Las tiendas en MLC son una tabla de salvación, dice el ministro de Economía cubano
Alejandro Gil Fernández insiste en que no hay otra opción para recaudar divisas con las que poder afrontar los gastos
Madrid/Consciente de la molestia que genera la expansión de las tiendas en MLC (moneda libremente convertible), Alejandro Gil quiso este jueves ahondar en la defensa que hizo de ellas el pasado martes en una entrevista con la Agencia Cubana de Noticias (ACN). En una extensa intervención en el programa Mesa Redonda, el ministro de Economía desarrolló en una amplia explicación la imposibilidad de sobrevivir sin captar remesas a través de estos comercios.
"No teníamos la posibilidad de mantener el abastecimiento de los mercados minoristas en moneda nacional pues teníamos, incluso, varios proveedores que nos habían retenido las ventas y reaprovisionamientos por deudas", explicó Gil Fernández. Según su versión, ampliar los productos en estos comercios permitió que muchos de los proveedores accedieran a reactivar los contratos al saber que podrían cobrar ya en divisas.
"No teníamos la alternativa de vender en MLC o pesos. Vendes en MLC o no tienes, porque solo con divisa se paga la deuda o se garantiza el crédito comercial", añadió. En ese momento, llegó la pandemia y el Gobierno se vio en la necesidad, alega, de garantizar las remesas para que continuase la producción. Aunque no puso ningún ejemplo, el ministro afirmó que muchas empresas que venden en MLC no han cerrado gracias a que venden allí sus productos y obtienen ganancias con las que pueden ofrecer mercancía en pesos.
"No teníamos la alternativa de vender en MLC o pesos. Vendes en MLC o no tienes, porque solo con divisa se paga la deuda o se garantiza el crédito comercial"
Gil Fernández dijo que el 23% de las ventas del plan económico de este 2022 son en MLC y el resto en pesos, por lo que resulta, con todo, insuficiente la divisa. El pasado año se lograron 300 millones de dólares y es necesario que para este se mantenga la cantidad ya que, a falta de turismo, hubiera sido imposible cubrir el gasto social que, según recordó en el programa, dedicado a la economía de manera integral, ha sido muy elevado y, según sus estimaciones, es responsable de un incremento de 10 puntos en el déficit.
"Perdimos un 13% del PIB en un periodo corto de tiempo, más de 3.000 millones de dólares, y no hemos renunciado al gasto social. (...) Podríamos tener un déficit del 3% del PIB, pero este es un país socialista", defendió.
El ministro trató de calmar los ánimos de la población, ya que son muchos los afines al régimen que están realmente molestos con la multiplicación de las tiendas en divisas. "Comprendemos la genuina preocupación de personas revolucionarias, comprometidas, que tienen opiniones, que consideran que no es totalmente justo. Pedimos una vez más comprensión a nuestro pueblo", sostuvo, pero no escondió la dependencia existente de la moneda extranjera.
"En este minuto, esa medida es una tabla de salvación, una medida que necesitamos para captar esas divisas, desarrollar lo más que podamos nuestra industria, mantener un nivel de empleo en el país que podríamos perder y utilizar esas ganancias para mantener un nivel de oferta en pesos, empezando por la canasta familiar normada y el combustible".
El ministro puso múltiples ejemplos de productos y servicios que no se hubieran podido financiar, recurriendo incluso a los más básicos –algunos de los cuáles, como el arroz, han faltado con asiduidad–, de no ser por estos comercios que tanto disgusto provocan y se comprometió a que este 2022 se avance "hacia la recuperación de la capacidad de compra de la moneda nacional".
"Es una medida necesaria y por eso la ataca el enemigo", dijo Gil Fernández, que se preguntó por qué EE UU "no deja depositar los dólares en efectivo"
Gil Fernández, que había comenzado su intervención en el programa sosteniendo que no busca justificar los errores del Gobierno cuando menciona el embargo, recurrió a él nuevamente en este punto. "¿Por qué, en cuanto se decidió abrir las tiendas MLC, cortaron las remesas? Porque saben que esa medida ayuda a la economía. Si no fuese así, no hubiesen hecho todo lo posible para cortarlas bajo el argumento absurdo de que ese dinero se lo roban los militares cubanos para reprimir al pueblo cubano y sostener la dictadura de Maduro en Venezuela. Eso no lo creen ni los que lo dicen".
El ministro rechazó los "ataques al sistema empresarial" del Ejército y acusó a Washington de dejar a La Habana sin opciones cada vez que encuentra una alternativa. "Es una medida necesaria y por eso la ataca el enemigo", dijo. Gil Fernández se preguntó por qué EE UU "no deja depositar los dólares en efectivo" y defendió que hubiera sido mucho mejor para los cubanos disponer de la moneda en una cuenta y tener una tarjeta con la que adquirir el producto, algo que quedó muy limitado cuando se prohibió hacer negocios a las compañías que gestionan remesas.
El ministro no mencionó, aunque tampoco se le preguntó en Televisión Cubana, que existe una vía para desmontar los efectos de la medida sacando a los militares de la ecuación, aunque esta semana se conoció la existencia de Orbit S.A., compañía opaca que ha recibido la licencia para ocuparse desde ahora de estos asuntos.
Gil Fernández también cargó contra las informaciones "tergiversadas" que intentan manipular a la población, como decir que los juguetes y la leche en polvo se venden por el Gobierno en MLC. "No es así. El objetivo de las tiendas MLC no es recaudar divisas a toda costa, pero en el escenario en que estamos no queda otra alternativa", dijo.
"Siempre pensamos como cubanos de a pie. Aquí nadie cayó en paracaídas; todos hemos montado guagua o bicicleta y hecho cola"
En todo caso, el ministro pintó un panorama, cierto o no, que habla de mejoras para este año. Según sus explicaciones, este año podría haber un crecimiento del PIB del 4%, este enero llegaron 64.000 turistas más que el mismo mes del año anterior, y se produjeron 30.000 toneladas más de productos agrícolas. También habló del crecimiento del empleo, las perspectivas renovadas gracias a la aprobación de las mipymes y la modernización de las empresas estatales, aunque está por ver cuándo se alcanzarán los niveles previos en la pandemia que, en ningún caso se podría decir que eran buenos tiempos.
El ministro también dedicó un amplio apartado a hablar de la inflación, que atribuyó fundamentalmente al aumento de los costos de los productos importados –puso como ejemplo el precio del arroz, que se incrementó en 200 pesos desde que se diseñó la Tarea Ordenamiento– y los precios de los fletes, que se han duplicado y triplicado. Por ello, concluyó, –sin dejar de mencionar otros factores– es de vital importancia aumentar la producción nacional.
Gil Fernández, que ya tenía molesta a la opinión pública por las declaraciones del pasado martes, no logró precisamente aplacar su indignación ya que no sentó muy bien que, en el tramo final, tratase de mostrar su empatía de manera tan torpe que no ha hecho sino empeorar las cosas. "Siempre pensamos como cubanos de a pie. Aquí nadie cayó en paracaídas; todos hemos montado guagua o bicicleta y hecho cola. Nacimos con la Revolución, pasamos aquí el Periodo especial, somos cubanos de a pie", dijo. Difícil, tras ello, lograr la demanda final con que cerró el programa: "Pedimos confianza a nuestro pueblo, pues somos continuidad de esta obra revolucionaria justa".
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