1/16La parte del inmueble que quedó en pie fue apuntalada y algunos vecinos fueron evacuados para las obras, cuenta Mirta, vecina de un edificio colindante, que desde horas tempranas aguarda en la farmacia de la calle Monte. “Me preocupa mi perro que se quedó solo en la casa”, lamenta.
/ 14ymedio 2/16A pesar del peligro que representan los muros resquebrajados que aún quedan en pie se podía ver a transeúntes pasar cerca. El cerco policial solo controlaba el paso por la calle Ángeles, donde está trabajando la grúa.
/ 14ymedio 3/16María Elena Soto Gómez (izquierda) y Rosalba Alderete Recio, conversan en la entrada de la casa de Monte 429, Alderete acaba de llegar del hospital donde pasó varias horas tras el derrumbe del jueves en la noche.
/ 14ymedio 4/16Miguel Alejandro Alderete Recio, de 51 años, recuerda que cuando el tornado que pasó por La Habana “al momento se motorizó” todo el mundo y le dieron casa enseguida a los afectados. “Yo me indigné porque vi por el televisor que el asilo de Diez de Octubre, que llevaba como nueve años cerrado, lo habilitaron para 70 núcleos ¿hay que esperar que pase el tornado? No, es una falta de respeto”.
/ 14ymedio 5/16El hombre muestra, habitación por habitación, la forma en la que la humedad lo ha destruido todo y de cómo se las han arreglado para sobrevivir entre las goteras y los pedazos de techos que caen a cada rato.
/ 14ymedio 6/16Alderete no se queda de brazos cruzados, aunque considera que los trabajos que lleva ese inmueble son tan extensos que escapan a sus posibilidades, de vez en cuando por sus medios logra tirar “unos derretidos” para impermeabilizar los techos.
/ 14ymedio 7/16Para contener el agua que cae del techo y que no les inunde el suelo han colocado en algunos puntos de la casa palanganas y cubos que recogen de las filtraciones. En la parte de la cocina se moja tanto que cuando llueve "no se puede estar".
/ 14ymedio 8/16Una vecina asegura que ese edificio "estaba afectado desde antes por la explosión que hubo en el barco La Coubre, en 1960, que resintió todas las construcciones de esta parte de La Habana Vieja".
/ 14ymedio 9/16"Yo lo vi todo", dice Alderete en alusión al derrumbe de este jueves, y sus manos se desplazan arriba y abajo en el afán de querer señalar cada grieta en el techo, cada humedad, cada pared a punto de venirse abajo.
/ 14ymedio 10/16El espacio tiene varias habitaciones, distribuidas entre Miguel Alejandro Alderete y sus hermanos.
/ 14ymedio 11/16Ante la ausencia de puertas, las divisiones de la vivienda están hechas con cortinas. Al fondo vive el hermano de Miguel Alejandro con su esposa.
/ 14ymedio 12/16"Esta es la sala de mi hermano y mi cuñada, ella es religiosa", apunta Alderete al pasar la cortina de encaje blanco.
/ 14ymedio 13/16En la parte de su hermano también hay una zona para cocinar y de la pared cuelgan viejos almanaques junto a afiches de sus artistas favoritos.
/ 14ymedio 14/16Después de la poda del árbol la vivienda ha quedado llena de hojas de yagruma. Alderete no deja que su madre camine por esa parte porque considera es "un peligro" esa pared que da para el edificio vecino.
/ 14ymedio 15/16El árbol de yagruma creció pegado a la pared lateral de la vivienda y sus ramas chocaban con la parte del edificio que se vino abajo este jueves en la noche.
/ 14ymedio 16/16Cuando su hijo cuela café Rosalba pide "un buchito", él se lo da pero le reclama que por su salud ella no debe beberlo. Le sirve un dedito y dice: "cuando mi mamá está aquí afuera tengo que volverme una computadora moviéndola para los lados seguros para que no le vaya a caer algo en la cabeza".
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