El televisor no puede sustituir al maestro en el aula, se quejan las madres cubanas
Las teleclases, solo accesibles por conexión digital, obligan a las familias a contratar profesores o asumir su labor desde hace un año
La Habana/La mesa de trabajo de Elena Meriño ha cambiado su geografía desde que sus hijos no van a la escuela. Montañas de libros y libretas y hojas sueltas con deberes pendientes se acumulan junto a sus compromisos laborales. Desde que un año atrás llegó la pandemia de coronavirus a Cuba, el comedor de su apartamento se volvió su oficina, y la sala, el aula de sus hijos que ahora cursan el segundo y quinto grado.
Los cuadros de la pared principal del salón fueron descolgados para subir la pizarra que los ayuda a mantener el orden del día y a visualizar mejor los ejercicios. Una pequeña mesa con sus sillas se instaló al pie del televisor, donde los niños ven casi a diario las teleclases.
"Aquí nos acomodamos como podemos, también vienen dos amigos de los niños que viven en el edificio y que no tienen televisor. La madre no puede ocuparse de que vean las clases porque se pasa el día en la calle trabajando. Ella hace galletas en la noche y luego pasa el día tocando de puerta por puerta vendiendo el producto. Como estaba a mi alcance ayudarla me brindé, aunque realmente es complicado para mí", cuenta Meriño mientras dicta a los niños un ejercicio.
"El maestro es insustituible", dijo a la prensa oficial Eugenio González Pérez, viceministro de Educación, que insiste en la importancia de ver las teleclases "como complemento"
En Cuba el primer cierre de las escuelas fue decretado a finales de marzo de 2020 a raíz del inicio la pandemia, que ha dejado 62.206 contagios y 373 fallecidos desde el inicio de la pandemia hace un año.
"El maestro es insustituible", dijo a la prensa oficial Eugenio González Pérez, viceministro de Educación, que insiste en la importancia de ver las teleclases "como complemento". Sin embargo la preocupación de los padres aumenta a medida que se alarga en el tiempo esta alternativa a la escuela.
"Al final del día yo soy su maestra", dice la madre, a la vez que se queja de que este curso las clases televisivas "van muy rápido", en especial la asignatura de Matemática. Cuando el curso se suspendió "estaban dando el cálculo del sobrepaso en el número 12", explica, pero han empezado con otra cosa sin concluir ese tema.
"No sé qué voy a hacer, me preocupa que los niños no aprendan bien y estos grados son importantes porque son la base para todo lo que les viene después. Yo no me puedo ni quejar, recuerdo perfectamente ese contenido y puedo ayudar a mis hijos y a alguno de sus amigos, pero no quiero ni imaginar lo que están pasando los padres que no lo entienden y claro, así le es imposible explicárselo a sus hijos. Lo peor es que ya me estoy imaginando el reinicio de la escuela, cuando sea que decidan comenzar, a los maestros dando todo el contenido atropellado y pasando a todos los muchachos de grado sin tener los conocimientos", reflexiona.
Yenia Del Monte vive en un cuarto pequeño de la barriada de La Timba con sus tres hijos, su hermano, su madre y su abuela. Está divorciada del padre de sus hijos hace dos años, así que entre ella y la abuela de los niños han asumido la crianza de los pequeños. A mediodía no hay quien esté en ese cuarto porque el techo de zinc se calienta y todos salen para el patio común de la cuartería a tomar el aire mientras los niños juegan.
Del Monte tiene un viejo televisor que todavía funciona pero no puede ver en él la señal del Canal Educativo porque no ha podido comprarse la cajita decodificadora de la señal digital, única vía por la que funciona desde que este tuvo su apagón análogico. La madre tampoco tiene dinero para pagar un profesor particular y menos aún una computadora donde sus hijos puedan ver online las teleclases.
"Todo esto ha sido un desastre total, están contando con que todos tenemos los mismos recursos en casa y no es así"
"He optado por olvidarme de todo lo que tiene que ver con la escuela porque si no me iba a volver loca. Al principio cogía lucha con eso y me la pasaba corriendo de una casa para otra para que los niños estuvieran al día, pero así no hay quien viva. Yo me paso el día luchando el dinero para que puedan comer en la casa y buscando dónde comprar alimentos, no tengo un minuto para otra cosa. O comen o aprenden y bueno, aprender pueden hacerlo después en la escuela, pero si no comen pasan hambre", lamenta esta madre de apenas 26 años.
La madre de Del Monte, una joven abuela, lo tiene claro: "Todo esto ha sido un desastre total, están contando con que todos tenemos los mismos recursos en casa y no es así".
