Un trabajador por cuenta propia denuncia el trato de favor del Gobierno a las 'mipymes' en Cuba
Tras exponer en Facebook los atropellos a su negocio, Alexis González habla con '14ymedio'
La Habana/Padre de familia y dueño de una cafetería en Camajuaní (Villa Clara), Alexis González estalló este martes en una transmisión directa de Facebook que llegó a cientos de personas. Ante el desabastecimiento, las trabas burocráticas y el acoso de los inspectores, pedía una respuesta a las autoridades: "Que alguien me explique hasta cuándo el descaro y la falta de respeto con los trabajadores por cuenta propia".
Durante los siguientes quince minutos, puso en tela de juicio el trato que el Gobierno está dando a los cuentapropistas, los privilegios cada vez más escandalosos para las mipymes y el sistema de multas, redadas e inspecciones al que están sometidos los pequeños establecimientos como el suyo, el café Moteros, ubicado a la vera de la calle Independencia de Camajuaní.
"Antes de fundar Moteros, comencé con un carrito de rositas de maíz y hasta eso era difícil", cuenta ahora a 14ymedio. "El aceite estaba muy caro, el saco de maíz me salía en 8.000 o 10.000 pesos, y aquello no generaba la ganancia que yo necesitaba para mi familia. Entonces le propuse a mi esposa crear una cafetería".
Con la venta de una pequeña propiedad que González tenía, consiguió el presupuesto inicial para comprar un espacio céntrico, en la carretera por la que pasan los vehículos de Santa Clara hacia la Cayería Norte de Villa Clara. "Armé la cafetería, con el objetivo de vender pizzas, espaguetis, y todo eso, últimamente, ha sido muy difícil de sostener: las materias primas están desaparecidas", alega.
Lo peor, no obstante, es el asedio de los inspectores que, en opinión de González, "no dejan vivir a nadie". "Preguntan de dónde sacaste esto, aquello... ¿Mi explicación?: Que trabajar es muy difícil en Cuba, porque el 90% de la comida que uno pone en la mesa de su casa es de procedencia ilegal, imaginen la que se consigue para una cafetería".
Para abastecer Moteros, González recurre a las mipymes: "Hice un contrato con ellos, pero eso no resuelve". Detalla que ese intercambio también es perseguido por los inspectores, que revisan minuciosamente cada paso que den los productos: "Si vendo mayonesa, tengo que untarla en el pan. No puedo comprar un pomo de mayonesa, ni uno de pasta de tomate, ni de aceite, y venderlo, cosa que sí puedo hacer con una lata de refresco. Todo es muy absurdo", lamenta.
Lo que espera González del Gobierno es una mayor flexibilidad, pues hay muchos cuentapropistas que, como él, no tienen las condiciones ni el dinero para constituir una mipyme: "Las autoridades tienen que crear una empresa mayorista donde se pueda comprar los productos que uno necesita. Una empresa que funcione realmente, no como lo que hay ahora, que siempre está vacío. Así podría uno comprar insumos y fijarles un precio justo, sin abusar de los clientes".
Lo que espera González del Gobierno es una mayor flexibilidad, pues hay muchos cuentapropistas que, como él, no tienen las condiciones ni el dinero para constituir una 'mipyme'
Señala que las recetas económicas del régimen no han funcionado bien, y que la estrategia –si es que alguna hay– ha sido repetir un método equivocado y no dar solución a los problemas reales. "Topar los precios de los productos, como han hecho tantas veces con los campesinos, no sirve de nada", resume. "Lo que hay que hacer es ayudar al campesino y al productor en general".
Los cuentapropistas, afirma, no pueden disimular ya su molestia frente al trato privilegiado que se le da a las mipymes. "Ellos son los que tienen más facilidades para la importación. Mi negocio no puede compararse con una mipyme. A mí el banco no me facilita un crédito, por ejemplo. Y si lo hiciera, yo no tengo posibilidades ni dinero para pagarlo. Un cuentapropista nunca estará a ese nivel".
En Camajuaní, un municipio considerado como la meca del calzado en Cuba, el avance de las mipymes es indetenible. A los grandes productores y comercializadores de zapatos, que someten a sus trabajadores a una estricta vigilancia y son implacables a la hora de fijar los precios, se suman los agricultores favorecidos por el régimen y, ahora, los establecimientos gastronómicos.
Jona's SURL, Calzados Yady's, Yireh-Ebenezer, El Músico, el "matadero privado" del agricultor Yusdany Rojas y otros pocos elegidos: todos tienen en común, como ha comprobado este diario, el trato íntimo con altos cargos del régimen –como Alejandro Gil, Inés María Chapman o el propio Miguel Díaz-Canel–, que los visitan con asiduidad.
Para los demás, como afirma González, queda el temor a que el "aparatico" –la Policía, los inspectores o la Seguridad del Estado– tome cartas en el asunto y exija silencio a quienes deciden, a título personal, protestar contra la asfixia a los pequeños negocios como el suyo.
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