El Cucalambé a través de sus versos
Ciego de Ávila/El investigador tunero Carlos Tamayo ha publicado una colección de los versos menos conocidos del más importante decimista cubano del siglo XIX. El autor también compiló algunos de sus estudios sobre el poeta, en el volumen Juan Cristóbal Nápoles Fajardo, ‘El Cucalambé’, vida y obra (México, 2014), una edición generosa a cargo del Frente de Afirmación Hispanista.
El presidente del Frente, Fredo Arias de la Canal, ha escrito la introducción del libro con el sugerente título de “El suicidio de El Cucalambé”. En el texto repasa el polémico tema del compromiso político del Cucalambé. Para Jesús Orta Ruiz, se trataba de un patriota y casi un insurrecto, y esto despejaría la duda de si se suicidó atribulado por sentimientos de culpa tras verse impelido a aceptar un cargo público del gobierno colonial, o si fue víctima de la venganza de sus compatriotas. Tamayo, por el contrario, rechaza esta politización del poeta, lo que llama “desmedida inclinación a traspolar al bardo a los dominios de la historia como ciencia social, para colocarlo por encima de la historia de la literatura, a la cual pertenece por sus aportes”.
El poeta popular, preferido por el campesinado y los improvisadores en sus canturías, aún sigue siendo un enigma para los lectores cubanos
El poeta popular, preferido por el campesinado y los improvisadores en sus canturías, aún sigue siendo un enigma para los lectores cubanos, y no solo porque se desconoce dónde y en qué circunstancias exactamente ocurrió su muerte, cuando desapareció en la ciudad de Santiago de Cuba en 1861, lo que ha dado pie a especulaciones sobre su probable salida en secreto del país, su asesinato o un suicidio.
La obra de El Cucalambé también aún está por conocerse a plenitud, a pesar de que en Cuba se han publicado al menos tres veces sus supuestas Poesías completas, en 1974, 1977 y 1983. Luego Tamayo, a través de los años, ha recogido una parte considerable de poesía cucalambeana que quedó fuera de esas tres ediciones, gracias a donaciones recibidas de manuscritos inéditos, el hallazgo de publicaciones periódicas, como números perdidos de La Lira Criolla, y la exploración de medios de prensa en los que colaboró Nápoles, en especial El Redactor, durante su estancia en Santiago de Cuba (1858-1861).
De esta última época, resulta curioso el periodismo versificado que realizara el poeta, reseñando corridas de toros en estampas que aparecen en este libro, aunque dudamos sobre su naturaleza poética: “Del lunes la gran corrida,/ según el anuncio dado,/ fue de general agrado,/ quedó bastante lucida”. Se incluye, además, la publicación facsimilar de la obra teatral Consecuencias de una falta, drama en cuatro actos y en verso, impreso por primera vez en el siglo XIX, y fragmentos de su teatro trunco. Aunque lo más valioso son sin duda nuevos “Cantares” que se incorporan al cuerpo de su obra, en espera de una definitiva edición crítica de su poesía completa. Sus décimas sintetizan situaciones y sentimientos populares, como las vicisitudes del hombre humilde y trabajador que parecen nunca perder vigencia con el paso del tiempo:
Ya no se vende el maíz
al precio que antes tenía,
ni vale la catibía
del estanciero infeliz.
Nada risueño el cariz
el año presente ofrece,
el dinero no aparece,
huye lejos la esperanza,
y lleno de desconfianza
trabaja el hombre y padece.