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Los rostros de las 45 víctimas de la explosión de gas en el hotel Saratoga

Luillys tenía 34 años y era su primer día de trabajo en esta instalación

María Consuelo, una vecina de 77 años murió; su perro Sultán sobrevivió

Juan Carlos, recepcionista y masón de la logia Hijos de la Viuda

Las víctimas mortales del hotel Saratoga son más que un número. Sin embargo, poco se sabe de sus historias personales. (Collage)
14ymedio

12 de mayo 2022 - 21:25

La Habana/Los servicios de rescate hallaron este jueves el cuerpo de la última persona que figuraba como desaparecida desde la explosión, el pasado viernes, del hotel Saratoga, con lo que los fallecidos suman 45.

Las víctimas mortales son más que un número. Sin embargo, poco se sabe de sus historias personales.

Con el apoyo de las redes sociales y algunas llamadas a familiares y amigos de las víctimas, 14ymedio ha recopilado datos y fotos para poner rostros a las cifras. Empezando por las estadísticas, se ha podido determinar que al menos 23 eran trabajadores del hotel, mientras los demás estaban de paso en las instalaciones, residían en los edificios vecinos o eran peatones que tuvieron la mala suerte de pasar delante del hotel en el preciso momento de la terrible explosión atribuida a una mala manipulación en el trasiego de gas licuado desde un camión hacia la cisterna del Saratoga.

Cinco de los empleados trabajaban en las cocinas, tres en los servicios técnicos, tres en el área de gastronomía, otros tres en la económica. Dos estaban en la recepción, otros dos en seguridad y dos más en el consejo de dirección. Los tres últimos estaban ligados a las áreas de alojamiento, comercialización y aseguramiento.

El día que se produjo el accidente se estaban realizando entrevistas para contratar nuevo personal, de cara a la reapertura del hotel este martes 10 de mayo, de ahí la presencia de varios empleados de Recursos Humanos y candidatos a los puestos.

Pero, ¿quiénes eran realmente las víctimas?¿Qué les gustaba hacer y quiénes los extrañarán más?

Una de las fallecidas de las que más datos hay disponibles es la única que no es cubana, la española Cristina López-Cerón Ugarte, de 29 años, cuyas cenizas llegan este jueves a su país. La joven, originaria de Viveiro (Lugo), vivía en As Pontes (A Coruña), donde era empleada de banca, con su novio César Román Santalla, con el que había viajado a Cuba y que actualmente se encuentra entre los hospitalizados. La explosión, según contó la madre a la prensa gallega, les sorprendió probablemente en su primer paseo por la Isla, donde tenían previsto pasar una semana de descanso tras la hospitalización de un familiar y previo ingreso de otro.

Entre los casos particularmente dolorosos están el fallecimiento de Erick Girón Molina, de 35 años, y su pareja Vianka Yaniel Matos, habanera de 40. Él trabajaba en la fábrica de níquel Comandante Ernesto Che Guevara como operador de máquina en la planta de Calcinación y Sinter y aunque no hay muchos datos, es previsible que se encontrasen en los alrededores de forma fortuita, ya que su hija, María Alejandra, de 11 años, es una de los menores hospitalizados. Ambos fueron enterrados en Moa.

Otra familia implicada en el siniestro son José Carlos Chapman Serrano, holguinero de 36 años y soldador, que estaba con su hijo, Jonef José Chapman Izquierdo, de 10 años, también fallecido en la explosión.

Ha trascendido bastante información, asimismo, de uno de los recepcionistas del Saratoga, Juan Carlos Haza Martínez, habanero de 50 años. Miembro numerario de la logia masónica Hijos de la Viuda, que ha lamentado profundamente la pérdida, Haza era graduado de las Tropas Especiales y ocupó cargos tanto en el pelotón de exploración de la brigada como en la sección de inteligencia. Después de eso, ocupó distintos cargos en instalaciones de turismo en la capital, entre ellas el hotel Parque Central y el Panorama, antes de entrar en el Saratoga.

