Como el café y el ron, el tabaco desaparece de las tiendas en pesos cubanos
Al dilema de no encontrar los cigarros deseados, se suma la queja de muchos fumadores sobre la mala calidad del producto
La Habana/En la isla de los habanos y la picadura, los cubanos se ven hoy en el dilema de adquirir las cajetillas de cigarros en el mercado negro o comprarlas en las tiendas en moneda libremente convertible (MLC). En las tiendas y cafeterías estatales, donde se comercializa ese producto en pesos, la escasez se agudiza cada día y se arma enormes colas.
"Compro los cigarros a la gente que vende por mi barrio porque están perdidos de las tiendas, pero cuando fui al centro comercial de Boyeros y Camagüey, ahí estaban muy lindas, de todas las marcas, pero en MLC. Tremenda falta de respeto", cuenta Jorge, vecino del reparto habanero de Los Pinos. Añade que debería aprovechar la situación para dejar de fumar, pero que le resulta bastante difícil ante el estrés cotidiano con que se vive en el país.
Junto al ron y el café, dos de los otros símbolos de la cubanidad, la fuma dejó de ser asequible para los bolsillos del ciudadano de a pie. Además, el tabaco subió de precio el 1 de enero, con el inicio de la Tarea Ordenamiento, pero el alza fue el menor de los problemas de unos consumidores que habían visto desaparecer el producto meses atrás.
Además, el tabaco subió de precio el 1 de enero, con el inicio de la Tarea Ordenamiento, pero el alza fue el menor de los problemas
Muchos fumadores se han visto obligados a dejar su marca predilecta. Los que preferían Hollywood ahora tienen que acudir a la Rothman, que reemplazó a la primera a finales del año pasado. Pero al poco tiempo los Rothman desaparecieron de las ventas en pesos y solo se encuentran a 2,20 dólares la cajetilla. Los consumidores han tenido que optar por otras alternativas, como el Popular verde o el H. Upmann, pero ahora esas también escasean y solo se encuentran con relativa facilidad en los comercios por cuenta propia hasta por el doble de su precio habitual.
Al dilema de no encontrar los cigarros deseados, se suma la queja de muchos fumadores sobre la mala calidad del producto. Los sabores han cambiado y a veces los cigarros vienen con poco relleno o con escaso pegamento, por lo que el corcho o filtro se separa del resto. También llegan con manchas amarillentas en el papel, producto de la humedad, una señal de los fallos en el almacenamiento y manipulación.
"Lo mismo te encuentras un tallo de la hoja de tabaco que un pedazo de plástico. A mí me pasó una vez, me di cuenta por la peste a cable quemado, por poco llamo a los bomberos, pero me percaté antes que el olor venía del cigarro. Luego de la autopsia encontré un trozo de plástico de dos centímetros de largo. Todavía me pregunto cómo fue a parar eso ahí", contó a 14ymedio un barbero de Centro Habana.
Por otra parte, los escasos lugares donde surten alguna que otra marca sobre todo "fuerte", son hervideros de personas desesperadas que intentan conseguir el producto a precios más económicos. "Primero fui al Sylvain y solo había Popular azul, luego me llegué al Cupet de Infanta y San Rafael y había mucha gente, más de 2 horas para comprar y solo vendían 5 cajetillas por persona, lo que quiere decir que en cuatro o cinco días tendré de nuevo que zapatear los dichosos cigarros", cuenta una trabajadora de La Quinta de los Molinos.
La Empresa Mixta cubano/brasileña, Cigarrillos S.A., conocida popularmente como Brascuba y fundada en 1995, es la que abastece a las tiendas en divisas y, aunque mantiene algunos precios, ha incrementado otros.
A inicios del año pasado, directivos de la empresa afirmaron que para garantizar el flujo constante de producción y para que "no haya una afectación", Brascuba había ampliado su cartera de proveedores y la materia prima principal, el tabaco, llegaba "directamente del proyecto Virginia, en Pinar del Río, al cual los socios han aportado para su crecimiento y mejora". Sin embargo, meses después la realidad es otra.
Ante tanta escasez, algunos astutos y con buena memoria, han recurrido a la fabricación casera de cigarros, los llamados tupamaros
Ante tanta escasez, algunos astutos y con buena memoria, han recurrido a la fabricación casera de cigarros, los llamados tupamaros. Con máquinas artesanales, enrollan, elaboran y producen cigarrillos a partir de diferentes materias primas, como pueden ser la barredura o excedente que suele desecharse en las fábricas, o también confeccionando picadura a base de tabacos picoteados. Puede utilizarse prácticamente cualquier papel, siempre que la hoja sea delgada, mientras el pegamento es una mezcla de harina y agua.
Francisco, vecino de la Fábrica de Tabacos La Corona, en La Habana Vieja, se desempeña muy bien en estos menesteres. Ha desempolvado sus máquinas de cigarro que no usaba desde finales de los 90 y previo mantenimiento, ha puesto manos a la obra. "La situación se ha puesto muy difícil, sobre todo para nosotros los jubilados", explica.
"Ya para comprar comida lo tenemos complicado, así que para fumar mucho peor, por eso recordé que tenía las maquinitas de hacer cigarros y aprovechando la escasez, empecé la producción con lo que pueda resolver. Así garantizo los míos y le vendo a la gente del barrio para recuperar la inversión y ganar un menudo, aunque también, en ocasiones, intercambio cigarros por azúcar, picadillo o lo que me ofrezcan".
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