Las tierras ganaderas se quedan sin carne
Camagüey/La amplia llanura camagüeyana fue antaño una importante zona ganadera, llena de mugidos y ubres. Sin embargo, en la actualidad comprar un trozo de carne ha devenido en un verdadero dolor de cabeza para sus residentes. La situación se ha agravado en los últimos meses debido a la baja productividad, la imposición de precios topados y el desabastecimiento.
Las tarimas de los mercados en la ciudad de Camagüey y en los poblados cercanos echan por el suelo aquella metáfora de "ancho cuero" que usaba el poeta Nicolás Guillén para describir a su provincia natal. Desde principios de este año la mayoría de los puntos de venta oferta unas pocas cantidades de carne de cerdo y carnero en las primeras horas de la mañana, mientras que muchos permanecen cerrados a falta de suministro, según pudo comprobar este diario.
Hatibonico, el mercado central de la provincia, gestionado en su mayor parte por el Estado, ofrece unos pocos productos cárnicos no industriales antes de las nueve de la mañana. La pobre oferta contrasta con la alta demanda y provoca largas colas que comienzan a formarse desde la madrugada.
Durante la más reciente sesión de la Asamblea Nacional del Poder Popular, se debatieron en la Comisión Agroalimentaria "las insuficiencias de la producción de alimentos para los animales, que limitan el aumento de las entregas de leche y carne", según la prensa oficial.
La pobre oferta contrasta con la alta demanda y provoca largas colas que comienzan a formarse desde la madrugada
Sin embargo, el informe incluyó un dato halagüeño al asegurar que se había casi duplicado la producción de carne porcina en el país de 100.000 toneladas que se acopiaron en el año 1989, a 190.000 en este 2016. Esta afirmación no se ha reflejado en los precios del producto ni en la estabilidad de su abastecimiento.
Durante la pasada semana, este diario monitoreó las ofertas de productos cárnicos en los mercados camagüeyanos. En la mañana del martes, el día de mejor abastecimiento tras el descanso de los puntos de venta los lunes, solo se ofertaban grasa y vísceras de cerdo en el mercado de Hatibonico, una situación sobre la que 14ymedio conversó con Cristóbal Aranda Soto, administrador del área estatal de acopio de esa instalación.
"Nos dan una tonelada o una tonelada y media de carne de cerdo. No podemos ofertar carnero porque no nos lo dan. No nos han asignado ningún tipo de producto caprino ni bovino, solo carne de cerdo", dice.
El administrador es consciente de que su instalación no cubre la demanda de los consumidores y considera que si se pudiera vender más cara, se podría satisfacer la necesidad de la población
Aranda Soto asegura desconocer las causas de que no llegue al mercado un mayor volumen de productos cárnicos, porque lo suyo "es esperar que el proveedor venga". "Me llaman a las cinco de la mañana y me dicen: 'hay puerco'. Entonces me encargo de traerlo hasta aquí y hacer una cola ordenada, en donde todo el mundo coja y que la carne le llegue con calidad a la población".
El administrador es consciente de que su instalación no cubre la demanda de los consumidores y considera que si se pudiera vender más cara [el costo actual de la carne de cerdo es de 20 pesos cubanos, un precio topado impuesto por el Estado], al menos cuatro veces a la semana, se podría satisfacer la necesidad de la población.
Desde principios de este año se impusieron precios topados en productos agropecuarios en numerosos mercados a lo largo de todo el país, una decisión que ha contribuido a un descenso en la oferta y la calidad de las viandas, vegetales y granos, pero en especial en las tarimas destinadas a la venta de carnes.
Los carniceros, trabajadores por cuenta propia que solían abastecer al mercado de Hatibonico, no se sienten motivados con los nuevos importes. "Les ha chocado el nuevo precio establecido a nivel nacional y no están trabajando, porque con el nuevo precio de la carne no les resulta, no les da negocio". Agrega que ahora "a las dificultades que se les presentan para adquirir el producto se les exige una serie de trámites que les complica mucho las cosas".
Los consumidores tampoco están contentos. Margarita Socarrás, residente en la zona, prefiere ahora decantarse por el pollo congelado que venden en la red minorista. "El cerdo es muy difícil de encontrar y la calidad está por el suelo", detalla. La mujer se quejaba este martes frente al quiosco Las Palmas de que "el que trabaja para poder comer sigue en las mismas", en referencia a los precios topados en los mercados agrícolas y las modestas rebajas de algunos productos en las tiendas en pesos convertibles.
Durante la jornada del martes, solo un vendedor por cuenta propia se acercó con sus productos al mercado de Hatibonico. Llevaba unas pocas piezas de cerdo que solo tardaron unos minutos en ser vendidas en medio de los gritos de protesta de quienes esperaban más atrás en la fila.