Suspenden el servicio de la lancha La Habana-Regla, como ocurrió con el 'maleconazo' de 1994
El trayecto por la bahía está cancelado durante el mes de julio, informan las autoridades
La Habana/El embarcadero vacío y la entrada principal reconvertida en puesto de venta de granizado fue el panorama que encontraron quienes se acercaron este miércoles al muelle de La Habana Vieja desde donde parte la embarcación que conecta con el poblado de Regla. El trayecto por mar está cancelado "durante el mes de julio, por estar fuera de servicio las embarcaciones", ha informado la prensa local.
"Se prevé reactivar parcialmente el servicio marítimo en el mes de agosto, con la puesta en funcionamiento de una lancha", añade Tribuna de La Habana sobre un colapso que se veía venir desde hace meses. En mayo pasado, 14ymedio alertó sobre el mal estado de la nave y la falta de mantenimiento de los embarcaderos en ambas orillas.
Para ese entonces la única lancha que quedaba funcionando solamente partía cada una hora, y a su llegada a Regla los pasajeros debían ir en fila india y con cuidado por el oxidado puente que conduce a la calle, so pena de caerse por uno de los tantos agujeros de la estructura. Pero la situación ha tocado fondo este mes dejando sin conexión marítima a los viajeros que se trasladan entre la capital cubana y Regla.
La nave del embarcadero, en la orilla habanera, se ha convertido en refugio de quienes esperan en la parada de ómnibus cercana
La nave del embarcadero, en la orilla habanera, se ha convertido en refugio de quienes esperan en la parada de ómnibus cercana. "Por lo menos aquí puedo estar a la sombra", comentaba un hombre que a la entrada se había comprado un granizado de mantecado y se había quedado unos segundos leyendo el tosco cartel donde se anuncia: "no hay lancha. Lancha rota hasta nuevo aviso".
El golpe más duro se lo han llevado los reglanos que trabajan en la capital. "Es verdad que el servicio era cada vez más malo, pero el trayecto por mar es mucho más corto que ir con la guagua por los anillos del puerto, ese camino es agotador", reconoce una trabajadora de la empresa Aguas de La Habana que hace el trayecto cada día hasta su oficina.
"Lo que ha ocurrido aquí es falta de atención, como con todo", comenta la mujer a este diario. "Si le hubieran pasado la mano a las lanchas a su debido tiempo, no hubiéramos llegado a este punto en que ya el daño es casi irreversible", lamenta. "Al final los que perdemos somos los más necesitados de tener este servicio funcionando, en fin la gente trabajadora".
La lancha, además, ofrece mayor facilidad para trasladar bolsas, bicicletas u otros enseres que en un ómnibus cuesta trabajo transportar o no están permitidos. De manera que la cancelación de sus viajes corta en seco parte del trasiego de productos y mercancías entre los dos puntos. También se llevan la peor parte los devotos de la Virgen de Regla que visitan la iglesia consagrada a esta santa, que se sincretiza con Yemayá en la santería.
"Si Regla estaba deprimida por la falta de turistas ahora lo está más, porque sin la lancha menos visitantes llegan", cuenta Arnaldo, un santero residente en las cercanías del parque principal del poblado que se gana la vida haciendo consultas y trabajos espirituales "para todo el que necesite que los orishas lo ayuden", subraya.
La voz de que la lancha no está funcionando se ha corrido en las dos orillas y cada día menos personas se acercan a los embarcaderos, una baja afluencia que contrasta con el bullicio que se vivía antes en esos puntos de la bahía habanera. Fue justamente en los alrededores del muelle en La Habana Vieja donde comenzó el estallido social del 5 de agosto de 1994, conocido como el maleconazo.
En un año en que la crisis económica del Período Especial estaba en sus momentos más duros, varios intentos de secuestro de esa embarcación avivaron la esperanza de "salir en la próxima lanchita para Miami". Cientos de personas se congregaron en los alrededores del muelle para intentar abordar la embarcación pero un operativo policial suspendió los viajes y trató de disipar a la muchedumbre.
Cuando la Policía canceló las salidas de la lancha y cerró el embarcadero, el malestar de la gente se volcó hacia la avenida del Malecón y la calle Galiano
Cuando la Policía canceló las salidas de la lancha y cerró el embarcadero, el malestar de la gente se volcó hacia la avenida del Malecón y la calle Galiano, donde rompieron vidrieras, voltearon contenedores de basura y gritaron consignas antigubernamentales. Hasta ese momento, en sus entonces tres décadas en el poder, el régimen de Fidel Castro nunca había experimentado un cuestionamiento igual en las calles. Tendrían que pasar casi tres décadas más para que aquellas manifestaciones fueran superadas por las del 11J de 2021.
Después del Maleconazo, los embarcaderos fueron militarizados y se hizo una renovación profunda del muelle, pero con el paso del tiempo y la falta de mantenimiento las medidas de control se fueron relajando y las estructuras del espigón se llenaron de óxido.
Este mes de julio finalmente la lancha se ha detenido y los pasajeros que tanto la usaron temen que no se trate de una pausa de solo unas semanas. Muchos creen que es el final de la pintoresca embarcación, con sus colores azul y blanco, que por décadas ha formado parte del paisaje de la bahía habanera.
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