Un preso del 11J es trasladado a una cárcel cubana conocida como 'el secadero' por el hambre que se pasa

Brusnelvis Cabrera Gutiérrez estaba 'plantado' en el Combinado del Este y fue llevado a El Pitirre

Brusnelvis Adrián Cabrera Gutiérrez fue detenido en La Güinera. (Facebook)
Brusnelvis Adrián Cabrera Gutiérrez fue detenido en La Güinera. (Facebook)
14ymedio

09 de agosto 2023 - 22:52

La Habana/Brusnelvis Cabrera Gutiérrez, de 23 años, ha sido trasladado al centro penitenciario de máximo rigor El Pitirre también llamado como 15-80, en el municipio de San Miguel del Padrón de La Habana. El cambio de cárcel ocurre tras varios días de que el joven, condenado por participar en las protestas del 11 y 12 de julio de 2021, se negara a ingerir alimentos y ponerse el uniforme en la prisión del Combinado del Este de La Habana.

La madre, Migdalia Gutiérrez Padrón, cuenta a 14ymedio que su hijo ya volvió a comer pero mantiene su protesta por lo que considera una condena y un trato injustos, según le explicó el joven en una breve llamada telefónica. "A esa cárcel 15-80 le dicen 'el secadero' porque ahí todos están muy flacos, pasan mucha hambre. En todas las prisiones en Cuba se pasa 99,9% de hambre, pero en esa se sufre el 100%", remacha.

"De la dictadura yo no espero nada bueno. La dictadura no da nada bueno ni nosotros lo queremos", subraya. "Veo que es una prisión con muchas complicaciones. No hay nada favorable en este traslado". En la misma cárcel 15-80 se encuentran otros manifestantes del 11J, entre ellos Orlando Carvajal y Elier Padrón. Cabrera Gutiérrez está en la compañía 10 y hasta el próximo miércoles su madre no volverá a tener noticias del joven.

El preso político se había plantado luego de conocer que fue acusado de desorden público por protestar durante una visita de su familia al Combinado del Este, donde purgaba una sanción de 10 años, el pasado 8 de junio. "Aunque habíamos puesto en la lista a su madrastra, cuando llegamos a verlo no la dejaron entrar a ella", contó su madre. "Allí él se indignó y nos pusimos a gritar 'Abajo Díaz-Canel', 'Cuba es una dictadura' y 'Patria y vida'".

"Lo que vino para arriba de nosotros fue mucho, un ejército", narró la mujer, quien tuvo que abandonar la cárcel sin concluir la visita familiar

Los guardias de seguridad se les abalanzaron. "Lo que vino para arriba de nosotros fue mucho, un ejército", narró la mujer, quien tuvo que abandonar la cárcel sin concluir la visita familiar. A inicios de este mes, su hijo le contó vía telefónica que lo había visitado "un instructor de la Policía de Guanabacoa para informarle que debido a esa protesta tiene una denuncia por desorden público".

Gutiérrez Padrón ha pedido referencias sobre el traslado a otras madres de presos que conocen la prisión, pues no ve "un lado positivo a este cambio". Y declara: "El preso político es preso político donde quiera que esté. El lugar está formado por barracas con techo de fibrocemento y mi hijo dice que se pasa mucha hambre y mucho calor. Ahora mismo hay un brote de tuberculosis en ese lugar".

Cuando el instructor le informó sobre la nueva acusación, Cabrera Gutiérrez "se negó a firmar el acta policial" y se declaró plantado. El joven se negó a ingerir alimentos el pasado 2 de agosto y a ponerse el uniforme reglamentario. El pulso con las autoridades del penal pudo haber catalizado su traslado hacia la 15-80 que, aunque más pequeña que el Combinado del Este, es considerada de máxima severidad.

El concepto de preso plantado comenzó a usarse en Cuba a partir de 1959, cuando fueron condenados los primeros prisioneros políticos tras la llegada al poder de Fidel Castro. Muchos de aquellos reclusos se negaron a aceptar los planes de rehabilitación en la cárcel, a ponerse el uniforme y a realizar ciertos trabajos forzados. Esa postura también incluye, en algunos casos, la renuncia a las llamadas telefónicas y a las visitas familiares. Con frecuencia, los plantados son llevados a celdas de castigo.

Cabrera Gutiérrez fue sentenciado inicialmente a 15 años de cárcel por presuntamente manifestarse en las protestas populares del 11J, una participación que tanto el joven como su familia niegan enfáticamente. El pasado año, su condena fue reducida a 10 años tras un juicio de casación.

La madre alega que las pruebas contra su hijo son espurias. Durante el primer juicio, ocurrido en marzo de 2022, la imagen de un joven sobre una motocicleta que, con el movimiento de su brazo, convocaba a los manifestantes, le bastó al Tribunal para condenarlo, a pesar de que la madre ha rebatido con insistencia que ese fuera su hijo: "El muchacho de la foto no tiene tatuajes en el brazo y mi hijo lo tiene lleno de tatuajes".

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