Dos de las víctimas mortales, como era de esperar, eran los conductores de la pipa de gas involucrada en la explosión, Orlando Vargas Bring y Julián Pupo Castellano

Dos de las víctimas mortales, como era de esperar, eran los conductores de la pipa de gas involucrada en la explosión. Orlando Vargas Bring, conocido entre sus familiares como Landy, tenía 58 años y vivía en el municipio habanero de La Lisa. El otro es Julián Pupo Castellano, que a sus 34 años deja tres hijos, según lamentaron su pareja, Yanet Sánchez, y su cuñado y gran amigo Jesús Manuel Sánchez. "Nunca te vamos a olvidar, te juro que tu nombre nunca será olvidado", escribió este último en sus redes sociales.

Otro empleado del hotel fue Ramón Toribio Señor Vergara, conocido como Mochi, de 65 años y también habanero. "Fue una de las primeras víctimas fatales del accidente ocurrido en el hotel Saratoga. Hombre, padre y amigos de todos", lamentó Nelson Valdés, a través de Facebook. "Una gran persona, muy alegre y cordial. Encantador", señalaba Linnet Astencio, quien afirmó que fueron compañeros de trabajo en el mismo establecimiento.

Juan Fraginals Martín, de 30 años de edad, laboraba como cocinero. Era habanero y pronto contraería matrimonio y estaba reparando la casa que habitaría junto a su esposa, según sus amistades. Antes de encontrar su cuerpo, la iglesia Príncipe de Paz había pedido a su congregación orar por encontrarlo bien.

También trabajaba en las cocinas del Saratoga Rafael Viga Torres, de 50 años, que había estudiado en la Escuela de Hotelería y Turismo del hotel Sevilla, en La Habana Vieja. Sus amigos decían, medio en serio, medio en broma, que era el mejor cocinero de Cuba. Tenía al menos un hijo mayor de edad, también Rafael, que ha recibido centenares de mensajes de condolencias en medio de un silencio solo roto por su nueva foto de perfil en Facebook, una imagen abrazado a su padre.

Noy Guzmán Suárez es el tercer trabajador de la cocina que falleció en el siniestro. Originario de Cerro, en La Habana, y de 44 años, estudió en Ignacio Agramonte. Muy aficionado al fútbol y al equipo F.C. Barcelona, sus compañeros se refieren a él como "la alegría de la cocina".

El cuarto cocinero es la última víctima mortal rescatada, e identificada este jueves, Yosmany Hernández Temo.

Hace justo un año, se veía a Felicia Simón Maure en una foto en sus redes sociales con un hermoso vestido amarillo, sonriendo junto a una frase: "Soy una mujer feliz de la vida". De 57 años de edad y originaria de La Habana, laboraba en el área de recursos humanos del hotel.

Los vecinos del número 609, colindante con el alojamiento, tuvieron mala suerte. Juan Carlos Díaz Álvarez, de 55 años, era delegado de la circunscripción del Poder Popular y su vivienda se vino abajo con la explosión. Su perra Chuza fue sacada de debajo de los escombros, aún viva, días después del desplome. En el derrumbe de 15 de los 27 apartamentos que tenía el edificio, también murió María Consuelo Alard Valdés, de 77 años, que vivía junto a su perro Sultán, que fue hallado vivo. Aunque su nieta no se movió del parque frente al hotel esperando que la encontrasen con vida, no pudo ser.

Ernesto Cárdenas Gómez, 33 años, natural de La Habana, se encontraba en el Saratoga de manera ocasional, inspeccionando un proyecto de carpintería que se estaba haciendo en el lobby. Trabajaba solo a tiempo parcial como parte de la cooperativa Ensamble, del Fondo de Bienes Culturales, y usaba un overol. Había estudiado en el curso 2017-2018 en el Colegio Universitario San Gerónimo de La Habana, que abrió un libro de condolencias en su nombre.

También pertenecía a Ensamble Daniel Cruz Cárdenas, 25 años, natural de La Habana, quien en el momento de la explosión se encontraba realizando labores en la planta baja del hotel.

