1/11El Gobierno cubano anunció que estas personas podían irse del país si lo deseaban, previa obtención de un visado del país receptor. Pocas horas después, miles de cubanos invadieron la embajada de Perú
/ Penúltimos Días 2/11Se estima que unos 10.800 cubanos lograron ingresar a la sede de la embajada en apenas tres días y Perú ofreció refugio a 850 de ellos 3/11El hacinamiento causó diarreas, deshidratación y gastroenteritis entre los refugiados
/ EFE 4/11Uno de los protagonistas de aquellos hechos, Jay Martínez, escribió en 2004 en el semanario de Puerto Rico ‘El Veraz’: “Tomar aquella decisión no era nada fácil si tenemos en cuenta que el régimen de Fidel Castro se encontraba en su mejor momento económico, político y contaba con el apoyo incondicional de la Unión Soviética. La represión de aquellos tiempos era muy fuerte y hasta por llevar el pelo largo y por escuchar música americana o reunirse en las esquinas en grupos te arrestaban” 5/11En un editorial, el diario ‘Granma’ tildó a los refugiados de “delincuentes, lúmpenes, antisociales, vagos y parásitos” y afirmó que ninguno de ellos era un “perseguido político ni esté necesitado del sacrosanto derecho de asilo” 6/11Según el editorial del diario oficialista, en los jardines de la embajada peruana había muchos homosexuales, aficionados al juego y a las drogas 7/11‘Granma’ sostuvo que el pueblo cubano “piensa unánimemente que se vayan los vagos, que se vayan los antisociales, que se vayan los lúmpenes, que se vayan los delincuentes, que se vaya la escoria” 8/11Partidarios del Gobierno de Fidel Castro se manifiestan con pancartas que piden echar de la Isla a las "escorias" y los "antisociales"
/ Ecured 9/11Manifestación en Miami en apoyo a los cubanos refugiados en la embajada peruana de La Habana
/ Ana Juncadella / Universidad de Miami 10/11La portada del diario español 'El País' del 8 de abril de 1980 resalta los hechos de La Habana 11/11En las semanas posteriores y a raíz de los sucesos de la Embajada del Perú, más de 125 mil cubanos salieron por el puerto del Mariel, una cifra muy superior al éxodo de Camarioca en 1965, cuando se marcharon de la isla más de 30 mil ciudadanos