Un brote de covid en un hotel de Trinidad amenaza la imagen de turismo seguro de Cuba

La Habana/Los esfuerzos de La Habana por vender la Isla como destino seguro se tambalean después de que el fin de semana trascendiera un brote de coronavirus en un hotel de Trinidad que este lunes sumó dos positivos más. En total, ya son siete contagiados en el Village Costasur, tres trabajadores, dos vacacionistas y dos contactos de los afectados, originarios de Ciego de Ávila, que visitaron las instalaciones a finales de agosto.

La situación en Sancti Spíritus, que había permanecido cuatro meses libre de coronavirus, se ha complicado en las últimas semanas y tiene un total de 14 casos activos, lo que ha llevado a extremar las medidas. Entre las más destacadas, el cierre desde este lunes de varios centros educativos y las restricciones de movilidad. Su vecina Ciego de Ávila es, actualmente, el territorio con mayor tasa de contagios de la Isla.

Pero el principal activo de Sancti Spíritus es el turismo en la ciudad colonial de Trinidad, que se ha visto enormemente afectado por la pandemia y apenas empezaba a levantar tímidamente cabeza cuando surgió este nuevo foco en un hotel.

La noticia ha coincidido con el lanzamiento promocional del nuevo Meliá Trinidad Península

La noticia ha coincidido con el lanzamiento promocional del nuevo Meliá Trinidad Península. Francisco Camps, subdirector general de la compañía española en Cuba, difundió la semana pasada un artículo sobre la próxima apertura del proyecto, "que contará con 401 espaciosas habitaciones equipadas con excelentes prestaciones tecnológicas".

Se desconoce, aunque se insinúa, si la promoción de la tecnología forma parte de la estrategia de la hotelera de paquetes para el teletrabajo, una opción que Meliá activará en Cuba a modo de prueba y que están todavía por definir. Sí se destacó que la instalación tendrá una sección exclusiva llamada The Level con servicios personalizados y de lujo, una opción aparentemente destinada a un turista internacional que, hoy por hoy, se ignora cuándo podrá llegar a la Isla.

El artículo enfatiza en la importancia de Cuba como uno de los destinos más seguros del mundo, pero la parcela en la que se levanta el Meliá Península está apenas a 500 metros del mucho más modesto Village Costasur, en el que se ha registrado el brote.

Cuba abrió el 1 de julio el turismo nacional, con paquetes de alojamiento en hoteles de gama media en toda la Isla, menos La Habana, mientras optó por segregar a los extranjeros enviándolos a los cayos Largo, Guillermo, Coco, Cruz y Santa María. Para ello, y puesto que las fronteras siguen cerradas sin previsión de reapertura, los viajeros deben llegar en vuelos chárter.

El 1 de agosto llegó la primera nave desde Bahamas, y fue anunciada a bombo y platillo por las autoridades del Ministerio de Turismo que certificaron como "instalaciones seguras" a varios hoteles que deben realizar pruebas PCR y disponer de un médico en el alojamiento.

Además, el personal debe realizar turnos de una semana de trabajo alternos con una de aislamiento, utilizar permanentemente mascarilla y someterse a test rápidos.

Pero estos controles no eran exclusivos para extranjeros. Desde el 10 de agosto entró en vigor un protocolo para garantizar la seguridad en los establecimientos para nacionales. Los cubanos debían portar un resultado negativo de test rápido, realizado como máximo 48 horas antes del viaje.

Para este año, Cuba esperaba recibir 4,5 millones de visitantes internacionales y revertir la bajada de un 9,3% de 2019, cuando viajaron al país 4,2 millones de turistas, 436.352 menos que en 2018

Para ello, debían presentarse en el policlínico de su municipio con la reserva hotelera.

Las agencias de viajes también debían tomar la temperatura a los turistas e informar a las autoridades de posibles síntomas que hicieran conveniente la vigilancia o impedimento del viaje. Además, el propio viajero debe completar la declaración del cliente, como declaración jurada de su estado de salud y como garantía de su origen (un área sin cuarentenas o libre de riesgo). Pero algo en los protocolos ha fallado en el caso del Costasur.

Para este año, Cuba esperaba recibir 4,5 millones de visitantes internacionales y revertir la bajada de un 9,3% de 2019, cuando viajaron al país 4,2 millones de turistas, 436.352 menos que en 2018, según datos oficiales, pero la pandemia ha reventado cualquier previsión.

En los últimos días han llegado los primeros canadienses a la Isla, para quienes se ha reiterado específicamente que Cuba era un destino seguro, puesto que son el principal mercado para La Habana; y próximamente llegará un vuelo desde Rusia, el país con mayor crecimiento en reservas a la Isla.

Además, este lunes, la prensa oficial recogió la participación de Cuba en la Exposición Internacional de la Industria del Turismo en Cantón, China 2020. El Embajador Carlos Miguel Pereira Hernández manifestó que "la exposición fue muy importante para promover el destino turístico cubano, especialmente en la modalidad de turismo de Salud, así como varios productos reconocidos como los rones Varadero y Caney, el café Caracolillo y los Habanos".

El turismo es la tercera fuente de ingresos de Cuba, detrás de los servicios médicos y las remesas, y el pasado año realizó una facturación de 2.600 millones de dólares. Pero este año las cifras se prevén aciagas para una industria que ha caído estrepitosamente en todo el mundo. La Organización Mundial del Turismo (OMT), un organismo de la ONU con sede en Madrid, cifró el pasado julio en 320.000 millones de dólares las pérdidas en el sector durante los cinco primeros meses del año. Y nada hace esperar que los posteriores sean mejores.

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