'El escribidor' habla sobre la República
Ciro Bianchi demuestra en 'Agenda de la República' la tergiversación de los hechos históricos que el Gobierno ha hecho con fines propagandísticos
La Habana/Ciro Bianchi Ross, el escribidor, como él mismo se llama, es para muchos el periodista más popular de la prensa escrita cubana. Sus crónicas dominicales en el periódico Juventud Rebelde son leídas con avidez por un amplio público que disfruta su amenidad y la profundidad con que mira el pasado. Muchos de esos artículos son los que recoge Agenda de la República, presentado durante la pasada Feria Internacional del Libro.
El volumen fue publicado por la Casa Editora Abril y compila cuarenta crónicas que el autor escribió en los últimos años. La edición y selección de los textos corrió a cargo de Yudalmis Suárez Alberdi, que en aquella presentación del libro enfatizó la importancia de preservar esos escritos, dada su calidad y el soporte efímero en el que vieron la luz inicialmente.
Los tres primeros trabajos recogidos se enmarcan dentro del período de transición entre la colonia española y el inicio de la República. Con títulos sugerentes, como El Gobierno autonómico, La carta robada y El dilema del Maine, se sumerge en las profundidades de una época tan imprescindible como distorsionada. En este sentido, el tercero de estos artículos aclara y rompe estereotipos en torno a un hecho trascendental en la historia cubana.
El autor se atreve a "desmentir algunas aseveraciones" en torno a la explosión del acorazado Maine y lanza otras verdades rigurosas, entre ellas que "los negros no fueron mayoría en su tripulación ni tampoco fueron mayoritarios entre los muertos: murieron dos oficiales y 258 alistados; de ellos, solo 22 eran negros: otros cinco hombres y un oficial –el de guardia cuando la explosión– fallecieron con posterioridad a consecuencias de las heridas recibidas. Pero nunca se añadieron a las listas de bajas".
Los textos de este escritor demuestra la tergiversación de los hechos históricos que el Gobierno cubano ha hecho con fines propagandísticos
Más adelante, Bianchi agrega otros detalles y pone en entredicho la repetida frase "la oficialidad no se encontraba a bordo cuando la explosión". La situación fue muy diferente según su descripción."El capitán de navío Charles D. Sigsbee, comandante del Maine, estaba en su camarote, escribiendo, al ocurrir la tragedia. Su segundo también se hallaba a bordo. Sigsbee fue el último de los tripulantes que abandonó el acorazado".
Los datos aportados por el popular cronista y periodista desmienten así una falacia repetida hasta la saciedad en los libros de historia de Cuba. Los textos de este escritor demuestra la tergiversación de los hechos históricos que el Gobierno cubano ha hecho con fines propagandísticos.
En ese punto, el libro aún depara nuevas sorpresas a los lectores con otras narraciones como Así cesó la soberanía española, El sepelio de Calixto García, El Himno Nacional o Aquel 20 de mayo. En este último, Bianchi reflexiona sobre la fecha en que se funda la República y menciona que durante su niñez el día se conmemoraba como una fiesta nacional, pero a partir de 1963 dejó de celebrarse: "la regalamos a los cubanos de enfrente, olvidándonos que también es nuestra".
El resto de las narraciones incluidas en el libro nos trasladan a instantes definitorios de la identidad nacional cubana y ofrecen una lectura, por momentos, simpática. La inclusión en el volumen de ilustraciones de época, tomadas de las viejas revistas Carteles y Bohemia, apoyan a los textos y completan la atmósfera de esos tiempos pasados.