La cineasta Agnès Varda revela sus fotos cubanas de 1962 en el Pompidou
París/(EFE).- La cineasta francesa Agnès Varda ofrece a partir de hoy una visión inédita de su arte en el Centro Pompidou de París, donde expone una selección de las miles de fotografías que tomó sobre la revolución cubana en 1962, para hacer con ellas su filme Salut les Cubains, estrenado en 1964.
"Vi enseguida Cuba como un movimiento", contaba a los medios antes de la inauguración oficial esta artista de 87 años que, al no poder portar una cámara de cine por ser demasiado pesada para ella, decidió captar en miles de instantáneas ese país, sus gentes, sus artistas y sus líderes y luego filmar sus propias imágenes.
Fue una cuestión de puro "sentido común". Esa era "la única solución, divertida e inteligente a la vez. Hacer fotografías para filmarlas", explicó la artista, Palma de Oro de honor por el conjunto de una carrera el pasado mayo, en el Festival de Cannes.
La muestra incluye la proyección ininterrumpida de ese medio metraje y es de acceso gratuito, algo que celebró muy en particular Varda -monumento vivo de la Nouvelle Vague cinematográfica y viuda de otro de sus miembros, Jacques Demy.
En primer lugar descubrirá un retrato de Fidel Castro, a quien Varda pidió, como a todos sus modelos, "no sonreír"
Hasta el próximo 1 de febrero, el público podrá contemplar por primera vez las alrededor de 60 obras seleccionadas, todas ellas vintage, es decir, reveladas en su día por la propia artista, en la Galería de Fotografías del Pompidou.
En primer lugar descubrirá un retrato de Fidel Castro, a quien Varda pidió, como a todos sus modelos, "no sonreír", y a quien sentó de tal manera que parece tener tras él unas alas de piedra.
"Era guapo, simpático y tranquilo, y hablamos en español", recordó su retratista al resumir los alrededor de diez minutos de entrevista que le concedió el líder cubano.
Siguen momentos de la vida cotidiana en las calles y en el campo, de campesinos cortando la caña de azúcar, adolescentes en plena campaña de alfabetización de adultos; o de alumnos del ICAIC bailando el Cha cha cha, vestidos con uniforme militar revolucionario.
Varda quiso captar también el funcionamiento de las instituciones y la vida de sus intelectuales y artistas, como el célebre cantante y compositor Benny Moré, fallecido pocas semanas después, y quien en el filme aparece prácticamente bailando, mientras que la exposición muestra entre otras secuencias la que hizo ese milagro cinematográfico posible.
Al comentar esta exposición que "no debería tener lugar, pues esas instantáneas no tenían por destino el ser expuestas", Varda no ocultó su sorpresa de que fuesen esas imágenes y no otras las seleccionadas por el Centro Pompidou.
"Pensaba que iban a tomar el retrato de Salvador Dalí, de Ionesco, u otras cosas de los años 50 y 60", pero se interesaron en Cuba, dijo.
La realizadora, que prolongó su estancia hasta enero de 1963, había viajado allí invitada por el del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC) en diciembre de 1962, cuatro años después de que la revolución liderada por Fidel Castro acabase con la dictadura de Fulgencio Batista.
La realizadora, que prolongó su estancia hasta enero de 1963, había viajado allí invitada por el del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos en diciembre de 1962
Era un viaje tradicional para la izquierda francesa, y numerosos artistas e intelectuales lo habían hecho poco antes, como Jean-Paul Sartre y Simone de Beauvoir; se disponían a hacerlo como Marguerite Duras; o se encontraban allí al mismo tiempo que Varda, como Henri Cartier-Bresson y René Burri, recordaron en el Pompidou.
La exposición fruto de aquel periplo más allá del filme se produce luego de que algunas de las imágenes tomadas por Varda "entrasen recientemente" a formar parte de las colecciones del Pompidou, indicó el director de la Galería Clément Chéroux.
El también co-comisario de la muestra recordó que el centro posee ahora 157 positivos de Varda, de ellos 145 de la serie cubana, y destacó que la famosa cineasta es una fotógrafa casi desconocida pese a ser tan múltiple y valioso su trabajo en ese campo.
Algo que en buena medida se debe a que la también artista plástica dedicó gran parte de su energía de las últimas décadas al cine, aunque en la década de los años 50 había sido fotógrafa profesional e incluso fotógrafa titular del Festival de Aviñón cuando lo dirigía el igualmente mítico Jean Vilar.