Una agenda para el debate
La Habana/A pocas horas de que el presidente estadounidense Barack Obama aterrice en Cuba, una declaración presentada desde la sociedad civil independiente ha sido respaldada por una treintena de entidades cívicas y políticas, junto a varias personalidades de la Isla y el exilio. El documento aprovecha la coyuntura para convidar a “la clase política cubana” a que entienda “que ya no hay espacio para la filosofía de fortaleza sitiada”.
El documento, que en su primer día de publicado acumulaba 60 rúbricas, destaca no solo por su contenido, sino por haber logrado la adhesión de algunos líderes de la oposición que en un inicio manifestaron su desacuerdo con el viaje del presidente. Sin embargo, en un gesto que busca la unidad, suscriben ahora los seis temas básicos que debieran estar presentes en un debate entre cubanos.
La mayoría de los signatarios vive en Cuba, pero ha llegado también el apoyo de individuos y entidades desde Estados Unidos, España, México y Chile. Aún cuando no existe una fecha de cierre, el cómputo total de las adhesiones se hará a mediados de abril de este año. Solo entonces podrá hacerse el balance de las siempre lamentables ausencias ante una iniciativa de carácter integrador que trasciende el acontecimiento de la visita presidencial.
El documento ha logrado la adhesión de algunos líderes de la oposición que en un inicio manifestaron su desacuerdo con el viaje del presidente
En los seis temas que recoge esta declaración no aparecen asuntos puntuales que aquejan a la población, como pueden ser el desabastecimiento, la carestía de la vida, las dificultades con el transporte o el agudo problema de la vivienda. Tampoco se habla de la necesidad de reunificar la moneda, aumentar los salarios o luchar contra la corrupción.
Los redactores del documento y las decenas de activistas que fueron consultados para su paso de borrador a declaración final optaron por temas generales de carácter político o jurídico, que a juicio de ellos podrían dar pie a encontrar las soluciones a las innumerables demandas específicas.
De manera sintética puede afirmarse que la declaración clama por un Estado social y democrático de derecho; elecciones libres, justas, competitivas y plurales; la ratificación, del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales; el cese de la represión y el uso de la violencia física en contra de los activistas políticos y de derechos humanos; la liberación inmediata y sin destierro de todos los presos injustamente encarcelados, especialmente los prisioneros por razones de índole política y de conciencia, y de aquellos sometidos a licencia extrapenal; la derogación de la ley 88, o Ley Mordaza, y la devolución de todos los derechos ciudadanos a los cubanos emigrados.
Se hará un inventario de firmas en los días previos –no es casualidad– a la realización del séptimo congreso del Partido Comunista, cuya agenda aún se desconoce y que muy probablemente excluirá en sus análisis los reclamos que da a conocer esta declaración.
La diferencia entre lo que ocupará la atención de los comunistas en el poder y lo que preocupa a la oposición y a la sociedad civil independiente tendría idealmente que ser evaluado por el destinatario común que tienen ambos bandos: el pueblo de Cuba, a quien unos proponen la continuidad del sistema y los otros una ruptura. Lo paradójico es que esa evaluación no será posible si antes no se cumplen las actuales exigencias opositoras.