Con uniformes donados por China y sin libros de textos, así empieza el curso escolar en Cuba
El "enfrentamiento a la colonización cultural" es, ahora más que nunca, prioridad del sistema educativo, advirtió la ministra
La Habana/Ni siquiera en Cuba, inmersa en una profunda crisis económica, los niños dejan de tener ilusión por el primer día de clases. Así, este lunes, que comienza el ciclo 2022-2023, el entusiasmo y los gritos eran palpables a las puertas de las escuelas no solo de La Habana sino de otras ciudades de provincia.
Los padres, eso sí, saben bien que el curso no solamente comienza desacompasado, una vez más, debido a las varias interrupciones por la pandemia de covid-19, sino con carencias preocupantes. De ahí sus caras largas, distantes del entusiasmo de los hijos.
"Andamos como locas buscando papel de nailon para forrar y una presilladora", se quejaba una madre habanera este lunes. "Y ni hablar del precio de las mochilas o de los zapatos, o de todos los cuadernos que habrá que comprar, porque ya dijeron que no van a repartir lo que otros años".
En efecto, la propia ministra de Educación, Ena Elsa Velázquez, expuso la situación la semana pasada en el programa oficialista Mesa Redonda.
"Andamos como locas buscando papel de nailon para forrar y una presilladora", se quejaba una madre habanera este lunes. "Y ni hablar del precio de las mochilas o de los zapatos"
Por un lado, los estudiantes recibirían la mitad de las libretas que habitualmente se les entregan, advirtió Velázquez, una "norma ajustada" que también se aplicará a los lápices: uno por mes, a diferencia de los dos que solían ofrecerse.
Los alumnos seguirán usando los destartalados libros de texto que ya han pasado por cientos de manos. "Hemos indicado la necesidad de recuperar los existentes y la redistribución", alega la ministra, aludiendo a la costumbre de muchos estudiantes de "quedarse" con sus libros, muchas veces "resueltos" pagándole a los maestros el privilegio de un ejemplar en buen estado.
No obstante, Velázquez aseguró que los libros también están disponibles en formato digital para los "estudiantes que tengan condiciones para ello", medida que, en su opinión, resultará beneficiosa para "los que no cuentan con los recursos necesarios". Aunque el curso está a punto de comenzar, los cuadernos de trabajo están apenas "en producción", aunque advierte la ministra de que hay poco papel disponible en la imprenta.
En cuanto a los uniformes escolares, a cuya carencia ya está acostumbrada la población, hay una demanda de 2.153.310 prendas, según explicó Mirla Díaz Fonseca, presidenta del grupo empresarial de la Industria Ligera. Según la funcionaria, los apagones han impedido lograr el "ritmo de trabajo" necesario para que los uniformes estén listos para el reinicio del curso.
Así, solo podrán entregarse 1.274.000 prendas. El resto, si se consiguen los materiales, tendrá que esperar a febrero. Díaz Fonseca explicó que ni siquiera esa cantidad hubiera sido posible sin "un donativo de China" y el "nuevo método" de teñir de azul –en la textilera de Villa Clara– los viejos uniformes color mostaza que se utilizaban en la secundaria básica antes del cambio de diseño, que se llevó a cabo en medio de una seria crisis de materias primas.
El déficit de uniformes se hará sentir en los establecimientos previstos por el Ministerio de Comercio Interior para venderlos. Aunque es costumbre sobornar a los dependientes de estas tiendas o la reventa de las prendas, el hecho de que la venta se produzca en solo 1.900 comercios dificultará todavía más la compra.
Quienes no alcancen uniformes o no reutilicen el que ya tenían, tendrán que "asistir a las instituciones con la ropa adecuada", zanjó la ministra de Educación. Sin explicar dónde y cómo los padres podrán comprar esas prendas para sus hijos ni delimitar qué consideraba "adecuado", Velázquez se disculpó afirmando que el curso escolar era "un reto para todos" y que las cosas serían distintas de no mediar el bloqueo de EE UU, en pleno "recrudecimiento".
En algunos centros docentes se ha llegado a vetar el uso de camisetas negras, por ser considerado "un color opositor"
La alimentación es otro asunto que no mejorará y sobre ella evitó hablar Velázquez, aunque afecta principalmente a internados, seminternados, hogares sin amparo filial y las secundarias básicas que siguen el régimen de merienda escolar.
Lo que sí detalló fue que "el enfrentamiento a la colonización cultural" es, ahora más que nunca, prioridad del sistema educativo y su "sistema de trabajo político-ideológico". Invocando como "paradigmas" a Fidel Castro y Che Guevara, Velázquez dijo que el Ministerio de Educación tiene en la mira a esos "jóvenes que no estudian ni trabajan", y a los maestros y directivos que sostienen conductas "inaceptables", pues "de la indisciplina se llega al delito y la corrupción".
Este diario ha recopilado numerosos testimonios de estudiantes en escuelas primarias, secundarias y preuniversitarias a los que se les ha prohibido la entrada a las aulas con pulóveres que incluyan el nombre de marcas, carteles o figuras llamativas. En algunos centros docentes se ha llegado a vetar el uso de camisetas negras, por ser considerado "un color opositor".
Otro problema del que no hablan los medios oficiales es la brecha existente entre los que tienen divisas para comprar lo necesario y los que no. "Y ahora es un problema el celular", añade un padre de Sancti Spíritus. "Imagínate que como todos llevan celular, mi hija también quiere, y yo no sé si vamos a poder".
En cuanto a la previsible carencia de personal docente, provocado por el éxodo migratorio imparable del último año, las autoridades no dieron cifras, pero en escuelas de La Habana constataron muchas "caras nuevas" entre los maestros. "Y no todo el claustro está cubierto", asegura una fuente docente de la capital que prefiere no dar su nombre.
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