"Que en la sonrisa de nuestra hija encontremos el consuelo y la fuerza para pasar esta terrible prueba que nos puso la vida"

Aunque las oficinas de contabilidad estaban en el primer piso del hotel, el día de la explosión Claudia Castellanos Antuch, que trabajaba en ese departamento, se encontraba en el sótano junto a otras dos compañeras. De 30 años, la joven había crecido en la barriada habanera de La Víbora y tenía una niña de cuatro. El padre de la menor, residente fuera de la Isla, escribió unas emotivas palabras al identificarse el cuerpo de Castellanos: "Que en la sonrisa de nuestra hija encontremos el consuelo y la fuerza para pasar esta terrible prueba que nos puso la vida".

Luciana Sierra Garro, de 54 años, era de La Habana y trabajaba en el departamento de Recursos Humanos del hotel. Con anterioridad había tenido empleo como administradora de la librería José Lezama Lima y luego como inspectora comercial. También había trabajado en la escuela Bartolomé Masó, el Centro Provincial del Libro y en las oficinas de Vivienda Provincial.

Trabajaba a tres cuadras del lugar Yenisleidy Morales Armenteros, de 34 años, también de La Habana. Su familia empezó a indagar sobre su paradero tras la explosión, al perder contacto telefónico con ella. Al parecer la mujer es una de las transeúntes que resultó alcanzada por los fragmentos de la fachada que volaron en varias direcciones.

A María Isabel Bullain Montes de Oca, sus amigos le decían "Mari" y tenía 29 años. Graduada en 2017 en la Facultad de Turismo de La Habana, trabajaba en el establecimiento. Era hija única y dos días antes de la explosión se le veía posando en una foto con unos hermosos aretes azules hechos por el proyecto Omi., un emprendimiento de costura, tejido y accesorios femeninos.

Misael Sánchez Mantilla, 48 años, natural de La Habana, almacenero del hotel Saratoga. Le apasionaba la historia de Cuba y pertenecía al grupo Guerra de Cuba en Facebook que aborda temas históricos. Su hijo es estudiante de Medicina y dio las gracias a todos los que habían expresado su solidaridad e interés tras el accidente desde la zona del operativo de rescate, donde estuvo en todo momento.

El cuerpo de Yassel Díaz Vázquez, de 38 años, empleado del hotel apareció bajo los escombros tres días después de la explosión. Su hermana, Thalía López, tras conocer la confirmación de su muerte, escribió en Facebook: "Qué injusticia tanta negligencia". Varios de sus amigos compartieron un mensaje en el que exigían "todo tipo de explicaciones, indemnizaciones, justicia. Lo que hagan con un hotel más, poco le importa al alma de la ciudad".

A Odalys Barrera González, habanera de 57 años, la han despedido en redes sociales numerosos compañeros que trabajaron con ella en la compañía estatal de alquiler de autos Transgaviota y la han recordado como una gran madre e hija. "Era una persona muy alegre y siempre atenta con todos", lamentaba uno de sus amigos. Actualmente era empleada del Saratoga.

Mélanie Laura Mosqueda Chacón, de 17 años y también de La Habana, iba con su mejor amiga, Lorena Mas Llorente, actualmente hospitalizada, cuando ocurrió la explosión. Cursaba estudios en la Escuela de Hotelería y Turismo Girón en el municipio Playa.

Luisa Guilbeau Arrastia, 39 años, de La Habana, tenía una niña de 10 años y trabajaba en el Parque Histórico Militar Morro Cabaña, desde donde se la ha despedido con gran afecto. "Se distinguía por su carácter alegre y jovial. Sus compañeros de trabajo, sumidos en profunda tristeza, desean hacer llegar a sus familiares y amigos las más sentidas condolencias". Su ex suegra se ha unido públicamente a ese dolor y ha pedido que, desde donde esté, guíe los pasos de su nieta.

Leaney Sencio Hecheverría, trabajadora del hotel, tenía 47 años. Sus amigos la llamaban Lea o Muchy y los que vivían fuera de la Isla hicieron todos los esfuerzos por difundir su imagen en los largos días que estuvo desaparecida.

María del Pilar Monzón González, 56 años, de La Habana, trabajaba desde hacía poco en el Saratoga. Antes había sido especialista encargada del proceso de Gestión de la Calidad en la Empresa Viajero de Centro Habana. Sus compañeros, que la llamaban Mary Pili, han enviado más de 3.000 mensajes de apoyo a sus hijos y nietos.

