La Salud Pública cubana aprovecha el aniversario de Chernóbil para limpiar su imagen

Salud Pública

Cuba acogió a 26.114 pacientes, en mayoría niños, poco antes de la disolución de la URSS y del Período Especial en la Isla

Televisión Cubana señala a Fidel Castro como el verdadero héroe que rescató a los niños ucranianos.
Televisión Cubana señala a Fidel Castro como el verdadero héroe que rescató a los niños ucranianos. / Granma
14ymedio

27 de abril 2025 - 07:00

La Habana/En plena campaña de apología tras dos escándalos –la muerte del niño Damir Ortiz y las acusaciones de trabajo esclavo contra sus misiones internacionales–, la Salud Pública cubana ha aprovechado el 39 aniversario de la tragedia nuclear de Chernóbil para volver a darse betún y brillo. Julio Medina, el médico encargado del equipo que atendió a los niños ucranianos tras el desastre en 1986, compareció en Televisión Cubana para elogiar a quien, según él, fue el verdadero “héroe” del momento: Fidel Castro. 

Medina, director del programa de atención humanitaria a los 26.114 pacientes –entre ellos 15.801 niños–, que fueron acogidos en la Isla, según cifras oficiales, recordó que habían llegado por petición expresa del Partido Comunista de la Unión Soviética. Castro accedió, mandó inspectores a Ucrania y los cubanos descubrieron el calibre del desastre, que afectó también a regiones de Bielorrusia y Rusia. 

Trajeron consigo a 139 niños el 29 de marzo de 1990, cuando ya la Unión Soviética estaba a punto de desaparecer. Para ese momento –tras cuatro años de exposición a las radiaciones– estaban ya “muy enfermos, con leucemia, cáncer y patologías malignas en su mayoría”. 

Los ingresaron en hospitales habaneros como el William Soler, el Juan Manuel Márquez y el Instituto de Hematología

Los ingresaron en hospitales habaneros como el William Soler, el Juan Manuel Márquez y el Instituto de Hematología. Apenas iniciado el tratamiento, llegaron los titulares de Moscú. El Kremlin daba su viraje político más importante desde 1917 y la Isla se sumergió en el Período Especial, con plena conciencia de que los pacientes empeoraban mes a mes. 

Ya para ese momento en Cuba había miles de niños ucranianos, rusos y bielorrusos, y Medina, que se había especializado en medicina familiar, organizó un equipo que “no tenía experiencia” lidiando con situaciones de esa magnitud. Muchos de ellos tenían solo 20 años. El médico no dice quién formó a los científicos cubanos para enfrentar el proceso, aunque menciona no sin rencor a los países que rechazaron la petición de Moscú. 

La llamada Ciudad de Pioneros José Martí –en la playa de Tarará, a 30 kilómetros de La Habana– fue habilitada para recibir a 10.000 personas, aunque en realidad esa cantidad se duplicó. “Hubo dificultades con la comida, los alimentos, los productos de aseo. Todos los cubanos que vivimos durante el Período Especial conocemos perfectamente esos problemas”, dijo Medina en un segundo segmento de entrevista. 

Para Medina, lo que hizo Cuba por los “niños de Chernóbil” sigue teniendo vigencia hoy, y aunque no menciona expresamente el desprestigio actual de las misiones médicas cubanas, sugiere en múltiples ocasiones que sus integrantes trabajan “desinteresadamente”. “No estábamos regalando nada”, afirma, tras asegurar que durante el Período Especial su equipo pasó momentos duros. 

La vida en Tarará, a la que Medina dedicó varias anécdotas, no estuvo exenta de choque cultural. “Fue una situación de estrés postraumático”, admitió. “Eso fue una causa para que aparecieran enfermedades en muchos de ellos, por tanto, se hizo un programa de rehabilitación psicológica”. Muchos de ellos, además, eran huérfanos. 

Unos pocos minutos de entrevista se reservaron para Volodímir Ludenko, un ex paciente de la Unión Soviética

Castro fue protagonista en esa “rehabilitación”, celebra Medina. “Se ocupó personalmente de toda la organización del programa”. Pronto delegó su “atención personal” en un equipo de trabajo, reconoce, pero “la figura” siguió presente entre los médicos. “No se hizo ese programa para hacernos populares”, recalcó, de ahí una orden de Castro de que no se publicara información sobre los eventos que desarrollaban los niños en Cuba. 

A medida que avanzaba la entrevista, la apología de Medina a la Salud cubana tomó más tintes políticos. “¿Qué no ha hecho Cuba por la humanidad? ¿Qué no ha hecho por el mundo y por los niños? Los niños han sido la esencia de la Revolución, los niños con problemas”, dijo. “Atendimos niños de Chernóbil y de muchas partes del mundo”. 

Un material adicional, transmitido tras la entrevista, subrayaba que “antes de la Revolución, Tarará era un club de yates con más de 500 villas en la playa”. Televisión Cubana insistió en que Medina argumentara cuál era el valor actual de lo ocurrido en esos años. “Miles de personas cambiaron su vida aquí”, dijo. 

Unos pocos minutos de entrevista se reservaron para Volodímir Ludenko, un ex paciente de la Unión Soviética. Su testimonio es revelador sobre el clima de desinformación e incertidumbre tras el accidente. Él era entonces un adolescente de 16 años y su padre fue uno de los voluntarios que trabajó en el saneamiento de Chernóbil. “Nadie entendió qué pasó”, dijo, citando a su padre. 

Televisión Cubana no dijo si Ludenko era ucraniano o ruso, pero una anécdota sugiere que es lo primero. Durante una visita en el año 2000 del entonces presidente ucraniano Leonid Kuchma, cuenta, Castro decidió ir también a Tarará en el último momento. “Todos empezaron a gritar ¡Fidel, Fidel!”, asegura. “Como eran ucranianos debían haber apoyado al presidente, pero todos los niños comenzaron a gritar Fidel”. Medina aplaudió la anécdota como la confirmación de su argumento. 

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