Sur del Jíbaro, la empresa que mueve los hilos de la exportación de carbón en Sancti Spíritus
Los carboneros lamentan que la firma estatal pasa hasta siete meses sin abonar el producto: "No pagan hasta que no venden el carbón fuera del país"
Sancti Spíritus/Conseguir “divisa fresca” es el objetivo de los dirigentes de la empresa Sur del Jíbaro, la única de Sancti Spíritus que puede, desde hace tres años y medio, exportar e importar en la provincia. Según la prensa oficial –que le dedicó esta semana un elogio entusiasta–, su éxito se cifra en dos procesos: vender carbón a Turquía, España y Portugal, y comprar maquinaria para la producción de arroz en la región.
Jorge, un productor de La Sierpe, el municipio donde está enclavada la empresa Sur del Jíbaro, explica a 14ymedio cómo funciona el “juego de manos” de la producción de carbón: los campesinos locales lo fabrican y lo venden a la Unidad Empresarial de Base Forestal de La Sierpe, estos lo revenden al Sur del Jíbaro, que lo envasa –seleccionando solo carbón de primera y un poco de segunda– y lo envía a Cítricos Caribe, una empresa de su órbita, que es quien lo exporta.
“Llevan casi dos años exportando carbón”, asegura Jorge, que conoce bien los vericuetos del proceso. “Tengo amigos carboneros que están muy agobiados con sus negocios con el Estado. La empresa se pasa hasta siete meses sin pagar. No pagan hasta que no venden el carbón fuera del país”, lamenta.
“Hay trabajadores que mantener”, añade Jorge. “Hay que pagarle a personas para quemar la leña, manejar el horno, envasar el carbón. Todo eso lleva dinero. Con el Estado no es rentable. Quieren coger fiado y pagar cuando le paguen a él”. Además, pretenden comprar el carbón “a precio de gallina vieja”, bromea el campesino, es decir, por debajo de lo justo. Sale más rentable venderlo “por la calle”, donde el saco se paga a 1.800 si es de calidad media, y hasta 2.100, si es bueno.
"Aquí se habla de muchas colaboraciones, pero nunca llega a concretarse nada"
Sobre el artículo triunfalista de Escambray, Jorge opina: “Aquí se habla de muchas colaboraciones, pero nunca llega a concretarse nada porque los términos de los contratos con el Estado son siempre de 80/20 –es decir, un 80% para el Estado y un 20% para el inversor– y los inversores no son bobos”.
Escambray celebraba, en particular, la adquisición de 20 cosechadoras de arroz. A la provincia, sin embargo, han llegado solo cinco de estas maquinarias. Pese a las alabanzas del periódico, las demás están en “proceso de contratación”.
El Estado entregó las cosechadoras a arroceras estatales, no a productores privados, por lo que “todo queda en casa”, según Jorge. La zona siempre ha producido arroz para el resto del país y es uno de los puntales del cereal en la Isla.
“Ellos no han hecho nada por empezar a producir arroz. Esas máquinas cosechan, pero el arroz hay que sembrarlo. Si no pagan no siembran, y si no siembran no van a cosechar”, resume.
Ignacio Pérez, jefe de Comercio Exterior e Inversión Extranjera en la provincia, dijo a Escambray que La Sierpe tenía “un accionar consolidado” en beneficio de la economía cubana. El dirigente dijo que también habían importado al municipio 1.500 toneladas de pienso –“que los animales se comerán en dos semanas”, comenta Jorge– para cerdos, rodillos para un molino de cereal e insumos para varias empresas.
De La Sierpe depende “buena parte del país” para producir, llega a afirmar Escambray, pues unas 200 entidades recurren a la empresa como “mediadora”. Sin embargo, añadió, los privados –cuentapropistas y pymes– no acuden a la empresa con asiduidad, ni “explotan al máximo” las facilidades que ofrece para exportar carbón, lamentó el directivo.
El carbón de marabú se ha convertido en auténtico oro negro para el Estado cubano. El Gobierno se adjudica el 50% de los 340 dólares cobrados por tonelada a la exportación. Un artículo de Granma afirma que la Agroforestal Matanzas paga por cada tonelada de carbón unos 200 MLC (moneda libremente convertible), equivalente a 172 dólares. Este mismo producto se vende en EE UU por unos 400 dólares y, en el caso del premium, por casi 490 en España, donde una empresa de reciente creación –Entre Brasas– lo importa desde el puerto de Santiago de Cuba al de Vigo, en Galicia.
La diferencia entre el precio pagado al productor cubano y el costo para el consumidor extranjero es de 228 dólares por tonelada o, en el caso del premium, de 318. Esto incluye la cuota del Estado cubano, el transporte y el beneficio de la comercializadora final. De los datos de Granma se deduce que el Estado cubano se queda con 168 dólares por tonelada, puesto que le da 172 al productor, que recibe un mejor trato que los otros sectores agrícolas.