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Sustituyen la lucha contra los 'coleros' por nuevos controles en las bodegas de La Habana

El Gobierno concluye que hay quejas de los ciudadanos por los muchos casos de corrupción ligados a estas brigadas

Los vecinos de Luyanó se quejaban que las autoridades hacían la vista gorda de las irregularidades entre los empleados y 'coleros'. (14ymedio)
14ymedio

01 de diciembre 2022 - 12:16

La Habana/La "Operación de lucha contra los coleros", iniciada en La Habana en agosto de 2020, llega a su fin. Los innumerables casos de corrupción ligados a estas "brigadas" llamadas a organizar las filas en las tiendas han forzado a tomar un cambio en la política de ventas en la capital que pasará el control a manos de las bodegas, de suerte que ya hay quien augura que el enriquecimiento ilícito simplemente cambiará de manos.

El Gobierno de La Habana anunció este miércoles, de manera abrupta, el inminente cambio, que comienza a aplicarse hoy mismo en los municipios de Centro Habana, La Habana Vieja, Regla, Cotorro y Arroyo Naranjo; aunque luego se extenderá al resto.

Cada núcleo familiar podrá adquirir los productos liberados, controlados en las tiendas TRD y Caribe, mediante un sistema de tickets que incluirán el nombre del establecimiento de compra, el número de la bodega y del núcleo, la cantidad de consumidores y el número del consecutivo.

"Cada cual sabrá el día y el lugar que le toca comprar, de manera que se eviten las extenuantes colas y los individuos que se aprovechan de la actual situación para actuar de manera ilícita y enriquecerse"

"Cada cual sabrá el día y el lugar que le toca comprar, de manera que se eviten las extenuantes colas y los individuos que se aprovechan de la actual situación para actuar de manera ilícita y enriquecerse", afirma el Gobierno de la capital.

Habrá cinco productos controlados definidos para la venta: pollo, picadillo, salchicha, aceite y detergente. En cuanto a los ciclos de ventas, los núcleos familiares de hasta ocho personas tendrán 5 kilos de pollo, dos pomos de aceite, cuatro tubos de picadillo, un kilo de detergente y dos kilos de salchichas. La cifra se duplica para núcleos de nueve a 16 integrantes y triplica a partir de 17.

Habrá horarios extendidos en los comercios los martes y los jueves, de 10 am a 7 pm, para quienes por motivos laborales no pueden ir en el normal; y los domingos quedan fijados para quienes no pueden ir a comprar el día que les toca o para recoger productos que "por fuerza mayor no haya sido posible que se garantizara el día que le correspondía comprar". Esta última es una situación tan habitual que amenaza con saturar el domingo. Otra de las debilidades del sistema es la organización en el exterior de las tiendas que se hará "por orden de llegada", es decir, una nueva cola aunque, a priori, de menor escala.

El día de compra que corresponde a cada núcleo se fijará por el orden del número consecutivo y en función de la capacidad diaria del establecimiento, que debe exponer de manera visible en la entrada los números que compran cada día y el que se destina a la venta de quienes no pueden acudir en la jornada prevista. La información se ofrecerá a los ciudadanos también a través de la aplicación y contendrá los ciclos de distribución y el orden por días de las bodegas y consumidores.

La situación estará en manos de "una persona que goce de prestigio y autoridad en la comunidad, para que ejerza el control de la cantidad de productos que recibe diariamente el establecimiento"

En cualquier caso, la situación estará en manos de "una persona que goce de prestigio y autoridad en la comunidad, para que ejerza el control de la cantidad de productos que recibe diariamente el establecimiento, con el objetivo de definir la cantidad de núcleos que pueden realizar la compra en el día". El elegido, cuyos méritos no son garantía de su capacidad de resistencia al soborno, debe revisar las existencias, definir e informar a los núcleos que comprarán ese día, así como hacer balance al cierre del cumplimiento de lo planificado.

En el caso de los "vulnerables", que serán definidos por los gobiernos municipales y dispondrán de un documento que los acredite como tal, podrán comprar ellos mismos o a través de alguien que pueda auxiliarlos presentando el carné de identidad y ese certificado.

El texto divulgado por el Gobierno para anunciar los cambios a la población contiene una serie de medidas que hay que tomar previas a la instauración del nuevo sistema que hacen dudar de que pueda entrar en vigor de inmediato.

Entre ellas está preparar en un seminario al personal que llevará el control de la libreta y los encargados de supervisar el inventario de productos. Además, se habla de "establecer un encuentro con los administradores o gerentes" para detallar el nuevo formato y elaborar un programa que comunique la estrategia a la población, así como una prueba piloto de las aplicaciones TeToca y Ticket, que facilitarán la organización.

Las autoridades aseguran haber tomado estas decisiones tras comprobar que había "dificultades en el funcionamiento de los grupos municipales" e "insuficiente enfrentamiento a los 'coleros', revendedores y acaparadores"

Las autoridades aseguran haber tomado estas decisiones tras comprobar que había "dificultades en el funcionamiento de los grupos municipales" e "insuficiente enfrentamiento a los coleros, revendedores y acaparadores" pese a que en lo que va de año se ha "enfrentado" a 1.352. Especialmente significativa es la alusión a los "reiterados estados de opinión de la población sobre el funcionamiento de los grupos de LCC (Lucha contra los Coleros), condicionado por irregularidades".

La reacción a la noticia, difundida en los medios oficiales, ha sido mayoritariamente positiva, incluyendo peticiones de que se extienda pronto a otras provincias y celebrando el fin del "abuso" y "maltrato" que atribuyen a los grupos de LCC, aunque no han faltado demandas de que se distribuyan por la bodega los productos o dudas sobre el nuevo sistema que, cuando menos, parece precipitado.

Aunque la figura de los grupo de LCC ha sido polémica desde el inicio, el pasado 1 de noviembre, la muerte de un anciano en una cola de la tienda de la calle Melones, en Luyanó, destapó una red de corrupción a la que las autoridades no tuvieron más remedio que poner coto y que puede haber sido el detonante. El cerco duró pocos días, pues apenas unos días más tarde los vecinos ya alertaban del regreso de los coleros que, en connivencia con los LCC, dejaban las tiendas peladas, en esta ocasión incluso alquilando las libretas.

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