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Tácticas de contrainsurgencia aplicadas en Santiago de Cuba para investigar a los ganaderos

La Policía y la Seguridad del Estado detectaron 1.644 terneros sin declarar y 4.463 animales "desaparecidos"

Buscaron “huellas dactilares, de olor, palmares, calzado, fibras textiles” y dieron con “posibles sospechosos” / Sierra Maestra
14ymedio

10 de agosto 2024 - 20:01

No escatimó detalles este sábado la prensa oficial para describir, con tono de novela policíaca y advertencias del Ministerio del Interior, la situación del robo y sacrificio de ganado en Santiago de Cuba. Tras numerosas redadas, se descubrió que en la provincia existen 1.644 terneros cuyo nacimiento no se declaró, 818 ventas ilegales de vacas, 200 sin marcar, 719 animales muertos sin notificar a las autoridades y 4.463 “desaparecidos”, cuyos dueños no denunciaron. 

La Policía ha soltado –literalmente– a sus perros en los potreros santiagueros para que den con restos de vacas sacrificadas, y han abierto expedientes a los campesinos que violaron la ley, para multarlos o imponerles cualquier “otra sanción accesoria” que corresponda. En total, las autoridades aseguran que la provincia cuenta con 110.448 animales, cuyos dueños tienen sus papeles en regla. 

Sierra Maestraentrevistó a un campesino anónimo –no quiso revelar su nombre “por temor a enemistarse con algunos conocidos”– que dio la luz a los agentes sobre el método más común de los ganaderos santiagueros y sus “clientes” cómplices: “Te les presentas con un saco de pesos, y te van a dejar que sacrifiques una vaca de su ganado, haciéndolo ver como un hurto del cual no tenían conocimiento ni se enteraron. No son pocos los que están en ese negocio. Aquí cada cual tiene que cuidar lo suyo y es responsable de lo que tiene”. 

La Policía ha soltado a sus perros en los potreros santiagueros para que den con restos de vacas sacrificadas

El Ministerio del Interior no perdió tiempo. Invocando el artículo 410.1 del Código Penal –sobre el hurto– y otras leyes similares, los agentes se hicieron eco de “algunos campesinos que refieren la necesidad de mayor rapidez de los organismos y su cooperación efectiva para atrapar a los responsables”, y empezaron varias investigaciones. 

Las computadoras de la Policía –cuenta Sierra Maestra– comenzaron por registrar la “narración” de cada guajiro e, inmediatamente, “la guardia operativa actuó”. Insistiendo en la eficiencia que, en opinión del diario, mostraron los agentes, el texto describe que se sumaron a cada caso el jefe de cada sector, los peritos de Criminalística y los detectives de la Dirección Técnica e Investigativa. Buscaron “huellas dactilares, de olor, palmares, calzado, fibras textiles” y dieron con “posibles sospechosos”.

En los casos difíciles usaron perros, “para seguir los rastros de los implicados” y cualquier otra prueba del sacrificio sobre el terreno. Se sumaron incluso –subraya Sierra Maestra– agentes de la Seguridad del Estado. 

Tal despliegue era necesario, alega el periódico, por la situación económica que vive la Isla y que eleva todo hurto común al rango de delito mayor: se trata de un “ejercicio nacional” y priorizado por el Gobierno, zanjan, sobre los 16.689 ganaderos de la provincia, visitados uno por uno desde el pasado marzo. 

“Desde los primeros meses del año la Fiscalía Provincial, de manera general, declaró a este medio que se había generado un incremento de acontecimientos contra el ganado en el territorio”, asegura el diario. “Se ha detectado un elevado número de incumplimientos de lo establecido en la Ley de Fomento Ganadero”. 

Hubo “actitudes poco receptivas” y “dudas de la seriedad de la tarea”, admite Sierra Maestra al describir que no pocos guajiros se negaron a colaborar con la investigación. Fueron castigados con 496 multas que recaudaron siete millones de pesos. Unos 787 ganaderos serán “analizados” por Agricultura en la provincia y otros 246 recibieron acusaciones por “incumplimiento del deber de denunciar”. 

La lección: “Respeten y cumplan, y no existirán las medidas”, dice claramente un funcionario de Agricultura entrevistado por el periódico. 

Varios guajiros se negaron a colaborar con la investigación en la que incluso participaron agentes de la Seguridad del Estado

Para ilustrar la moraleja, Sierra Maestra describe la vida del que, opina, es el ganadero perfecto: Hermis Isaac Ferrer, de la Cooperativa de Créditos y Servicios Gustavo Moll, ubicada en el municipio de San Luis. Ferrer “hace maravillas” en su finca Nueva Arena, y es el ejemplo de que “cuando se quiere, se puede” ser legal.

Ferrer ha organizado una partida de guardianes a los que llama “patrulla campesina”, a los que la cooperativa “facilitó teléfonos para comunicarse ante cualquier problema, hecho o sospecha”. Previsiblemente, los guardianes van armados con machetes, pero esto no lo dice Ferrer, quien asegura que cuando los “patrulleros” detectan un delito, llaman al jefe de sector. 

Pero nadie es perfecto. “En el mes de julio, como parte del ejercicio nacional de ganadería, se identificaron varios casos objeto de análisis por faltante de animales, o por no contar con la protección debida a estos, lo que facilita su hurto”, ha confesado Ferrer. 

El guajiro es descrito, además, como un alma caritativa de la zona: “Él entrega leche a Salud Pública, en el hogar de ancianos, materno y el hospital. El ganado mayor lo intercala, contando con 10 reproductoras, seis hembras chiquitas y dos sementales, además de su caballo. Colabora con los vecinos y viceversa, y entre todos envían producciones al mercado y las ferias”. 

Así es el “paraíso” de Ferrer, concluye Sierra Maestra, libre del “descontrol y la negligencia” que caracterizan a la provincia. Su consigna, que cuenta con las evidentes simpatías de la Policía, es que a “quien vela, nada se le escapa”.

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