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Un consulado estadounidense devenido galería de arte

Galería de arte en el edificio que una vez albergó el consulado de EE UU en Santiago de Cuba. (Mayeta)
Yosmany Mayeta Labrada

13 de mayo 2015 - 00:43

Santiago de Cuba/A la espera de la reapertura de la embajada de Estados Unidos en Cuba, muchos pobladores de la zona oriental se preguntan si volverá a funcionar el otrora consulado norteamericano en Santiago de Cuba. El inmueble donde una vez estuvo es hoy la más importante galería de arte de la ciudad, el Museo de Arte Universal, un centro cultural que ha logrado trascender su función anterior.

Entre sus paredes, los santiagueros vieron por primera vez la enigmática sonrisa de la Mona Lisa, a través de una reproducción. El jardín de las delicias también cautivaría a los visitantes de este lugar, donde décadas atrás se gestionaban trámites para el país que la propaganda oficial convirtió en el “enemigo”.

El certificado para la construcción de la sede consular fue expedido el 12 de septiembre de 1957 a nombre de la compañía urbanizadora Terrazas Vista Alegre, que erigió el edificio con un presupuesto de $29.550 dólares. La belleza de la casona, localizada en el reparto ampliación de Terrazas, se debe a la arquitecta Norma del Mazo Almeida y es de estilo racionalista, con celosías, volúmenes puros y simplicidad de formas.

En ese lugar estuvo radicado el consulado hasta que en 1961 ambos países rompieron relaciones diplomáticas. El edificio pasó entonces a la custodia de la Embajada de Suiza, que lo cerró tiempo después. En 1975, los suizos lo entregaron al Gobierno cubano y cuatro años más tarde el local sería ocupado por una dependencia oficial de la División Política Administrativa.

Poco después se decidió albergar allí una galería de arte universal, la primera de este tipo en abrirse en el país, gracias a la generosa donación del escritor Alejo Carpentier después de recibir el Premio Cervantes en 1976. Eso le permitió a los santiagueros tener a su alcance una vasta colección de reproducciones de las mejores obras exhibidas en los museos del mundo.

La galería se abrió gracias a una donación de Alejo Carpentier después de recibir el Premio Cervantes en 1976

Durante todo este tiempo, el lugar ha acogido muestras de lo mejor de las artes plásticas del arte occidental, pero también ha albergado el talento nacional, como Lincoln Camué, José Loreto Horrouitiner, Carlos René Aguilera, Miguel A. Lobaina y Grettel Arrate, entre muchos otros.

Arrate, actual directora de la institución, asegura a 14ymedio que “todo lo que vale y brilla entre los artistas del Caribe se ha expuesto aquí por el nexo con el Festival del Caribe”, y que en la galería “hemos conocido, trabajado y visto obras de creadores de muchos países”. Según la artista, “muchas embajadas, en aniversarios y fechas importantes, han traído muestras desde España, Filipinas, India, Inglaterra, Canadá, Japón, Francia y la antigua Unión Soviética”.

A punto de cumplir 36 años, el museo ha acumulado incontables logros, aunque Arrate destaca el trabajo con el Salón Provincial de Artes Plásticas 30 de Noviembre, que no ha vuelto a realizarse. Actualmente se celebran aquí el Salón Santiago Artes Visuales Experimentación (SAVE) y el Salón Provincial de Artes Plásticas Infantil, además de ciclos de cine y conferencias. En la galería funciona, por ejemplo, un taller de “arte terapia”, impartido por el policlínico Armando García y orientado a infantes con problemas de lenguaje, a quienes se les enseña a expresarse a través de las artes plásticas.

Entre las muestras más destacadas del año pasado, estuvieron 15 minutos después del sueño, de la artista checa Xenia Hoffmeisterova; Reminiscencias haitianas, la otra apariencia, de Vivian Lozano; la exposición de plástica infantil Arlequín; Trampas visuales, del creador bayamés Juan Luis Maceo; Retrospectiva, de Renilde Rivas, y En sintonía, de los escultores Genoveva Forest y Wilfredo Fernández.

Arrate se muestra satisfecha pero consciente de los nuevos retos que aguardan a la institución y cuenta que se están preparando para celebrar los cinco siglos de la villa de Santiago de Cuba. “Nuestro mayor estímulo”, asegura, “es que el trabajo con los estudiantes les ayuda a descubrir el arte universal”.

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