacer a sus madres y lo que creen que deben hacer para convertirse en mujeres de verdad”, reflexiona Yuraima. En su opinión, “los abuelos influyen mucho en esos estereotipos, porque regalan muñecas a las niñas y carritos a los varones”, se queja.

En los círculos infantiles y aulas de preescolar los niños encuentran también un universo dividido. En la esquina de un aula en San Miguel del Padrón la maestra Daysi, de 28 años, ha preparado varios decorados que recuerdan una peluquería y la cocina de una casa. “Hay varones que atienden también a las muñecas, pero no es lo común”, aunque asegura que cada vez “más niñas construyen estructuras con piezas de madera”.

Las pequeñas que se divierten con canicas o trompos son llamadas “marimachas” mientras que los varones que juegan a las casitas pueden recibir insultos peores. La estricta definición de roles empieza desde que son bebitos y los padres eligen la canastilla de color rosa para ellas y azul para ellos. El resto de sus vidas deben aceptar o rechazar los moldes de género que la sociedad les impone.

La mayoría de las mujeres encuestadas prefieren “un hombre fuerte, que se faja, practica deportes, bebe alcohol, es dominante, tiene dinero y, por supuesto, nunca llora”

Julio César González Pagés, coordinador de la Red Iberoamericana de Masculinidades y autor del libro Macho varón masculino, lideró un estudio en 18 ciudades de la Isla con entrevistas a más de 20.000 personas. La mayoría de las mujeres encuestadas prefieren “un hombre fuerte, que se faja, practica deportes, bebe alcohol, es dominante, tiene dinero y, por supuesto, nunca llora”.

Unos comportamientos que son promovidos desde el hogar, reafirmado en las escuelas y aupados en las relaciones sociales o de pareja. Tales actitudes se acrecientan con el perfil que rodea a muchos productos a la venta. Las tiendas estatales no promocionan una imagen equilibrada y sin estereotipos de las mujeres. La crítica de estos rígidos esquemas apenas se ha colado en el debate público.

Los padres más jóvenes, más al tanto de los temas que se debaten a nivel mundial, tratan de borrar los estereotipos en los divertimentos de sus hijos. “Su padre le trajo una pistola de agua, muy simpática”, cuenta Lady, madre de un niña de tres años y casada con un español residente en la isla. La mujer recuerda que los abuelos “se molestaron mucho”, pero al final “todos han terminado por acostumbrarse”.

Este año Lady ha comprado para su hija un juego de científica, con un pequeño microscopio de plástico y algunos envases para recoger muestras. “Nada de barbies ni de princesas, mejor que juegue con algo que se parezca a la realidad”.

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