El baile de las fachadas y las escaleras
La Habana/Como quien bosteza, estira los brazos y luego rompe a bailar. Así se ve La Habana Vieja por estos días. Mientras los turistas recorren las mismas calles y la vida real transcurre lejos de los lentes de las cámaras, desde el hueco de una escalera surge una mano, un pie que mueve sugerentemente el tobillo y, entonces, estalla la danza. Hasta el próximo domingo la XXI edición del Festival Internacional de Danza en Paisajes Urbanos aporta movimiento a la capital cubana: una cadencia voluptuosa y bienvenida.
Cuando el cañonazo de la noche resonó este miércoles, un telón imaginario se descorrió entre las apretadas callejuelas para dar paso a la ya esperada fiesta de la expresión corporal. Esta cita ha logrado mantener su paso anual desde que fue inaugurada en 1996, cuando el casco histórico de La Habana apenas comenzaba a desperezarse de varias décadas de desidia y deterioro.
Danza en Paisajes Urbanos se plantea el difícil reto de mezclar historia, arquitectura y diseño sin caer en los manidos folclorismos dirigidos a un público foráneo
Danza en Paisajes Urbanos se plantea el difícil reto de mezclar historia, arquitectura y diseño sin caer en los manidos folclorismos dirigidos a un público foráneo. Organizado por la compañía Danza Teatro Retazos y la Oficina del Historiador de la Ciudad, y apoyado por el Centro de Teatro de La Habana, el festival mantiene una elevada calidad artística.
Sin embargo, más allá de sus coreografías, que van desde lo simple hasta lo más osado, el evento se convierte en un momento para el encuentro de ideas y experiencias artísticas, algo muy necesario para el entramado danzario cubano. La directora general del evento, Isabel Bustos, ha valorado este "intercambio cultural entre creadores foráneos y locales" y ha considerado que todos los bailarines participantes tienen "el reto de mostrar su arte en espacios abiertos".
La directora lamentó la falta de apoyo suficiente para funcionar y hacerlo bien. "Mayor espacio para la producción y para cubrir las necesidades mínimas de las personas que nos visitan", dijo. No obstante, reconoció el esfuerzo de la Oficina del Historiador de la Ciudad, el Centro de Teatro y los amigos, gracias a los cuales logran mantener el Festival. Y agregó: "Pero en algún momento tendremos que ser más fuertes e independientes".
Durante los 40 minutos que duró la pieza inaugural del evento, Andares, con coreografía de Bustos, decenas de vecinos se quedaron pendientes de cada movimiento, cada giro de torso. La danza lograba así la magia de sacarlos de su rutina y hacerles ver que las calles son algo más que el lugar donde se hacen colas, se cargan cubos de agua o se desanda el camino hacia el trabajo.
"Es un festival comunitario, imprescindible para los moradores de la ciudad por la vitalidad que ofrece a la urbe donde viven. El público no solo nos acompaña, también colabora y trabaja, es muy difícil vivir en La Habana Vieja y no involucrarse en un festival que te inunda", asegura Bustos.
La mexicana Citlalli Ramírez se mostró sorprendida por "el apoyo que tiene este tipo de arte por parte del público habanero"
Entre la muchedumbre estaba la mexicana Citlalli Ramírez, directora de la Compañía de Vuelo y especialista en danza contemporánea, quien comentó a 14ymedio que entre los logros de esta edición está "la variedad de espacios y presentaciones" y también se mostró sorprendida por "el apoyo que tiene este tipo de arte por parte del público habanero".
Su compatriota Lukas Avendaño, actor y bailarín, invitado en esta ocasión por la Compañía Metamorfosis, comparte esta opinión. El artista mezcla en su trabajo energía vital, tragedia, reivindicación y sueños que han sido impedidos de realizarse por los autoritarismos y la violencia. En su opinión, "las personas de Cuba son muy críticas", pero está seguro de que "disfrutarán de un buen performance que representa etnicidad, género y sexualidad".