La sequía hace estragos en el día mundial del agua

Pozo artesanal (14ymedio)
Pozo artesanal (14ymedio)
Rosa López

22 de marzo 2015 - 05:40

La Habana/La primavera ha llegado oficialmente, pero faltan las lluvias. Cada día crece el drama en el campo cubano, sobre todo en el oriente. A lo largo y ancho del país, el sector agrícola privado vive una situación muy difícil, debido a la precariedad de insumos y la carencia de medios para transportar el agua.

Mientras el planeta celebra hoy el día internacional del agua, muchos campesinos miran al cielo para tratar de predecir cuándo llegarán los aguaceros. El año ya había comenzado con señales negativas. Desde noviembre de 2014 hasta finales de enero los déficits pluviales acumulados afectaron el 52 por ciento del territorio nacional. Entre las provincias más damnificadas se encontraban Pinar del Río, Artemisa, Cienfuegos, Villa Clara, Camagüey, Las Tunas, Granma, Santiago de Cuba y Guantánamo.

Camagüey, que aporta la cuarta parte de la producción de leche y carne del país, está bajo emergencia por el déficit de precipitaciones y el bajo nivel de sus embalses. Mantener el alimento al ganado y el riego de los cultivos se vuelve una tarea prácticamente imposible. Los problemas no se quedan ahí. El Centro Meteorológico de la región alertó sobre el peligro de incendios forestales en las próximas semanas.

En la ciudad de los tinajones, las familias que poseen un pozo se sienten afortunadas, mientras otras se mantienen con camiones cisternas y comprando el agua potable a mercaderes ambulantes que la comercializan en diferentes porciones como pomos, garrafas y cubos.

El mal estado de las redes de abasto, con millones de salideros, hacen que se pierda un elevado porcentaje del agua que se bombea

El Gobierno y el Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (INRH) llaman a incrementar las medidas de ahorro y a organizar mejor los ciclos de distribución. Sin embargo el mal estado de las redes de abasto, con millones de salideros, hacen que se pierda un elevado porcentaje del agua que se bombea.

La provincia de Sancti Spíritus afronta una situación muy similar. Al menos 25 fuentes de abasto de agua están por debajo del mínimo de su capacidad y 43.000 personas dependen de los camiones cisternas para cocinar, lavar, mantener la higiene doméstica y regar el campo. Los especialistas coinciden en que lo peor está por llegar cuando suban las temperaturas y, por ende, el consumo del preciado líquido.

La ciudad de Trinidad también atraviesa un período difícil para lidiar con el alza turística cuando tiene sus cuencas hidráulicas prácticamente vacías. Su principal fuente de abasto, los manantiales de San Juan de Letrán, ubicados en la cordillera del Escambray, sólo está suministrando en estos momentos 25 litros por segundo de los 110 que produce normalmente para estas fechas.

La ciudad de Trinidad atraviesa un período difícil para lidiar con el alza turística cuando tiene sus cuencas hidráulicas prácticamente vacías

Maurilio González, residente en las afueras de la ciudad de Ciego de Ávila, muestra su ganado enflaquecido y rodeado de moscas. Se queja de que los pastizales no dan el alimento necesario para sostener al rebaño lechero. “Tengo que salir cada mañana bien temprano a ver en qué central consigo algo de melaza y cachaza para al menos que no se me muera el ganado”. Señala la extensión de tierra que lo rodea: “No hay hierba por todo esto, todo está quemado por el sol”.

La Habana no escapa de los problemas que acarrea la sequía. Antonio Castillo, subdirector de operaciones de Aguas de La Habana (AH), ha declarado a la prensa oficial que, al terminar abril, las fuentes de abasto de agua de la capital estarán en los “niveles al límite entre la zona normal y desfavorable”. Si las lluvias de mayo no resultan abundantes, la ciudad enfrentará graves problemas con la distribución.

Josefina Iriarte vive en una parte de la Habana Vieja que sólo recibe agua a través de las llamadas pipas. “Hace unas semanas el suministro se ha vuelto más irregular y los precios han subido”, asegura esta vecina de la calle Cuba cuyos hijos varones son diestros en acarrear los tanques desde cientos de metros de distancia. Toda la casa está diseñada para almacenar hasta la última gota. “Pero no se puede sacar de donde no hay y como no llueve, se nos hace más difícil”.

Los embalses de Santiago de Cuba sólo almacenan en estos momentos 255.769 millones de metros cúbicos, el 37 por ciento de su capacidad y uno de los niveles más bajos de los últimos años. Las presas que muestran una situación más alarmantes son Protesta de Baraguá y Carlos Manuel de Céspedes, las mayores del territorio y encargadas de abastecer agua a las provincias colindantes de Holguín, Granma y Guantánamo, en el extremo este de la Isla.

No basta con mirar hacia arriba y desear que caigan las lluvias, hay que replantear nuestros modelos de consumo del agua

Cuba cuenta con 242 presas, decenas de micropresas y unos 2.420 acueductos. Las redes tienen más de 22.000 kilómetros y 70 plantas potabilizadoras, además de 5.316 kilómetros de alcantarillado. Pero la mayor parte de esa infraestructura muestra cierto grado de deterioro que en algunos casos llega a un estado calamitoso. Los grifos en mal estado y las tuberías dañadas suman millones de litros anuales que se despilfarran sin llegar al sector residencial ni a la agricultura.

En febrero pasado el director de Organización, Planificación e Información del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (INRH), Bladimir Matos, llamó a “lograr una cultura de ahorro en los usuarios", para intentar paliar los efectos de la actual sequía y enfrentar los retos para el país y todo el planeta en materia de reservas de agua.

Naciones Unidas ha hecho un llamado a pensar en cómo distribuir de manera más eficiente y equitativa los recursos hídricos en el futuro. En otras palabras, no basta con mirar hacia arriba y desear que caigan las lluvias, hay que replantear nuestros modelos de consumo del agua.

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