El Servicio Militar es "un placer", asegura la madre de un recluta
En Televisión Cubana, el Ejército exhibe cuarteles llenos de comodidades
La Habana/Hornos de microondas, ventiladores, cafeteras, lavadoras y un cuartel recién pintado. Las insólitas “condiciones de vida” de una de las unidades del Ejército Occidental sorprendieron en primer lugar a los reclutas, cuya entrada al cuartel cubrió Televisión Cubana. El mensaje estaba claro y una de las madres de los soldados se encargó de verbalizarlo: el Servicio Militar es “un placer” y se encargará de “forjar” a las nuevas generaciones de profesionales.
La prensa oficial lleva semanas reproduciendo reportes similares, que garantizan a los nuevos reclutas –entre ellos varias jóvenes que estudiarán periodismo, una carrera que comenzó a exigir un año de vida militar para las mujeres– que en el Servicio Militar no “pasarán trabajo”. Son precisamente las “niñas” quienes protagonizan la mayoría de los reportes y aseguran que “las condiciones han dejado a todo el mundo asombrado”.
Tanto los cuarteles ordinarios como las llamadas Escuelas de la Defensa –donde los reclutas pasan su período de formación previa– se han caracterizado desde hace décadas por su precariedad. La mala comida, la falta de agua y ropa limpia, el pésimo estado de las construcciones y la aglomeración de soldados son algunos de los rasgos habituales de las unidades de las Fuerzas Armadas. En contraste, Televisión Cubana muestra cuartos de pocas literas, pertrechados con todo tipo de comodidades.
Acompañados de sus padres, los reclutas ofrecieron sus testimonios, algunos con no poco entusiasmo. “Al principio pensamos que iba a ser una pérdida de tiempo, que no íbamos a aprender nada, pero la realidad es que sí hemos aprendido cosas”, alegó Noelia Celia Roselló, una de las que optó por el periodismo. “La previa me aportó mucha disciplina y concentración. Los oficiales nos trataron muy bien”, dijo por su parte Nayaday Martínez.
Televisión Cubana insiste en que las condiciones del cuartel del Ejército Occidental que visitaron –y del cual no dieron más señas– no son exclusivas sino que “todas las unidades” en el occidente del país también las disfrutan.
La idealización del Servicio Militar también estuvo en el centro del discurso de Yaincel Batista, un soldado recién licenciado en Ciego de Ávila a punto de entrar a la universidad. Alardeando de una “vasta preparación militar”, Batista, de 19 años, aseguró a Invasor que había cumplido su “deber con la patria” y que sus compañeros sentían tristeza por abandonar el cuartel.
Ante una estatua del “generalísimo” Máximo Gómez, prometió a sus jefes que “no fallarán jamás” y que los días en que “el alma tiembla” ante la falta de condiciones de las unidades militares habían quedado atrás. Batista fue jefe de escuadra en un batallón de infantería y se jacta de haber cumplido “numerosas tareas”. “Yo me desempeñé principalmente en las de mando: te delegan una orden y tú debes hacer cumplir lo establecido”.
Según el joven, sus jefes los prepararon en labores de agricultura, “ahora que nos está golpeando la situación de la alimentación”
Según el joven, sus jefes los prepararon en labores de agricultura, “ahora que nos está golpeando la situación de la alimentación”. Después le dieron un “cargo en Finanzas” y todo fue “muy grato”. “No tengo quejas de nuestros jefes de brigada y batallón”, subrayó.
Como las reclutas del Ejército Occidental que piensan estudiar Periodismo, también Batista irá a una esfera donde la lealtad al Partido Comunista es clave: el turismo. En su opinión, la formación de uno de sus “padrinos”, el “político Albertico”, será invaluable a la hora de tratar con sus subordinados después de graduarse.
La noticia de que los estudiantes de periodismo, sin distinción de sexo, tendrían que pasar el Servicio Militar se dio el pasado enero. Hasta entonces, solo la carrera de Relaciones Internacionales –donde la fidelidad al régimen se sobreentiende– exigía el requisito. La medida apuntaba hacia una mayor rigidez a la hora de filtrar a los candidatos y tuvo como primer efecto la disminución de las solicitudes para estudiar la carrera.
Las mujeres que han pasado ya varios meses de Servicio Militar han sido las encargadas de aparecer en televisión prestando el juramento de lealtad a las Fuerzas Armadas y de ofrecer sus testimonios sobre la “novedad” de su presencia en el Ejército. Prometen mantener su “disposición combativa” y la “disciplina militar” en las universidades y juran ser fieles a las ideas de Fidel Castro. Además, aseguran guardar “celosamente los secretos militares y estatales y mantener la debida discreción sobre los asuntos del Servicio Militar”. El juramento se presta de rodillas y alzando los puños.
En las más recientes ceremonias de juramentos, el Ejército también ha implicado a varios padres de reclutas, que dicen sentirse orgullosos de que sus hijos, pero en especial sus hijas, pasen un año “como soldados de la patria”. “Su comportamiento en el hogar así lo confirma”, alegó una de las madres.
En las más recientes ceremonias de juramentos, el Ejército también ha implicado a varios padres de reclutas
Las Fuerzas Armadas, tradicionalmente renuentes a dejar entrar a la prensa oficial a sus cuarteles, llevan meses transmitiendo actos y mostrando cómo se vive en cuarteles “modelo” en todo el país. La realidad de los reclutas, sin embargo, dista del ambiente idílico que reflejan estos reportes. Lo sabe bien la familia de Leandro Muñoz Zamora, un soldado de 20 años en Santa Clara que se suicidó durante su traslado a una unidad en Matanzas.
La emisora estatal CMHW admitió que el joven se había lanzado desde la ventanilla de un ómnibus el pasado 12 de junio antes de llegar a la provincia matancera, donde se encuentran varias de las bases de mayor severidad de la Isla, como Fines, en el municipio de Cárdenas. Un reciente estudio de la organización Archivo Cuba calificó al servicio militar cubano de "trata de personas con un costo letal" que le ha costado la vida a al menos 54 jóvenes desde su establecimiento por la Ley No. 1.129, del 26 de noviembre de 1963.
Las causas de muerte registradas por Archivo Cuba son varias: suicidios, negligencias de oficiales superiores, descuidos médicos, órdenes imprudentes –como los jóvenes reclutas murieron en la Base de Supertanqueros de Matanzas–, desapariciones y muertes en condiciones no aclaradas.