Ante una siembra desastrosa, los vegueros de Sancti Spíritus reducen sus expectativas de cosecha
Para mejorar los resultados del año pasado, se había comenzado a sembrar “tempranamente en octubre”, pero fue en vano
La Habana/Después de un año deprimente para la producción tabacalera en Sancti Spíritus, y ante una siempre que no ofrece grandes promesas, los vegueros han llevado a cabo un “reajuste” de sus expectativas. Prometen al Estado, según Escambray, cosechar unas 1.520 toneladas de la hoja, 1.000 menos que la meta fijada en agosto, cuando se preveía alcanzar las 2.596 toneladas.
El número reportado esta semana sigue siendo tan solo un estimado que refleja no la realidad –traicionera cuando de agricultura cubana se trata–, sino del mejor de los escenarios posibles.
El plan original, de acuerdo con Clemente Hernández Rojas, director de la Empresa de Acopio y Beneficio de Tabaco en la provincia, era explotar 2.000 hectáreas de tabaco sol en palo y 260 de tapado, las dos variantes que se cultivan en Sancti Spíritus. Por la falta de “algunos insumos”, dijo, solo pudo realizarse un 62% del plan de siembra.
Para mejorar los resultados del año pasado, se había comenzado a sembrar “tempranamente en octubre”. Fue en vano. Hernández alegó que las “inclemencias del tiempo”, sobre todo las lluvias que azotaron el territorio ese mes y el siguiente, retrasaron la plantación.
No obstante, los problemas se veían venir desde agosto, cuando los vegueros solo contaban, en estado óptimo para arrancar la siembra, con poco más de un tercio de la tierra destinada a sembrar tabaco de exportación, el que más réditos aporta a las arcas estatales.
Según Escambray, el cierre de año “se tornó exigente para los vegueros, que buscaron incrementar el ritmo de plantación para concluir el 2024 con más de 850 hectáreas cubiertas”. El Estado orientó ejecutar un viejo truco: ampliar el margen de la campaña de siembra hasta los primeros días de enero. “Debemos terminar antes del 20 de este mes”, explicó Hernández.
A esa lista de dificultades viene a sumarse la situación energética en el país –que no parece dar tregua este 2025–, que ha afectado a muchos productores que emplean un sistema de riego alimentado con electricidad. Con el triunfalismo habitual, el dirigente aseguró que “los campesinos se reponen, buscan alternativas, hacen sacrificios y está previsto que ese plan se cumpla en Sancti Spíritus”.
Según Escambray, los augurios “son favorables” para los guajiros. Desde el punto de vista agrícola, “las vegas se ven saludables, con hojas de muy buena calidad”. El medio agregó que “hay un clima favorable para el tabaco” y que no ha habido ataques intensos de enfermedades, aunque “sí algunas plagas, pero hay con qué combatirlas”.
Las dificultades que enfrentan los campesinos por la rentabilidad del producto contrastan con lo que representa el tabaco de la Isla en cualquier lugar del mundo: un símbolo de lujo. Pese a ello y los cuantiosos recursos que recauda anualmente la industria (721 millones de dólares tan solo en 2024), solo se reinvierte lo mínimo para mantener el negocio a flote.
Los números que se vislumbran en la provincia, el segundo territorio de mayor producción en el país, siguen la misma ruta que tuvo en marzo pasado, cuando el plan apenas se cumplió al 49%. Una de las consecuencias de la baja producción fue que solo una sexta parte del tabaco cosechado en Sancti Spíritus cumplió los parámetros de calidad necesarios para la exportación.
Entonces, según la prensa oficial, las principales causas de la debacle fueron la falta de combustible para llevar a cabo la siembra y “que muchos productores no plantaron porque no resulta rentable el cultivo”.
Pese a la caída de la industria tabacalera, que cada año reporta producciones más mermadas y de peor calidad que siguen atribuyendo al paso del huracán Ian en 2022, Habanos S.A. sigue obteniendo beneficios cada vez más altos.
En marzo del año pasado, el Festival del Habano, celebrado anualmente en la capital de la Isla, recaudó 19,3 millones de dólares solo en la venta de ocho humidores –hasta el año pasado se vendían tradicionalmente seis–, una cifra récord que el Gobierno asegura invertir en la Salud Pública, pese a que todas las evidencias apuntan a que el dinero va a otro bolsillo.
