Atelier Morales alerta a través del arte de la pérdida patrimonial en Cuba
Madrid/(EFE).- Desde París y a través de sus proyectos artísticos, fotográficos y de reflexión de la intervención ciudadana en los espacios urbanos, los arquitectos Juan Luis Morales y Teresa Ayuso, o lo que es lo mismo, Atelier Morales, pretenden impulsar un cambio en su Cuba natal.
"Queremos y hacemos todo lo posible para que la situación cambie. Empujamos para el cambio, no mantenemos una posición pasiva, sino activa", explica a Efe Morales, preocupado por el abandono y la pérdida del patrimonio industrial y familiar en Cuba.
Desde que se aprobó la nueva ley que permite la compraventa de casas, la situación ha empezado a mejorar un poco, al menos en lo que se refiere a la rehabilitación privada de viviendas, pero Ayuso resalta que en Cuba no se puede ejercer de arquitecto privado, no se pueden abrir estudios, lo que ha impedido una evolución arquitectónica y urbanística como la de otros países.
Ayuso resalta que en Cuba no se puede ejercer de arquitecto privado, no se pueden abrir estudios, lo que ha impedido una evolución arquitectónica y urbanística como la de otros países
Esa fue la razón por la que estos dos arquitectos se fueron de la Isla y aterrizaron en París, desde donde siempre tienen muy presente su país de origen.
A Cuba está dedicado Arqueología (2014), una serie de fotografías de interiores de edificios de La Habana, en las que Morales y Ayuso han completado con sus dibujos las partes ya perdidas de la decoración y el mobiliario de viviendas que apenas muestran una pequeña parte del esplendor de épocas pasadas.
Un proyecto que se pudo ver en la Bienal de Arte de Venecia y con el que quieren denunciar esa pérdida de patrimonio contra la que no se está luchando en Cuba.
"No podemos restaurar, no tenemos permiso para hacerlo allí, pero nadie nos impide hablar de ello", resalta Ayuso.
Tanto ella -licenciada en La Habana y que estudió diseño industrial en México- como Morales -licenciado en La Habana y en París y profesor de la Escuela Superior de Arquitectura de La Villette-, supieron desde el comienzo de su carrera que querían mezclar las dos facetas.
La arquitectura para la que se formaron, con el arte. Y por eso llevan dos décadas alternando proyectos puramente arquitectónicos con investigaciones y reflexiones artísticas en las que vuelcan sus intereses más personales.
Uno de sus primeros trabajos artísticos fue Bohios (2003), en el que mostraban la decadencia de esas viviendas rurales cubanas y que dio inicio a una serie de proyectos centrados en el Patrimonio a la deriva de Cuba.
Y otro de sus temas de interés es el espacio urbano, ver cómo cambia a través de la intervención espontánea de los ciudadanos, algo que en Cuba es impensable, resaltan Morales y Ayuso en la sede madrileña de Casa de América, que les ha invitado para participar este jueves en el ciclo Miradas cruzadas: arquitectura iberoamericana.
"Nosotros hacemos arte con visión arquitectónica y arquitectura con visión artística", explica Ayuso sobre un trabajo complejo y que, reconocen sin dudar, no podrían llevar a cabo en un lugar diferente a Francia y, en concreto, a París.
Es en París donde han desarrollado la mayor parte de sus proyectos, tanto arquitectónicos como artísticos.
Son intervenciones impensables en Cuba, "donde cualquier movimiento está reprimido", dijo Morales
Han fotografiado la plaza del Centro Pompidou -"es la catedral del arte", aseguran- en diferentes momentos para ver cómo la gente modifica el espacio que rodea el museo, como un Homenaje a Monet, del que copiaron el sistema que usó para plasmar la catedral de Rouen.
Y uno de sus últimos trabajos es Je suis Liberté, en el que han recogido el uso que los parisinos hicieron de los lugares en los que se cometieron los atentados de 2015, en los que dejaron flores, carteles o lápices que modificaron la fisonomía de plazas tan populares como la de la República.
Son intervenciones impensables en Cuba, "donde cualquier movimiento está reprimido", dijo Morales, que destacó que cuando han podido exhibir su trabajo en la Alianza Francesa de La Habana y de Santiago la gente se mostró muy sorprendida, especialmente los jóvenes.
Es su forma de contribuir a un cambio que sueñan para Cuba, sin que eso suponga perder el rico patrimonio familiar que es testigo de la historia de la Isla.