La televisión rusa intenta sin éxito dar una imagen potente de las tropas especiales cubanas
Pese a la fanfarria bélica, el "exclusivo" reportaje llega con un mes de retraso y mucha discreción
La Habana/De uniforme militar, con explosiones de fondo y decenas de soldados corriendo hacia las cámaras, el periodista ruso Alexey Egorov presentó este domingo la segunda parte de su documental sobre el Ejército cubano, estrenado el pasado diciembre. Pese a la fanfarria bélica, el "exclusivo" reportaje, emitido en el programa Aceptación Militar de la cadena Zvezda, llega con un mes de retraso y mucha discreción.
Filmado a "pocos kilómetros de La Habana" y en una llanura cerca de la costa, el documental se enfoca en el entrenamiento de las tropas especiales de Cuba, conocidas como Avispas Negras, cuyos jóvenes cadetes ya aparecían en el rodaje anterior cubiertos de arcilla, semidesnudos y caminando descalzos sobre alambres de púas. La grabación comenzó el pasado julio, cuando Egorov arribó a la capital a bordo del buque-escuela ruso Perekop.
Las fuerzas de élite están más preparadas para resistir que para combatir ya que su función, asegura Egorov, no es formar parte de una batalla, sino que se dedican a tareas de mayor peligro. "Cuando preguntamos para qué fue creada la unidad especial respondieron, entre otras cosas, que para eliminar a los líderes de grupos terroristas y luchar contra regímenes poco amistosos", asegura el periodista y añade: "La franqueza es otro rasgo distintivo de los militares cubanos".
"Estos cubanos no van a la batalla, son saboteadores clásicos. Su tarea es moverse silenciosa y sigilosamente en un área predeterminada y hacer lo que hay que hacer allí y luego también sigilosamente desaparecer"
"Estos cubanos no van a la batalla, son saboteadores clásicos. Su tarea es moverse silenciosa y sigilosamente en un área predeterminada y hacer lo que hay que hacer allí y luego también silenciosa y sigilosamente desaparecer", explica un militar de la Isla a Egorov. "El rifle de asalto kaláshnikov", continúa, "está ahí como una herramienta en caso de que tengan que disparar".
"Este grupo está entrenando en refugios subterráneos para esconderse de la inteligencia enemiga y se prepara para la penetración de su retaguardia, incluyendo la realización de entrenamiento de ingeniería bajo tierra (plantar explosivos), donde pueden permanecer hasta una semana", dice el periodista mientras señala a los jóvenes avispas dentro de agujeros en la tierra en los que apenas cabe una persona. "Y el enemigo –añade Egorov– es muy real".
En un campo en el que avanzan tanques de guerra, explotan minas y se hacen ejercicios que tienen como objetivo la voladura de un edificio, una persona en particular llama la atención de Egorov: la capitana Heidi, quien "simultáneamente da entrevistas a rusos sin intérprete, gesticula órdenes y supervisa el ejercicio".
La capitana Heidi, desde la torre por la que se lanzan los cadetes, explica a los periodistas el entrenamiento que atraviesan las fuerzas especiales cubanas. "Heidi es la más veterana y atenta de su grupo", además de la de mayor rango, añade Egorov, que no duda en describir a la mujer como "peligrosa, hermosa y armada hasta los dientes".
El reportaje prosigue por el arsenal cubano que, además de los kaláshnikov, los camiones Ural y Howo y los lanzacohetes conocidos como katiushas, cuenta con modernos helicópteros, tanques de guerra, camiones de la marca china Dongfeng y un rifle de factura local, calibre 14.5, que Egorov elogia como un arma "sin precedentes". El peso del arma y su "poderoso" calibre, subraya Egorov, hacen que el retroceso al disparar sea muy fuerte, por lo que es aún más "destacable" que se utilice en las Fuerzas Armadas de la Isla.
El tono propagandístico de Egorov, incondicional de Vladímir Putin y un entusiasta defensor de la invasión a Ucrania, acompaña durante los casi 40 minutos que dura el reportaje a las fuerzas de élite cubanas, a las que compara con los Ejércitos de Laos o Vietnam. Cuba, asegura, ha absorbido técnicas de combate y camuflaje aprendidas en las invasiones de Estados Unidos a estos dos países y más recientemente a Afganistán. Además, suma el aprendizaje de artes marciales japonesas.
En opinión de Egorov, las Avispas Negras son de los cuerpos militares mejor preparados del mundo. "Pocas personas los han visto, pero muchas han oído hablar de ellos. Estos chicos rara vez se muestran en televisión", reconoce. Su programa, sin embargo, ha sido el elegido por la cúpula militar de la Isla para exponer su capacidad militar tanto a aliados como a "regímenes enemigos".
Un último repaso por las relaciones entre el Kremlin y La Habana obliga a Egorov a recordar que la historia entre ambos países es antigua. "Contamos en detalle cómo se construyeron las relaciones de nuestro país con la Isla de la Libertad, cómo Fidel Castro voló a Moscú, cómo luchó contra los estadounidenses con nuestros tanques y vehículos autopropulsados, cómo enviamos armas nucleares a Cuba, y aquí a muchos les parece que el punto de partida de las relaciones entre nuestros dos países es la Revolución cubana, lo que no es del todo cierto".
Soldados cubanos pelearon del lado de la Unión Soviética durante la Segunda Guerra Mundial, recuerda el periodista, quien señala que, después de 1959, "el primer emblema de la unidad especial cubana, que comenzó como la Brigada Aerotransportada de Asalto" imitaba el símbolo de las Tropas Aerotransportadas de la Rusia soviética, una "señal franca de respeto".
Egorov no pasa por alto las actuales relaciones entre la Isla y su país, e incluso con los aliados más cercanos del Kremlin, como Bielorrusia. Fue precisamente el ministro de Defensa de este país, Víctor Jrenin, quien de visita en la Isla el pasado enero, definió la importancia de lo militar entre países "amigos": "La fuerza militar es la base de las relaciones políticas", una máxima que funciona sobre todo entre La Habana y Moscú.
Sin embargo, la prudencia –y quizás alguna orden directa– evita que el propagandista estrella de Putin mencione la presencia de mercenarios cubanos en la invasión a Ucrania o la razón por la cual la hermética cúpula militar de la Isla le abriera sus puertas. No obstante, no queda claro por qué el régimen de La Habana decidió difundir esas imágenes que reflejan un Ejército con pocos medios.
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