La Época reabre sus puertas en dólares este 8 de marzo, y se arma una inmensa cola
La emblemática tienda de La Habana abrió cerca de la 1 de la tarde, tras horas de espera
La Habana/Desde hace semanas se sabía que la tienda La Época, en La Habana, iba a reabrir sus puertas este lunes y en dólares. También era vox populi que para lograr entrar lo mejor era comenzar a hacer la cola varios días antes. El regalo por el Día Internacional de la Mujer llegó esta vez envuelto en billetes verdes.
La mañana de este 8 de marzo amaneció fría, húmeda y con fuertes ráfagas de viento en la capital cubana. Pero el mal clima no impidió que, antes de que el reloj marcara las siete, la fila para entrar en La Época ya alcanzaba más de 300 metros. La mayoría de las personas llevan días organizándose para acceder a uno de los centros comerciales más emblemáticos de la ciudad.
A esa hora, la policía obligó a los clientes a trasladarse a tres cuadras de la entrada principal del comercio, como suele hacer últimamente para evitar las aglomeraciones a las afueras de los mercados. Pero la distancia y el hecho de que no se viera la puerta de acceso agregaron ansiedad en la fila por el temor a las posibles irregularidades y a los colados.
La distancia y el hecho de que no se viera la puerta de acceso agregaron ansiedad en la fila por el temor a las posibles irregularidades y a los colados
Ubicado en la céntrica esquina de Galiano y Neptuno, el local ha sido un emblema de una de las zonas con más tiendas por metro cuadrado de toda Cuba. Con sus majestuosas vidrieras, ahora tapadas por cubiertas de metal, su escalera eléctrica que pasó años sin funcionar y sus varias plantas que una vez estuvieron repletas de mercancía, La Época hizo honor a su nombre y se convirtió en un símbolo del empuje comercial de la ciudad.
Pero La Época de hoy poco tiene que ver con el anterior glamour. Dos obreros sobre un andamio todavía retocaban la fachada con pintura mientras la fila crecía este lunes, la policía custodiaba fuertemente la cola y a las nueve el comercio no había podido cumplir con su horario de apertura, un retraso que provocó quejas a voz en cuello y crispación en la cola. Ante la agitación, sobre las 10 de la mañana llegaron varios camiones con tropas boinas negras para intentar controlar el caos.
Muchas de las que esperaban a las afueras eran mujeres. "Vine para ver si puedo alcanzar algo de queso y yogur para mis hijos, porque al precio de esos productos en el mercado negro no estoy dispuesta a pagarlo", cuenta Yamilé, una habanera de 42 años, a 14ymedio. "Pero la verdad es que si saco cuenta de todo el tiempo que he perdido en esto, los productos me van a salir carísimos".
Aymara es otra de las que lleva días haciendo la fila. Lo más difícil ha sido esconderse de la policía que patrulla la zona en la madrugada para hacer cumplir el estricto toque de queda impuesto en la ciudad debido al repunte de la pandemia. Entre las nueve de la noche y las cinco de la madrugada está prohibido circular por las calles, lo cual ha obligado a buscar alternativas para no perder el turno en la fila.
"Nos pasamos a la cola digital y aunque cada día hay que venir a rectificar el turno a las seis de la mañana, el resto del tiempo se hace por WhatsApp y también en una lista física que tienen los primeros de la cola", explica la joven. "Yo he hecho todo este sacrificio porque me contaron que está mucho más surtida esta tienda que las otras y que van a abrir con todo".
Pero Aymara reconoce que está cansada físicamente de la larga espera y hastiada de la situación. "Le dije a mi mamá que no me mandé ni un dólar más, que en lugar de estarme enviando ese dinero para gastarlo en esta tiendas que todo es carísimo y de poca calidad, que lo guarde allá para que me saqué de este país. No aguanto más". Sus palabras generan gestos de asentimiento a su alrededor.
"A las otras tiendas en dólares no vale la pena ni ir. Se ha creado una mafia de revendedores, empleados que reciben pagos para dejar pasar a sus amigos o a los coleros", lamenta Luisito, un residente en la cercana calle San Miguel que asegura haber empezado la fila el pasado miércoles cuando "un vecino pasó recogiendo los nombres de los que estaban interesados en entrar el día de la inauguración de la tienda".
"Nos dijeron temprano que solo iba a abrir el mercado de alimentos, la parte de electrodomésticos y la perfumería", cuenta el hombre. "Pero nadie sabe exactamente, porque no hay un cartel ni una información detallada de qué partes de la tienda están listas ya este lunes. Así que es como hacer una cola a ciegas".
Pasada las 11 de la mañana salió una empleada y habló con los clientes que estaban en los primeros puestos de la cola y dijo: "La tienda no está lista. Va a abrir, aunque todavía estamos poniendo los productos en los anaqueles. La parte de electrodomésticos no va a poder estar lista hoy, pero estamos haciendo todo lo posible para abrir el mercado". A los primeros puestos en la cola ya les recogieron el carné de identidad.
Botellas de agua, unos impagables paquetes de frutos secos que tienen toda la pinta de estar viejos y unas carísimas botellas de tequila es lo único que ofrece una tienda a pocos metros de La Época
Luisito espera adquirir "detergente, algún tipo de frijoles que están perdidos en otras partes y una bolsa de leche en polvo". Pero, no todos estaban claros desde el principio sobre la nueva modalidad de venta en moneda libremente convertible. "Ya he visto irse a varias personas que creyeron que esto iba a ser en moneda nacional. Hay que ser ingenuo. ¿Desde cuando en esta ciudad no se abre una nueva tienda en pesos?".
Los locales de venta en pesos más próximos están casi vacíos. Botellas de agua, unos impagables paquetes de frutos secos que tienen toda la pinta de estar viejos y unas carísimas botellas de tequila es lo único que ofrece una tienda a pocos metros de La Época. "Desde temprano han seguido descargando camiones y camiones de productos", aclara la empleada del desabastecido local mientras señala al nuevo competidor en dólares.
"Todo el suministro está yendo para esas tiendas, aquí ya se han olvidado de abastecer", lamenta la empleada de la tienda estatal. "Cuando vengan los clientes a preguntar, lo que me queda es decirles que crucen la calle y que compren en fulas". La gritería alrededor de La Época interrumpe las palabras de la vendedora que se asoma a ver qué pasa.
"Esto es una falta de respeto. Uno está pagando en moneda fuerte y aun así se dan el lujo de demorar en abrir las puertas. Son las diez de la mañana y hace frío ¿Por qué no acaban de abrir?", brama un hombre acompañado por su pareja que está entre los primeros de la cola. La gente al inicio de la fila discute fuertemente con la policía y reclama también que "se están colando personas".
En la cercana calle Concordia la policía empieza a separar al primer grupo que entrará al local, pero el tiempo pasa y las caras de alivio por estar en los primeros puestos se van convirtiendo en frustración ante la demora. Son las once de la mañana y nadie ha podido entrar todavía en La Época.
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