Elpidio Valdés no puede con Spiderman
La Habana/Los años han pasado para Elpidio Valdés y, en la competencia contra las criaturas de Disney, Pixar, Cartoon Networks y Warner Bros, está perdiendo la batalla. Se cumplen ahora 45 años desde la primera presentación al público del más famoso personaje de dibujos animados cubanos y, aunque su creador, Juan Padrón, le augura una larga vida frente a la pantalla, sus seguidores apenas crecen entre los más jóvenes.
Este mambí de rostro redondeado y edad indefinida apareció por primera vez en la revista Pionero a mediados de 1970. Sin embargo, su verdadero debut ante el gran público se produjo cuatro años más tarde cuando saltó al cine en el corto de animación Elpidio Valdés contra el tren militar. El personaje cautivó a la audiencia, por su simpatía y cubanía, pero también porque existía una férrea censura para la emisión de dibujos animados producidos en Estados Unidos.
"No había más nada que ver", confiesa Armando Duarte, un fiel seguidor de la saga de Valdés y de su eterno rival, el General Resopléz. Con la misma edad del personaje de sus pasiones, este hombre ha coleccionado cada película, cada historieta, afiche u objeto donde haya quedado estampada la sonrisa del "pillo manigüero". No obstante, se percata de que "a los niños de ahora no les gusta mucho".
Hay padres que cuestionan el escenario bélico en el que se mueve, su machismo y el exceso de nacionalismo que manifiesta
Comparado con los "muñequitos rusos" que debían consumir los infantes en la década de los 70 y 80, las aventuras de Elpidio Valdés eran un bálsamo refrescante. "Tienen mucho de humor cubano, de nuestra picardía y también de esa capacidad nacional para superar los obstáculos con una sonrisa", detalla Duarte. Pero en estos tiempos no basta con unas frases simpáticas y una canción de Silvio Rodríguez que acompañe al héroe.
"Mi hijo pasa por delante del televisor cuando están poniendo a Elpidio Valdés y es como si no se diera cuenta siquiera que eso es para niños", se queja este hombre que se autodenomina fan número uno de la criatura de Juan Padrón. "Creo que tiene que ver con el dibujo, plano y sin grandes progresos, en el que están hechas sus historias". En tiempos del 3D, el stop motion y los efectos especiales, los niños exigen más.
No sólo en las cuestiones visuales se le notan las arrugas al novio de María Silvia. Hay padres que cuestionan el escenario bélico en el que se mueve, su machismo y el exceso de nacionalismo que manifiesta. "Las mujeres siempre están para servir, o las secuestran y hay que rescatarlas, o las mandan a callar, como a Eutelia, porque hablan mucho", se queja Roxana, de 39 años, quien también creció mirando las aventuras de Elpidio Valdés, pero ahora no deja que sus niñas la vean "porque todo es guerra y más guerra".
Atrás han quedado los tiempos en que las salas de cine se llenaban cuando anunciaban alguna nueva entrega protagonizada por el querido insurrecto y el habla popular se llenaba de frases sacadas de sus historias, como el burlesco "¡rediez!" de ciertos personajes españoles. Para muchos, no obstante, sigue siendo lo mejor que ha dado la animación cubana en medio siglo.
"La gente podrá criticar ahora lo que hizo Padrón, pero lo cierto es que sin esos muñequitos nos hubiéramos aburrido cantidad", vuelve a la carga Armando Duarte, mientras despliega sobre su cama una parte de su extensa colección de revistas y pliegos con el mambisito en la portada.
"Ahora la Isla está llena de empresarios españoles y acabamos de arreglarnos con los yanquis, así que Elpidio Valdés tendrá que buscarse su música en otra parte"
"Cada cosa hay que mirarla en su tiempo y el gran momento de este personaje fueron, sin duda, los años 80", considera. Pero el último largometraje con su personaje preferido, Más se perdió en Cuba, se proyectó en 1995 y fue especialmente criticado por presentar a Estados Unidos como el enemigo y arrojar un manto más benigno sobre la metrópoli española. "Era la época en que empezaban a llegar las empresas mixtas y no querían molestar a los pepes", se queja el entusiasta seguidor.
Juan Padrón no parece darse por vencido. Ahora planea hacer junto a su hijo una película con actores de carne y hueso que lleve la historia de Elpidio Valdés de vuelta a la gran pantalla, aunque todavía no cuenta con el financiamiento para el proyecto. Quizá por eso, durante una entrevista con la prensa oficial hace unos días deslizó la petición :"¿Alguien quiere aportar los recursos?".
En estos tiempos que corren, la gran pelea que deben echar Elpidio Valdés y su caballo Palmiche no es contra las tropas españolas ni en el campo de batalla. Su contrincante principal son todas esas criaturas que llegan a través del paquete audiovisual ilegal que circula de mano en mano. "Le falta renovar historias, encontrar detalles más humanos, cambiar el tipo de humor, que es demasiado burlesco y poco inteligente, para llegar a los niños de ahora", sugiere Roxana.
Para muchos que amaron a Elpidio Valdés, su gran debilidad está en el guión y no tanto en el aspecto visual. "Nos acostumbramos a reírnos porque de un machetazo le bajaban los pantalones a alguien, porque una bomba explotaba y lanzaba a los españoles al río o tenían que escapar por una alcantarilla de aguas albañales... pero ya eso no da risa, sino preocupación", reconoce Duarte.
"Es hora de cambiar también el chovinismo que transmite el personaje, porque en fin de cuentas ahora la Isla está llena de empresarios españoles y acabamos de arreglarnos con los yanquis, así que Elpidio Valdés tendrá que buscarse su música en otra parte", suspira, resignado ante lo inevitable.