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Cucarachas de 4 estrellas

Fachada del hotel Plaza, en Habana Vieja. (14ymedio)
Lilianne Ruiz

26 de agosto 2015 - 08:58

La Habana/Cuando Francina Islas y Juan Andrés Sánchez planearon desde Madrid sus vacaciones en Cuba, no imaginaron que su estancia en La Habana se convertiría en una secuencia de inconformidades y molestias. Tres días en el céntrico hotel Plaza les bastaron para saber que la excelencia de las instalaciones turísticas cubanas es muchas veces un espejismo publicitario sin correspondencia con la realidad.

Las últimas cifras publicadas por la Oficina Nacional de Estadísticas indican que el país experimentó un crecimiento del 21,1% de visitantes extranjeros entre enero y mayo de 2015 en comparación con igual período del año anterior. Sin embargo, a la par que aumenta el número de turistas, también se incrementan las exigencias de los clientes.

La pareja que brindó su testimonio a 14ymedio cuenta: "No buscábamos el lujo pero sí condiciones mínimas de higiene y de mantenimiento, que el agua caliente funcionara, que no hubiera cucarachas", cuenta Francina, mexicana, quien viajó junto a su esposo español.

“No buscábamos el lujo pero sí condiciones mínimas de higiene, que el agua caliente funcionara, que no hubiera cucarachas”

Con dificultades, la familia logró reservar una habitación en La Habana desde España. La avalancha de turistas ha dejado pocas disponibilidades en la red de alojamientos que incluye 430 establecimientos por todo el país, entre ellos hoteles, apartoteles, moteles, villas, hostales, casas, cabañas y campamentos.

Después de sortear varios obstáculos, Francina y Juan Andrés reservaron a través de la agencia de viajes Logitravel una habitación en el establecimiento Armadores de Santander, ubicado en el casco histórico de la ciudad. Pero una semana antes de viajar, les advirtieron que había overbooking y los reubicaron en el hotel Plaza, que les fue anunciado como de cuatro estrellas.

El cambio no les molestó del todo, porque el nuevo lugar está situado a pocos metros del Parque Central, cuenta con una hermosa fachada. Sin embargo, traspasadas las áreas más visibles del inmueble, las habitaciones dejan mucho que desear.

El olor a humedad al abrir la puerta de la habitación fue la primera señal de que algo iba mal. Después comprobaron que había polvo encima de los muebles, la ducha no se sostenía en la pared sino que colgaba y la presión de agua solo duraba unos minutos. Si alguien cerraba la puerta del baño por dentro, necesitaba ayuda desde afuera para poder abrirla y las sobrecamas estaban sucias y ajadas. "Por suerte, las sábanas sí las lavaban y cambiaban, y eso era lo único que utilizábamos, pero la manta estaba rota, desgarrada y asquerosa", comenta alarmada Francina.

“Perdí la cuenta de cuántas cucarachas encontré en la habitación, las sobrecamas estaban sucias y ajadas, la manta rota y asquerosa”

A la hora del primer desayuno intentaron sacudirse la frustración con unas buenas frutas tropicales, pero no había nada parecido a una piña, una guayaba o un mango cubanos ni tampoco jugos naturales. La molestia subió unos grados más y la pareja compuesta por la periodista y su marido economista estuvieron a punto de dar el portazo al hotel Plaza, pero no era tan fácil.

El precio del céntrico alojamiento es de 120 pesos convertibles la noche en esta temporada y Francina y Juan Andrés sólo estaban pagando 80 porque se trataba de una oferta. Contactar con la agencia Logitravel se les hizo imposible: el coste de las llamadas al extranjero, muy caro y el servicio de internet demasiado lento.

El hotel Plaza es gestionado por el Grupo Hotelero Gran Caribe S.A., una entidad que se agrupa bajo el Ministerio de Turismo y cuyo eslogan es "en todo su esplendor". Con 12.123 habitaciones distribuidas en 45 instalaciones, Gran Caribe tiene presencia en los principales polos turísticos del país y en estos momentos tiene la vista puesta en una posible avalancha de turismo desde Estados Unidos.

Al tercer día, el 6 de agosto, la pareja se marchó del Plaza y alquiló una habitación en el hotel Presidente. Encontraron el cuarto limpio y ventilado, pero "los grifos del baño no cerraban bien", cuentan. Así que Francina terminó cuestionándose: "¿Cómo puede haber tanta falta de agua para los habaneros y permanente derroche en los hoteles?"

"Nosotros no vamos a pelearnos con el Plaza, vamos a quejarnos con la agencia", comenta Francina. "Perdí la cuenta de cuántas cucarachas encontré en la habitación". Para la pareja no se trata solamente de querellarse y que les devuelvan el dinero, sino de quién les devuelve ahora sus vacaciones.

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