"Solo quedaba un filete de res en casi 40 dólares y no tenía buena pinta"
Quince días después de su apertura, los comercios en divisas ya se parecen a las tiendas en pesos
La Habana/"No, de aseo corporal no nos queda casi nada", repetía este miércoles el empleado de la tienda Doble Nueve, en el Boulevard habanero. Lo dice decenas de veces durante el día, cuando llegan clientes buscando champú, gel de baño o acondicionador para el cabello, productos que ya faltan en las recién inauguradas tiendas en divisas.
Los comercios, que parecían un remanso de abundancia en medio de la escasez de productos que se extiende por la red comercial en moneda cubana, han empezado a sentir el peso de la apremiante demanda y de la falta de nuevos suministros. En menos de dos semanas muchas de las ofertas iniciales han desaparecido, y hasta el trato de los empleados ha cambiado.
En la cercana tienda La Arcada, también del Boulevard y especializada en alimentos, la oferta de la carnicería se reduce esta semana a carne de res en formatos caros y "de poca salida", reconoce un empleado. "Cuando abrimos teníamos también pescado, embutidos, quesos y salchichas para cóctel pero ahora solo nos queda filete de vaca".
"Cuando abrimos teníamos también pescado, embutidos, quesos y salchichas para cóctel pero ahora solo nos queda filete de vaca"
Los anaqueles, que abrieron repletos de mercancías el pasado 20 de julio, se han ido vaciando, a pesar de que los compradores son solo un porcentaje de la población: los que tienen acceso a divisas extranjeras y cuentan con una tarjeta magnética de las que se permiten en esos mercados estatales. "Vine el primer día, en cuanto abrieron, y regresé ahora", cuenta a 14ymedio Ricardo, un jubilado de 72 años a las afueras de la tienda de Boyeros y Camagüey.
"El día que inauguraron esta tienda tuve que hacer una cola de más de 300 personas, pero valió la pena porque logré comprar salchichas, carne de res, champú y varios paquetes de frijoles", detalla. "Este martes regresé y en la parte de la carnicería nada más queda un pedazo de lomo lleno de grasa y carísimo. En la zona de limpieza solo hay productos para la limpieza de baños o para el suelo, y nada de higiene personal".
Ricardo recuerda que en su primera visita a ese local "había un aire acondicionado riquísimo en todo el lugar pero ya hoy está apagado". Además, "se cayó la conexión del lector de tarjeta con el banco y hubo que esperar 40 minutos a que se restableciera, todo eso en un lugar donde uno está pagando carísimo cada producto".
A las afueras de la tienda, un hombre vestido de militar escanea cada carné de identidad de quienes van a entrar. En la caja registradora, al momento de cobrar las mercancías, se vuelve a repetir el procedimiento. Los empleados no dejan de repetir: "mantengan la disciplina", "esperen a ser atendidos" o "no se puede hablar alto ni hacer fotos". Los altavoces, que el primer día promovían paquetes turísticos y electrodomésticos en divisas, ahora guardan silencio.
Mientras, se escucha un murmullo de protestas. El aceite que se ha vertido a un cliente de manera accidental sigue en el suelo y los clientes reclaman que alguien venga a limpiar de una vez "porque esta tienda es en fulas y gana mucho cada día". "Esta tienda no tiene una tarjeta en divisas para comprar útiles de limpieza", dice por fin una empleada cargada con una viejísima frazada y un cartón.
En su segunda visita a la tienda, Ricardo tenía previsto hacer algunas compras para varios conocidos. "La mujer que me vende leche, queso guajiro y mantequilla traída de Güira de Melena me dijo que si le podía comprar un champú y un acondicionador me lo rebajaba del precio de lo próximo que me traiga, y que además me daba dos litros de leche más", explica. El trueque ha emergido con fuerza en medio de la crisis y quienes pueden comprar en las tiendas en divisas son un primer escalón para lograrlo.
Afuera del mercado de Boyeros y Camagüey, varios curiosos aguardan a que alguien les permita comprar con su tarjeta y devolverle el monto en CUC más un plus por el servicio. "Vine por desodorante, pasta de diente y champú pero ya me dijeron que no hay", comenta un joven que ha hecho con anterioridad el recorrido por otras tres tiendas en divisas de la ciudad. "Me voy a quedar de todas formas a ver si alguien me puede comprar dos latas de sardinas que me dijeron que había".
En un inicio, la apertura de las tiendas en divisas levantó una ola de indignación entre quienes lamentaban que los productos que escasean en el mercado en pesos ahora abunden en esos locales con precios en divisas. Pero con el paso de los días, ambos tipos de comercios se van pareciendo en la disminución de sus ofertas.
La Puntilla, una de las tiendas en moneda extranjera más surtidas de la capital cubana, también vive una situación similar. Las fotos de los estantes llenos de conservas que se filtraron antes de su apertura y causaron indignación en las redes sociales por sus altos precios ya son solo un recuerdo. En el exterior, cada mañana se organiza una fila para entrar al mercado de la primera planta.
Las fotos de los estantes llenos de conservas que se filtraron antes de su apertura y causaron indignación en las redes sociales por sus altos precios ya son solo un recuerdo
"Vine pensando que aquí podía encontrar más variedad de cárnicos pero lo único que había era un filete de res en casi 40 dólares y no tenía muy buena pinta, como si llevara mucho tiempo en la nevera", explica una clienta que viajaba a menudo a Panamá y consiguió una tarjeta magnética de débito Visa, que le sirve para comprar en los nuevos mercados.
"Todo carísimo y ni siquiera así puedes garantizar que encuentres lo que buscas o que te den un buen servicio", reclamaba ante la cajera porque un paquete de salchichas que logró alcanzar en la nevera, el último que quedaba, no llevaba el precio. "Todo se ha deteriorado muy rápido, estuve el 20 de julio y me ilusioné pensando que iba a ver un buen suministro por algún tiempo, pero ya no hay ni la mitad de los productos que vi ese día".
Los clientes se pasan la voz de qué mercados en divisas todavía siguen con mejor surtido. "En la tienda de 3ª y 70 me dicen que la oferta de congelados está mejor, pero que hay que marcar desde la madrugada", comenta. "Si estoy pagando en dólares y además voy a tener que hacer una cola de horas sin saber si hay o no lo que busco, entonces qué diferencia hay con pagar en pesos".
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