Se suicida un preso cubano condenado a 10 años por manifestarse el 11J
Yosandri Mulet Almarales estaba de pase y debía regresar al campamento de trabajo forzado donde cumple su pena
Madrid/Yosandri Mulet Almarales, preso del 11J condenado a diez años de prisión por sedición, ha muerto este lunes en el hospital Julio Trigo, donde ingresó el pasado 22 de agosto tras lanzarse al vacío en el Puente de Calabazar, en La Habana, durante un pase.
La noticia fue confirmada a Martí Noticias por fuentes familiares, aunque el Centro de Documentación de Prisiones Cubanas había alertado del estado de Mulet, de 38 años, el sábado a través de su cuenta de X. “El manifestante se encontraba de pase y debía regresar al campamento de trabajo forzado donde cumple su arbitraria condena. En junio de 2022 también intentó quitarse la vida”, detalló la organización.
Su tía política, Idalmis Salazar González, contó a Martí Noticias las circunstancias del suceso. “Él iba con su tío, Jacinto Lebeque, para el campamento correccional, pues debía regresar ese viernes de su pase. El tío se quedó conversando con un amigo y él continuó caminando. Cuando fue a buscarlo, no lo encontró. Entonces viró para la casa a ver si estaba acá, pero no. Luego, se enteró de que se había tirado un muchacho del puente y era él”, relató la mujer, recordando que su sobrino ya había intentado suicidarse. “Él no quería estar preso. Estaba muy alterado, dejó la merienda y otras cosas que debía llevarse”.
"Cuando fue a buscarlo, no lo encontró. Entonces viró para la casa a ver si estaba acá, pero no. Luego, se enteró de que se había tirado un muchacho del puente y era él”
Mulet Almarales fue condenado tras las protestas del 12 de julio de 2021 en la barriada de La Güinera, donde murió, por disparos de la Policía, el manifestante Diubis Laurencio Tejeda y fueron aplicadas algunas de las sentencias más duras, con penas de hasta 30 años de prisión para muchos de los participantes. En su caso, la Fiscalía lo acusó de "acatar las reiteradas exhortaciones divulgadas por las redes sociales que incitaban al pueblo de Cuba a manifestarse, violenta y simultáneamente, en diferentes localidades y desconocer la autoridad de instituciones estatales cubanas, con el propósito de alterar el orden socialista".
En junio de 2022 tuvo lugar su primer intento de suicidio, cuando se encontraba en la prisión de máxima seguridad Combinado del Este. En aquel momento, su abogado intentó conseguirle una licencia extrapenal aludiendo a los problemas de salud mental que estaba sufriendo por su situación. Aunque no lo lograron, sí se le concedió un cambio de régimen, pasando al campamento de trabajo forzado Toledo, en el municipio de Marianao, próximo a su residencia.
Hace pocos meses, su defensa volvió a intentar la licencia extrapenal, que fue nuevamente denegada al considerar Medicina Legal que se encontraba “apto” para estar recluido en sus actuales condiciones.
“En 2024 registramos varios casos de personas reclusas por motivos políticos que han expresado ideaciones suicidas o han atentado contra su vida, desesperadas porque las autoridades no atienden sus demandas de justicia y respeto a sus derechos humanos”, ha recordado el Centro de Documentación de Prisiones Cubanas. Según esta organización, este año se han registrado 16 intentos de suicidio y autoagresiones, además de la muerte de un preso común de 31 años en la cárcel de Nieves Morejón, en Sancti Spíritus, por estas mismas causas.
Según esta organización, este año se han registrado 16 intentos de suicidio y autoagresiones, además de la muerte de un preso común
La organización ha recordado también el caso de Fray Pascual Claro Valladares, condenado en abril de 2024 a 10 años por las manifestaciones de Nuevitas (Camagüey). “Tras conocer su sentencia intentó quitarse la vida”, puntualiza. En este caso, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos le otorgó medidas cautelares y denunció que “su intento de suicidio fue manejado con negligencia, sin recibir la atención psiquiátrica necesaria y siendo castigado con aislamiento”.
“Recordamos a las autoridades –prosigue el Centro de Documentación de Prisiones Cubanas– que las Reglas Mandela de la ONU exigen facilitar asistencia médica recurrente para ‘detectar todo indicio de estrés psicológico o de otra índole causado por la reclusión, incluidos el riesgo de suicidio o autolesión (…) y aplicar todas las medidas o tratamientos individualizados que corresponda”.
Las organizaciones de presos, tanto comunes como políticos, y sus familiares han denunciado con frecuencia las precarias condiciones en que se encuentran quienes cumplen sentencias en las cárceles cubanas, una situación que se agrava mentalmente para quienes se ven condenados de manera arbitraria.
A la mala alimentación, condiciones insalubres y falta de medicamentos generalizada, se une para quienes tienen trastornos psicológicos o psiquiátricos la ausencia de asistencia médica específica, así como de psicofármacos.