El teléfono público resiste en la era del 'smartphone'
Las cabinas telefónicas son la alternativa más económica para quienes no pueden pagar los elevados precios del servicio móvil
La Habana/Los jóvenes de la generación de las pantallas táctiles los miran con curiosidad y los nuevos ricos se mantienen a distancia, pero hay quienes siguen teniendo en los teléfonos públicos un importante camino de comunicación ante los elevados precios del servicio móvil.
Hacer llamadas locales desde los aparatos públicos resulta mucho más barato para el bolsillo de los ciudadanos en comparación con la telefonía móvil. Los usuarios solo han de pagar 0,3 CUP el minuto durante el día y 0,2 CUP por la noche. Para llamadas de mayor distancia, como entre La Habana y Santiago de Cuba, el precio asciende a 1 CUP durante el día, por la noche 0,50 y después de las 11 de la noche solo cuesta 0,10.
En países como Francia o Inglaterra los teléfonos públicos están al borde de la extinción ante el avance de las redes celulares. En España, pese a ser un servicio muy deficitario, que ha experimentado una caída de un 84% en apenas 15 años (de 55.000 a 18.000 teléfonos), el servicio sigue siendo de obligada prestación por ley y la empresa concesionaria ha debido renovar este 2017 un contrato caducado al quedar desierto el concurso público. Como allí, el Gobierno cubano apuesta por mantener, a través de la Empresa de Telecomunicaciones de Cuba (Etecsa), un servicio al que recurren los ciudadanos con menos ingresos.
Al cierre del año pasado, en el país funcionaban unos 59.818 equipos de telefonía pública, de ellos 8.588 con monedas. Para este año, el monopolio estatal de comunicaciones planea instalar 500 nuevos puntos con aparatos de este tipo, de los cuales 45 están destinados especialmente a las personas con discapacidad.
Al cierre del año pasado, en el país funcionaban unos 59.818 equipos de telefonía pública, de ellos 8.588 con monedas
A finales de 2015, el país tenía apenas 1.333.034 líneas fijas de las que 996.063 brindaban servicio al sector residencial, según datos del Anuario Estadístico que publica la Oficina Nacional de Estadística e Información (ONEI). La instalación de aparatos en los hogares ha crecido muy discretamente en los últimos años y, entre 2010 y 2015, solo se agregaron poco más de 185.000 de estas líneas en todo el territorio nacional.
Junto a la mala calidad del pan y las dificultades del transporte, los problemas de la telefonía pública acaparan las críticas más escuchadas en las calles y planteadas en las reuniones de Rendición de Cuentas del Poder Popular. El deterioro, el vandalismo y la escasez de aparatos en zonas muy pobladas están en el blanco de las quejas.
Según declaró a los medios oficiales la especialista comercial de la División de Servicios de Telefonía Pública de Etecsa, Raquel Stone, cada año la compañía estatal debe restaurar miles de teléfonos públicos inutilizados por el vandalismo. La parte más dañada es el auricular que frecuentemente resulta arrancado.
Reponer los dispositivos supone a la empresa un gasto de 1.000 CUC por cada aparato de monedas o entre 330 y 400 CUC en el caso de los que funcionan solo con tarjetas prepago.
Los públicos, como se les llama popularmente, mantienen una alta demanda no solo entre quienes no pueden permitirse sufragar un móvil, sino también entre quienes utilizan su dispositivo para estar localizables pero efectúan la mayoría de llamadas salientes desde los aparatos ubicados en las calles.
"Si te marco y cuelgo al segundo timbre es que voy a verte, pero si te marco y lo dejo sonar es que no puedo ir", le grita una adolescente desde la acera a una amiga que había subido al ómnibus. "Pero no descuelgues que casi no me queda saldo en el móvil", añade. Los 0,35 CUC que cuesta un minuto de llamada por celular representa aproximadamente la mitad del salario diario de un profesional.
A pesar de esas tarifas, en julio de este año la cifra de líneas móviles activas en el país llegó a 4.313.000. El crecimiento experimentado desde que en 2008 se autorizó a los nacionales a contratar el servicio, no logra todavía que la Isla remonte su puesto entre los países a la cola de América Latina.
Solo el 35,5% de la población cubana tiene acceso al servicio celular, en contraste con naciones como Panamá donde el uso llega a superar el número de habitantes y se coloca a la cabeza de la región, con un 172% de tasa de penetración de telefonía móvil. Guatemala alcanza el 115% y Puerto Rico un 87,7%.
Aníbal Lorenzo, un bicitaxista de 32 años residente desde hace dos meses en La Habana, es uno de los millones de cubanos que no puede siquiera soñar con un móvil. Para mantener la comunicación con su familia en Guantánamo se compró una tarjeta Propia prepago que usa en la red pública. El trabajador años lamenta que los teléfonos que usan monedas casi nunca funcionan.
Solo el 35,5% de la población cubana tiene acceso al servicio celular, en contraste con naciones como Panamá donde el uso llega a superar el número de habitantes y se coloca a la cabeza de la región
"Tengo pesquisados todos los teléfonos que hay en la calle Amistad", dice mientras prueba sin éxito varios aparatos. A pocos metros, una joven descuelga un auricular y escucha el tono de llamada, pero antes de comenzar a hablar saca un pañuelo del bolso y limpia la zona que estará cerca de su boca. "Están siempre sucios y con peste", se queja.
La empresa de telecomunicaciones ha instalado en algunos teléfonos públicos ubicados en funerarias, hospitales y farmacias el servicio de cobro revertido. La persona que llama debe marcar el número 1-69-69 y cargar el importe al destinatario de la llamada. La opción es poco conocida todavía, pero puede sacar de un aprieto.
"Me robaron la cartera en la guagua y un señor me avisó de que en un Cuerpo de Guardia cercano había un teléfono que tenía ese servicio", cuenta Rosaura, una joven arquitecta que antes de ese incidente llevaba "más de cinco años sin tocar un público". Ahora, reconoce que en determinadas situaciones hay que volver a la vieja usanza.
En la última década, a nivel internacional se ha intentado aportarles nuevos usos a las cabinas públicas. En España por ejemplo, además de aceptar el pago con tarjeta de crédito, algunas han habilitado la posibilidad de enviar correos electrónicos y SMS a móviles. A pesar de eso no se ha podido evitar la caída del 84% de este servicio en tan solo 15 años.
En Francia han pasado a ser bibliotecas públicas en algunas localidades, mientras que en Londres los legendarios cubículos de madera roja se arriendan a pequeños empresarios que las han reconvertido en pequeños negocios, como tiendas de artesanía o diminutas floristerías.
En la última década, a nivel internacional se ha intentado aportarles nuevos usos a las cabinas públicas
En el imponente edificio de la esquina de Águila y Dragones se ubica la sede de Etecsa, un inmueble que pertenecía a la compañía estadounidense AT&T hace más de cinco décadas, cuando fue nacionalizado. En uno de sus salones, un museo conserva varios modelos de los primeros teléfonos públicos que se instalaron en la Isla.
"Aquí todo esto se encuentra activo gracias a un grupo de jubilados que le da mantenimiento a los aparatos", asegura María del Carmen, una de las trabajadoras del local. "En las escuela de telecomunicaciones solo se enseña ahora la nueva tecnología", y estos pensionados son "los únicos que dominan bien estos dispositivos".
A escasos metros de María del Carmen, una joven recibe una llamada en su celular mientras espera para pagar la factura telefónica. Responde apresurada y con frases cortas. "Cuelga, que te llamo desde un público", dice mientras busca con la mirada los aparatos más cercanos.