Los cubanos en la Luna
Incluso hoy se ignora que, en medio de aquel enjambre de miles de científicos que se unieron para la proeza, estaba Miguel Hernández, un cubano que huyó muy joven de la naciente revolución
Chicago/ Julio Verne imaginó en 1865 que el hombre viajaba hasta el cuerpo cósmico más cercano a la Tierra, su compañera de miles de millones de años, la Luna, cuyo suelo hollaron por fin, más de un siglo después, los astronautas norteamericanos Neil Armstrong y Edwin Buzz Aldrin, el 21 de julio de 1969, seis horas después de haber alunizado el día anterior.
530 millones de personas en todo el mundo presenciaron en vivo por la televisión aquella hazaña en el Mar de la Tranquilidad del satélite. El Gobierno cubano, para no reconocer un logro tan importante de Estados Unidos, nos prohibió ese logro de la ciencia, la tecnología y la inteligencia humana más allá de cualquier ideología.
Ciertamente, era el período estresante de la Guerra Fría y la Unión Soviética y los Estados Unidos se hallaban enfrascados en la carrera por el espacio desde mediados de los cincuenta. Los soviéticos se anotaron los primeros éxitos cuando lanzaron a la órbita terrestre el Sputnik 1 en 1957 y luego, en 1961, al primer cosmonauta, Yuri Gagarin.
John F. Kennedy asumió el compromiso entonces, en 1962, de que su país enviaría hombres a la Luna antes del fin de la década. Siete años después, ocurrió aquello que Armstrong describió como "un pequeño paso para un hombre, un gran salto para la humanidad". Poco después, pese a toda la tensión, ya las dos superpotencias estaban colaborando en materia espacial.
Sin embargo, el gobierno cubano siempre intentó disminuir el alcance de aquel logro, como todo lo realizado por Estados Unidos. Recientemente, con motivo de los 50 años del alunizaje, el realizador televisivo Pedraza Ginori, publicó sus recuerdos de aquellos días y contó cómo solo tres meses después del acontecimiento fue que el Partido Comunista permitió hablar de aquello.
Con motivo de los 50 años del alunizaje, el realizador televisivo Pedraza Ginori, publicó sus recuerdos de aquellos días y contó cómo solo tres meses después del acontecimiento fue que el Partido Comunista permitió hablar de aquello
El texto, titulado "De cuando el régimen cubano tapó la luna con un dedo", nos hace saber que únicamente un pequeño grupo "confiable" y privilegiado tuvo acceso al local donde, por invitación del entonces ICR, presidido por el comandante Jorge Serguera, pudo asistir a la transmisión en vivo del histórico evento por la televisión norteamericana.
Cuando uno le pregunta a la gente, casi todos tienen recuerdos borrosos de aquel momento, pues no solo no se transmitió en vivo el alunizaje, sino que se dio muy poca información posteriormente y se vertió sobre el hecho una poderosa campaña de descrédito, acusando a Estados Unidos de haber utilizado la vida de seres humanos —y ciertamente algunos cosmonautas murieron en la primera fase de la misión— solo para anotarse un triunfo.
Con los años, al gobierno cubano no le ha quedado más remedio que aceptar a regañadientes la dimensión de aquella hazaña, pero no hace mucho que algunos medios oficiales, como la revista Bohemia, se sumó a la teoría de conspiración que asegura que el hombre jamás llegó a la Luna, sino que se trató solamente de un montaje audiovisual realizado en un set de cine.
Que los propios soviéticos jamás hayan puesto en duda la realidad del alunizaje, no les importa a los "conspiranoicos". En días recientes, el portal Cubadebate ha reconocido, midiendo bien la palabras, que aquella fue "una de las expediciones más osadas de la historia de la humanidad".
En días recientes, el portal 'Cubadebate' ha reconocido, midiendo bien la palabras, que aquella fue "una de las expediciones más osadas de la historia de la humanidad"
No obstante, cuando leemos los comentarios de los foristas, vemos hasta dónde ha calado el mezquino discurso negador de la propaganda "antiimperialista". Por ejemplo, alguien que firma como Ricardo de San Miguel comentó: "Verdad que tienen cara los americanos (…). El viaje a la Luna es primo hermano de las Torres Gemelas, del ataque a Pearl Harbor y del Maine", y, como el Che Guevara, aconsejó a los demás que "no les crean ni un tantico así".
No hay dudas de que, medio siglo después, no tenemos bien claro todo el significado de aquel suceso. Para algunos, su mayor logro no resultó haber sido el viaje más impresionante de la historia, sino haber reunido a una audiencia de más de 500 millones de personas en la primera gran transmisión global. De cualquier manera, los cubanos nos quedamos fuera por completo.
Incluso hoy se ignora que, en medio de aquel enjambre de miles de científicos que se unieron para la proeza, estaba Miguel Hernández, un cubano que huyó muy joven de la naciente revolución y que había acumulado méritos para trabajar en la NASA en el entrenamiento de los astronautas en el Centro Espacial John F. Kennedy.
Ahora se reconoce que Hernández, único latino allí, fue una pieza fundamental en la misión. Eso también lo ha ocultado el gobierno de Cuba.
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