Un río de aguas albañales rodea a un policlínico en La Habana

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El lugar destinado a preservar la salud es, paradójicamente, un foco de potenciales infecciones para los vecinos

pePendiente abajo, un río oscuro y con partes verdosas que arrastra los residuos de la dependencia de Salud Pública
Pendiente abajo, un río oscuro y con partes verdosas que arrastra los residuos de la dependencia de Salud Pública / 14ymedio
Natalia López Moya

18 de junio 2024 - 18:36

La Habana/Donde higiene hubo, aguas albañales quedan. Quienes pasan frente al Policlínico Universitario Héroes del Moncada de 23, entre A y B, en El Vedado habanero, llevan días repitiendo el mismo ritual: bajar la acera, arriesgarse entre el tráfico que pasa por la avenida y evadir un vertido por el que fluyen los desperdicios de los baños del centro sanitario. El lugar destinado a preservar la salud es, paradójicamente, un foco de potenciales infecciones para los vecinos.

"Al principio la peste no nos dejaba vivir, pero ahora ya ni la siento", reconoce una vecina de A, por donde drena, pendiente abajo, un río oscuro y con partes verdosas que arrastra los residuos de la dependencia de Salud Pública. "Los niños ya no pueden jugar en la acera y en muchas casas la gente ha tenido que poner frazadas húmedas con cloro en la puerta para limpiarse los zapatos antes de entrar". La hierba de los parterres más cercanos ha crecido "alimentada" con las aguas negras y un latón de basura parece a punto de flotar en el lago oscuro que se ha formado a su alrededor. 

La asquerosa corriente no sabe de límites ni cerrojos. Pasa por debajo de la verja señorial que rodea al policlínico, se extiende por la más importante avenida del centro moderno habanero y se pega a las ruedas de los carritos de compra de quienes van a hacer la cola en la cercana bodega del mercado racionado. Todo el que pasa cerca se lleva algo de su esencia, sea parte del hedor, algún fragmento de desperdicio que arrastra la corriente o el gesto de asco asomado al rostro.

"Al principio la peste no nos dejaba vivir, pero ahora ya ni la siento"
"Al principio la peste no nos dejaba vivir, pero ahora ya ni la siento" / 14ymedio

"Por las mañanas, la gente que viene a sacarse sangre para hacerse algún análisis en el laboratorio hace la cola justo aquí", señala otra residente en las cercanías. "Hay mujeres embarazadas, niños, personas con enfermedades crónicas y viejitos que apenas pueden levantar los pies para caminar y se llevan todo eso pegado en los zapatos. El que se caiga en esas aguas sale con una infección, seguro".

Los empleados del inmueble también corren riesgo. En las mañanas sortean los charcos apestosos para poder entrar a sus puestos de trabajo y en las tardes vuelven a coger impulso y a saltar para no llevarse los detritus a casa. 

En la fachada de color verde intenso del edificio, un cartel advierte de que se trata de un policlínico universitario, un local de referencia para formar nuevos galenos en la atención directa a los pacientes. Además de prepararlos para el diagnóstico clínico, el lugar está diseñado para entrenarlos en ejercer la profesión en medio del caos higiénico y epidemiológico.

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