En el Zoológico de 26 en La Habana hay más empleados que animales

Los avestruces, los flamencos y otras aves murieron por una epidemia el año pasado

El único hipopótamo del parque se hacerca a los visitantes en busca de comida
El único hipopótamo del parque se acerca a los visitantes en busca de comida / 14ymedio
Juan Diego Rodríguez

21 de septiembre 2024 - 14:43

La Habana/Cebras flacas, hipopótamos verdes por las algas y leones famélicos por la escasez es la fauna que sobrevive en el Zoológico de 26, en la barriada de Nuevo Vedado, La Habana. Las familias que con el último impulso del verano todavía se asoman a la entrada del lugar salen espantadas por el mal estado de las instalaciones y de los propios animales, que se acercan a los visitantes en busca de comida.

“Aquí hay más trabajadores que animales en las jaulas. Todo está vacío”, se queja Susana, una habanera que, a falta de otras opciones, decidió traer esta semana a su hijo al zoológico “antes de que avance el curso escolar”. Desde el borde del estanque, el niño de unos 11 años deja caer, lejos de la mirada de adultos, en la boca del único hipopótamo del parque un trozo de chocolate.

“Ese animal, que por lo general ignora a la gente o no le gusta relacionarse, cuando alguien se pone en la cerca viene buscando comida. Todos tienen hambre”, dice la madre, alejando al hijo del estanque por miedo al espécimen. Sabiendo que no habrá más merienda, el hipopótamo, a cuya piel se adhiere como un abrigo el limo verde que cubre el agua, se vuelve a sumergir.

Las pocas personas que se acercaban al parque salían decepcionadas
Las pocas personas que se acercaban al parque salían decepcionadas / 14ymedio

“En 2022, yo vine con el niño, pero había muchos más animales. Ahora los cuidadores te dicen que sí, que hay, que mires bien el agua. Pero es imposible que haya seres vivos en ese líquido apestoso y denso donde se supone que están los cocodrilos”, analiza Susana mientras camina hacia la poceta de la especie. En efecto, tres reptiles asoman la cabeza en el pantano. A su alrededor, flotan latas de refresco y trozos de nailon.

De los mamíferos quedan, además del hipopótamo, dos búfalos –remojados también en aguas verdosas–, cinco leopardos, cuatro leones que muestran las costillas, un oso que se resiste a ser visto y seis primates que alargan los brazos fuera de las jaulas pidiendo algo de comer. “Esos monos están a punto de ponerse a trabajar y saltarse la cadena evolutiva para conseguir comida”, dice entre irónica y molesta Susana al ver a los animales.

Las ardillas rojas, que suben por los árboles, otros cuadrúpedos parecidos a las mofetas y cuyo cartel identificativo no se sabe adónde fue a parar, y dos cebras flacas componen el resto del plantel.

En cuanto a las aves, “no hay avestruz, no hay nada. Pájaros no hay aquí. El año pasado hubo una epidemia por una migración de aves y todos se murieron. Ya no hay avestruz ni pájaros rosados de esos”, zanja una trabajadora, que no logra dar con la palabra “flamenco”. Con plumas, y escasas, solo quedan cinco buitres que miran con gula al resto de los animales, cuya muerte y carroña los alimentarían por varias semanas.

Los monos alargaban las manos pidiendo comida
Los monos alargaban las manos pidiendo comida / 14ymedio

“Lo único que ha sobrevivido en este zoológico han sido esos pobres buitres, que son más fuertes que el sol de agosto, y están acostumbrados a pasar mucho tiempo sin comer”, explica Susana. “No es mentira que se han quedado sin especies. Recuerdo que esa vez que vine había un toro marrón que mugía mucho, y del grupo de venados solo queda uno”, recuerda.

Susana no se regodea mucho más en las miradas apagadas de los animales y agarra la mano de su hijo para salir del parque. “No sé qué me esperaba. En el fondo sabía lo que me iba a encontrar allá adentro. Si este Gobierno no se compadece de los seres humanos ¿cómo se va a compadecer de los pobres animales, que no tienen quién los defienda? Mejor que los devuelvan a África y cierren esto”, sentencia.

A la salida, la habanera pasa cerca de una reunión en la que los cuidadores escuchan distraídos los regaños de algún jefe. El motivo de “la muela” hace reir a Susana. “El hombre se queja de que los empleados faltan mucho al trabajo. ¿Y a qué van a venir, si aquí no hay nada?”, ironiza.

La salida a la Avenida 26, sin embargo, pronto le corta la alegría a la mujer. “Aun así, creo que hay más animales en el zoológico que guaguas en la calle”.

De las aves que solían estar en el zoológico, solo quedan los buitres
De las aves que solían estar en el zoológico, solo quedan los buitres / 14ymedio

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