El virus de la hepatitis A se ha expandido a una velocidad vertiginosa en Sancti Spíritus
Al cierre de 2024, la provincia contaba con 1.080 casos diagnosticados, una tendencia que se mantiene este enero, según Salud Pública
Sancti Spíritus/Hace semanas que Darián no toca el almuerzo que ofrecen en su centro de trabajo y que sustituyó el agua del bebedero por la de un pomo plástico, que carga a diario desde su casa. La razón es el brote de hepatitis A que ha tumbado a colegas del trabajo, familiares y vecinos, y que el espirituano intenta evitar a toda costa.
El joven de 35 años asegura a 14ymedio que sabía que la enfermedad viral, que se contagia por vía oral-fecal, estaba haciendo estragos en la provincia. Pero no fue hasta la semana pasada, cuando oyó comentarios de una inspectora de Salud Pública, que tomó conciencia del peligro. “Te puedes contagiar con agua contaminada. Por eso le dije a mi hijo que no estuviera tomando guarapo ni refrescos instantáneos por la calle”, contaba la especialista, que aseguraba que el virus se había expandido a una velocidad vertiginosa, especialmente en el consejo popular de Colón.
Este jueves, Escambray publicó un artículo que reconoce oficialmente la epidemia: “Sancti Spíritus notificó un incremento de pacientes con hepatitis A al cierre de 2024, cuando reportó alrededor de 1.080 casos diagnosticados; tendencia mantenida a inicios del presente año y que ha llevado a las autoridades de Salud en la provincia a reforzar las acciones de control y prevención para disminuir la incidencia de este padecimiento”, explica el artículo.
En una entrevista con el medio, la doctora Yurien Negrín Calvo, subdirectora del Centro Provincial de Higiene, Epidemiología y Microbiología, recordó el contagio de hepatitis A que hubo meses atrás en el municipio de La Sierpe. Sin embargo, aseguró que los casos de entonces no tienen relación con los de ahora.
"Por un período bastante extenso Sancti Spíritus no reportaba un incremento de casos como el actual"
“Por un período bastante extenso –alrededor de 10 años–, Sancti Spíritus no reportaba un incremento de casos como el actual, porque había muchas medidas para otras enfermedades que atenuaban la presencia de la hepatitis A. Hoy se ha roto ese ciclo en nuestro medio, y sí tenemos que hablar de un aumento de casos si lo comparamos con años anteriores”, aclara Negrín Calvo, que localizaba los nuevos brotes, además de en La Sierpe, en Cabaiguán y la cabecera provincial.
No obstante, es probable que los números que menciona el diario estén muy por debajo de la cifra real de contagio. “Recuerdo a la inspectora decir que mucha gente no acudía al Cuerpo de Guardia porque ya sabía que tenían la enfermedad porque un pariente la había padecido. Como no mandan tratamiento además de reposo, muchos se quedan en sus casas”, comenta Darián.
Huir de los hospitales debido al mal estado de las infraestructuras sanitarias se ha vuelto una receta común de los cubanos para evitar enfermarse, especialmente cuando se trata de enfermedades virales –como el dengue, una gripe y, ahora, la hepatitis A– y para las que los médicos no tienen más remedio que mandar descanso y líquidos.
Negrín Calvo lo confirma: “Casi todos los casos son presuntivos porque no tenemos el medio de confirmación por laboratorio específico para hacerlo; sin embargo, la clínica y la epidemiología nos pueden ayudar al diagnóstico. A ello se suma un número de enfermos que no acude a los servicios de Salud y ese es otro subregistro que no hay manera de contabilizar”, lamenta la doctora.
Usualmente los hospitales se apoyan en las pruebas TGP, que ayudan a descartar por la alteración de transaminas otras enfermedades, pero no garantizan que, al resultar positiva, el paciente parezca hepatitis A, por lo que los médicos deben confiar en los síntomas y la suerte.
Frente a una enfermedad sin tratamiento y que los propios hospitales no pueden diagnosticar de forma certera, Darián prefiere no arriesgarse
Frente a una enfermedad sin tratamiento y que los propios hospitales no pueden diagnosticar de forma certera, Darián prefiere no arriesgarse y cuidar todo lo posible lo que toca y consume. Para colmo, aduce, “puedes contagiarte hoy y estar incubando el bicho hasta 50 días. Luego demoras muchísimo en recuperarte y tienes que estarte haciendo TGP cada 21 días hasta que ya no tengas los parámetros alterados”, advierte.
Los síntomas de la hepatitis A también son de cuidado. “Según me han contado personas cercanas que lo han pasado, el virus da mucho decaimiento, fiebres intermitentes, quita el apetito, da malestar estomacal –a veces grave, con diarreas o vómitos–, y las heces se ponen blancas y la orina color ladrillo”, cuenta. “Para colmo, nos toca el brote en medio de una epidemia de chinches que ya me tiene paranoico, porque me da miedo sentarme en cualquier parte o traerlas en la ropa”.
Para prevenir la propagación de la enfermedad, Negrín Calvo recomienda en primer lugar mantener un control de los alimentos y el agua que se consumen, especialmente respecto a su higiene y, de manera general, “mantener recogidos todos los vertederos o los microvertederos para evitar la contaminación ambiental”. No obstante, la propia especialista recuerda el mayor obstáculo para cumplir con la tarea. “No debe obviarse la situación que presenta la provincia con la red hidrosanitaria: las filtraciones, la contaminación cruzada, el sifonamiento porque no hay un abasto continuo de agua”. La respuesta, aduce, es “sensibilizarse” con el uso del hipoclorito.
En el ámbito familiar, la doctora recomienda una higiene absoluta, sobre todo cuando se trata de la vajilla, la ropa, las manos y si se atiende a bebés y personas enfermas. Una vez más, la realidad atenta contra su consejo. “¿Cómo vamos a evitar el contagio si todos usamos el mismo baño y no hay agua para mantenerlo limpio?”, cuestiona Darián, consciente de las sugerencias de Salud. “Hay que evitar la hepatitis a toda costa y, si nos coge, que Dios nos ampare”.