La Seguridad del Estado impidió la protesta mensual de la historiadora Miryorly García por los presos políticos

"¿Qué sentido tiene dedicar el combustible de una patrulla y el trabajo de varios policías para reprimirme?"

Imagen publicada por la activista en la que se ve la patrulla escondida al final de la calle.
Imagen publicada por la activista en la que se ve la patrulla escondida al final de la calle. / Facebook/Miryorly García
14ymedio

19 de noviembre 2024 - 16:38

La Habana/La historiadora de arte y activista política Miryorly García fue detenida e interrogada este lunes por la Seguridad del Estado al salir de su casa un día 18, el elegido todos los meses por la profesora Alina Bárbara López Hernández para manifestarse a favor de una transición pacífica en Cuba y la libertad de los presos políticos. García, que reside en La Habana y ha protestado en apoyo a su colega en ocasiones anteriores, fue trasladada en una patrulla a una estación y devuelta a su casa tras una advertencia.

Según la opositora, es común que los días 18 de cada mes el régimen vigile su vivienda para evitar que se traslade hasta un parque con un busto de José Martí. “Me asomé a mi portal y no vi motos ni agentes vigilando mi casa desde el consultorio médico. Como ya a ellos no les alcanzan a veces los recursos materiales y humanos –digo yo, porque hay 18 en los que no he tenido vigilancia–, pensé que esta ocasión no tenía restricción para salir de mi casa”, explica en una publicación de Facebook en la que denunció la detención.

Sin embargo, tras salir de su vivienda, García fue interceptada por dos agentes, uno que se identificó como Fernando y una mujer policía que no dijo su nombre. “No se me ocurrió mirar un poco más hacia la esquina, donde se escondía la patrulla, también cerca de los contenedores de basura”, explica la historiadora, que asegura que la vigilancia policial se ha convertido en “motivo de burla” de los vecinos, que se cuestionan “cómo en un país con tantas carencias, se gastan tantos recursos humanos y materiales, sobre todo el tan preciado combustible, en vigilarme y reprimirme”.

El agente advirtió a García de que no podía abandonar su vivienda, a lo que la activista respondió que iba a su trabajo. “Inmediatamente le hicieron seña a la patrulla, la mujer me siguió diciéndome que me detuviera y otra mujer policía se bajó y ambas me dijeron impositivamente que me subiera a la patrulla”, cuenta. “Como acostumbro, no puse resistencia y me subí”.

El agente advirtió a García de que no podía abandonar su vivienda, a lo que la activista respondió que iba a su trabajo

En la estación a la que fue trasladada García “no había corriente”. Durante el “diálogo”, la historiadora defendió su derecho a salir de su casa. “Hablé siempre en voz alta para que todos escucharan –los que estaban fuera de la oficina también–, [dije] que su trabajo es vergonzoso, ilegal, arbitrario, repudiable, que esas mujeres deshonran el nombre de Mariana Grajales”, añadió, en referencia a las brigadas de mujeres policía que llevan ese nombre.

La opositora explicó al agente que había dejado sola a su madre, a quien debía preparar el almuerzo. “El agente de la Seguridad del Estado se hizo el preocupado, como mafioso chantajista, me preguntó si mi madre tenía sus medicinas, respondí que casi nunca las había en la farmacia y que era de eso de lo que debían ocuparse”, relata. Ante la propuesta del oficial de conseguirle los fármacos, García se negó.

“Yo no quiero que me repriman con frases educadas, yo no admito que me resuelvan ningún favor, así fuese un medicamento para mi madre, yo no acepto que usen la patrulla como si fuera un taxi cuando me propusieron llevarme a la Galería donde trabajo, esperarme y llevarme luego para la casa”, enumera.

García, que reflexionó sobre la actitud de los oficiales de la policía política, los llamó a “servir también para proteger a los ciudadanos y sentirse orgullosos de lo que hacen. Son ustedes los que eligen ser mis represores, no esperen ni que agache mi cabeza ni que baje mi voz”, dijo. 

“Andan hablando bajito para que mis vecinos no vean como me arrestan, escondiendo la patrulla, cerquita de la basura, lejos de mi casa, huyendo de las fotos. Sí, ya tienen conciencia de mentir, ocultarse, enmascararse, aparentar buenas intenciones. Es decir, tienen conciencia de que lo que hacen está mal. Pero en la cara de muchos, como las que ví hoy, no hay vergüenza por lo que hacen. Yo sé que un día, más temprano que tarde, sentirán vergüenza”, remachó.

La detención duró menos de media hora y la activista fue regresada a su casa

La detención duró menos de media hora y la activista fue regresada a su casa. Horas más tarde, García publicó otro post en redes sociales desde el parque al que pretendía llegar en solidaridad con Alina Bárbara López. “Con mucha hierba y muy sucio me encontré este 18 de noviembre a Martí en el parque. Aquí me senté con él a pensar en qué sentido tiene dedicar el combustible de una patrulla y el trabajo de varios policías y agentes de la Seguridad del Estado para restringirme la salida de la casa cada 18”, publicó.

El lunes, también se les impidió salir a la calle a otros activistas y opositores que, como García, intentaban apoyar la protesta pacífica de López por la libertad de los presos políticos. La propia profesora matancera explicó en redes sociales que el periodista Jorge Fernadez Era también estaba siendo vigilado por una patrulla.

No obstante, López, que en otras ocasiones ha sido detenida, obligada a quedarse en su casa e incluso enfrentó un juicio por sus manifestaciones públicas de desacuerdo con el régimen, esta vez no fue molestada. “Hoy realicé la protesta pacífica de cada 18 en el parque de la Libertad sin ser molestada. En esta ocasión estuve acompañada de Mario Amílcar Quesada Zamora, un joven matancero deseoso, igual que tantos compatriotas, de una transformación cívica y democrática donde nuestra vida no sea un transcurrir carente de esperanzas. Madelyn Sardiñas Padrón en Camagüey y Mabel Melo en Artemisa, tampoco fueron hostigadas”, resumió. 

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