Apenas tenía 15 años Natyelis de la Caridad Brito Ibarzabal, que estudiaba en el municipio de Cerro, La Habana

Apenas tenía 15 años Natyelis de la Caridad Brito Ibarzabal, que estudiaba en el municipio de Cerro, La Habana. Su madre, Carmen, trabaja en el Ministerio de Comercio interior y su hermano publicó varias fotos abrazado a Natyelis, unas imágenes que provocaron más de un centenar de comentarios, de amigos, vecinos y familiares atónitos por su temprana partida.

Manuel Eugenio Linares Sosa, de 38 años, era conocido como Manolito en la cuadra en que se crió, aunque los amigos lo llamaban Manu. Vivía en el reparto Bahía, en la zona este de La Habana, y era informático de formación.

Adriana Josué Díaz, de 52 años, trabajaba en el Saratoga como empleada de Seguridad después de haber pasado por el hotel Ambos Mundos. Tenía una hija, Yanelis Yon Josué.

Milton Lorenzo Ventura Narbona, trabajador del hotel, 67 años, natural de La Habana. Estudió en el preuniversitario de Marianao Manolito Aguiar y en las instalaciones de Ciudad Libertad donde sus colegas lo recuerdan como un excelente estudiante, una condición que lo llevó también a estudiar en la Unión Soviética. Fue jefe de Mantenimiento del Hotel Kohly. Estuvo entre los primeros cuerpos identificados tras la explosión.

Alexis Lufriu Herrera trabajaba en Seguridad en el hotel y estaba allí como empleado de la empresa cubana de Servicios Especializados de Protección S.A. (SEPSA). Sus amigos del preuniversitario y colegas de trabajo lo llamaban "El Lufri". Su especialidad era el monitoreo a través de cámaras de circuito cerrado y, antes del Saratoga, había trabajado en otros hoteles como el Atlántico en las playas del este de La Habana y en Villa Los Pinos. Nació el 19 de noviembre hace 49 años.

Muy mala fortuna tuvo Luillys Oquendo Díaz, que estrenaba empleo justo el día de la explosión. "Él estaba feliz, pues comenzaba a trabajar de cocinero ese día, ¡y nada más que en el hotel Saratoga! Todos en la familia desesperados esperan noticias, pues a su corta edad, 34 años, Luillys tiene dos hijos que desean abrazarlo con intensidad", contó uno de sus conocidos cuando aún lo estaban buscando con vida.

Maylin Quesada Velazco no había cumplido aún los 31 años. El pasado 1 de mayo desfiló en la Plaza de la Revolución con sus colegas del hotel portando una bandera del Saratoga, donde trabajaba como económica. Su hermano Jorge, que reside en Santos Suárez, se hará cargo de su sobrina Ainoa, la hija que deja Maylin y a la que quiere adoptar. La joven ha sido enterrada en el cementerio de Colón, junto a su padre Jorge Emilio.

Ha sido imposible indagar en las vidas de cuatro habaneros: José Salvador Mesa Sánchez y Juan Antonio Alfonso Delgado, ambos de 77 años; Dayanaisi Valdés Figueroa, de 28, y Chanel Stephanie Hernández Díaz, de tan solo 15.

"Él estaba feliz, pues comenzaba a trabajar de cocinero ese día, ¡y nada más que en el hotel Saratoga!"

Sin embargo, sabemos que a Aivis Chang Cruz, de 44 años y residente en Centro Habana, le decían "La China" y trabajaba en el otrora lujoso restaurante Anacaona. También, que dejó huérfana a una niña pequeña.

El habanero Alexis Armando Velázquez Martiatu, de 53 años, trabajaba en la Agencia General de Seguridad y Protección.

Susel Torres García fue identificada este miércoles: tenía 50 años y era camarera del hotel. Otra camarera, Shady Cobas Mesa, fue la última víctima encontrada, este mismo jueves.

Por último, Julio Jesús Trujillo Navarro, de 19 años, estaba empleado en las obras del hotel, que estaban a punto de finalizar antes de este martes, para la reinauguración que nunca pudo ser.

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