Además quiere dejar clara su opinión sobre las teleclases: "Los niños a esta edad no están preparados para aprender sin un maestro delante. Si no tienen al lado una madre o alguien, se quedan sin aprender. Son pocos los niños que tienen motivación para el estudio a esta edad y los contenidos son fuertes. Yo espero que cuando regresen a la escuela dediquen tiempo a consolidar lo que ya habían dado antes de ponerse a dar lo nuevo".
Otra de las madres preocupadas es Amparo Santos. Ella tiene a su cargo una hija adolescente que este curso comenzó el séptimo grado y también se ha convertido en la maestra en casa, como tantas otras madres, e indignada por la calidad de las teleclases que ha puesto el Ministerio de Educación a disposición de los estudiantes.
"Las clases de matemáticas están muy difíciles y además van muy apuradas. Todos los padres del aula de mi hija pensamos lo mismo, pero tenemos que buscar soluciones. Creo que no están bien pensadas, ponen ejercicios de tarea que nunca explican. En el libro están las respuestas, pero no todo el mundo sabe cómo llegar a ellas", explica Santos, que se confiesa privilegiada porque su época de estudiante la matemática era su asignatura favorita.
Santos ha observado en el caso de su hija y sus amigos que a muchos de ellos se les hace complicado aprender contenido nuevo en solo media hora y sin tener un profesor delante. Son temas que los muchachos nunca han visto y lo explican demasiado rápido.
"Si te soy sincera las teleclases me han servido de bien poco, todo tengo que explicárselo yo al niño"
La maestra en su teleclase no dedica tiempo para explicar la tarea, de manera que los padres no saben si los niños resolvieron bien los ejercicios. "Si te soy sincera las teleclases me han servido de bien poco, todo tengo que explicárselo yo al niño. Van muy rápido, cada día es un contenido nuevo y para colmo dejan mucho trabajo independiente que es imposible hacer en una semana".
Alina Ibarra no tiene la misma suerte de Santos y Meriño. Graduada a duras de penas del pedagógico en la especialidad de Español-Literatura, no tiene a sus manos las herramientas para explicar a su hija de 10 años la matemática de quinto grado. Tampoco tiene tiempo porque, aunque pasa el día en casa, su jornada de trabajo es de doce horas.
"Trabajo editando y traduciendo documentos online y soy madre sola así que no tengo otra que trabajar sin descanso para poder mantener a mi pequeña familia que la conforman mi hijo y mi abuela", cuenta.
"Lo que hice fue buscarme un profesor particular. Me cobra 50 pesos la hora, pero no me ha quedado otro remedio, lo otro era que el niño se quedara sin aprender. Tengo la suerte de que puedo pagar ese servicio, que es excelente además, porque yo sé que hay otras madres que se han tenido que resignar y ver cómo sus hijos pasan el día en casa sin aprender absolutamente nada", dice Ibarra.
"El asunto es que para quinto grado están dando mucho contenido nuevo y van muy rápido, no es como antes que se trataba solamente de repasos. Para colmo, no son pocas las teleclases que he visto donde los profesores tienen una dicción malísima y ni se les entiende lo que dicen. Aunque en el aula hemos creado un grupo de WhatsApp y por ahí la profesora hace de todo para ayudarnos, nada sustituye al maestro frente a un aula", declara Ibarra, una afirmación que coincide con el testimonio de otros padres consultados por este diario.
Su idea era descargar desde el portal gratuito Cubaeduca todo el material audiovisual y luego en las noches dar las clases junto a la niña
Ibarra recuerda que al principio intentó ella sola asumir la enseñanza de su hija en casa, pero no lo logró. Su idea era descargar desde el portal gratuito Cubaeduca todo el material audiovisual y luego en las noches dar las clases junto a la niña, pero la web no siempre actualiza la parrilla semanalmente. Entre esos contratiempos y las pocas horas que tenía disponible para dedicarle terminó por contratar al profesor particular.
El Ministerio de Educación informó recientemente que este 15 de marzo comenzaba una "nueva parrilla" en la programación del Canal Educativo donde se incluyen las asignaturas que no se estaban impartiendo hasta el momento y prometen corregir algunos de estos problemas señalados por los padres. Estará dirigida a todas las provincias y municipios que están en fase de transmisión autóctona limitada, excepto Pinar del Río, que tendrá su propio programa.
Entre las nuevas asignaturas que se están transmitiendo ya están Geografía, de sexto grado; Inglés, desde tercero hasta sexto; Historia, de séptimo y octavo; y Química, Física y Biología, de duodécimo grado.
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