Nos acostumbramos a tener a Frank Domínguez, pero ya no está
La Habana/Son tiempos de pérdida para la música cubana. Frank Domínguez (1927), pianista y compositor cubano, se despidió de la vida ayer miércoles a sus 87 años de edad. Tras de sí dejó una obra cargada de romanticismo y emoción, en la que destacan temas como Tú me acostumbraste, Un pedacito de cielo y Me recordarás.
Domínguez falleció en la ciudad de Mérida (México) donde residía junto a su familia, a pocos días de que la cultura nacional perdiera también en tierra azteca a la intérprete y compositora Ela O´Farrill.
los creadores como él, es mejor recordarlos en el escenario, en medio de ese ambiente bohemio que ayudó a crear para nosotros
Para quienes escuchamos y disfrutamos de aquel “hombre junto al piano”, es difícil conciliar esa imagen con el anciano cuyos últimos años estuvieron marcados por una honda depresión que lo alejó incluso de su instrumento musical preferido. Sin embargo, a los creadores como él, es mejor recordarlos en el escenario, en medio de ese ambiente bohemio que ayudó a crear para nosotros.
El mejor homenaje que recibió en vida Domínguez fue escuchar sus canciones en boca de todos. Tú me acostumbraste no sólo se ha convertido en un clásico romántico de todos los tiempos, sino que ha sido una de los temas más interpretados por prestigiosas voces a nivel mundial.
Ahora, mientras escribo esta nota, oigo a Chavela Vargas mientras entona “… sutil llegaste a mí como la tentación, llenando de ansiedad mi corazón”. De una manera, también sutil, se ha ido Frank Domínguez de nuestras vidas. Apagándose poco a poco en la distancia y dejando que su música lo representara en un momento en que sus fuerzas físicas flaqueaban.
El maestro, como lo llamaban, desde muy pequeño mostró aptitudes para la música en su natal pueblito de Güines. Después la familia se trasladó a la ciudad de Matanzas y cerca de su casa unos vecinos tenían un piano, en el que Frank aprendió a tocar sus primeras notas.
Aquel joven inquieto tuvo que elegir entre la profesión familiar que lo empujaba hacia los estudios de farmacia y aquella pasión personal de la composición y la interpretación artística.
Afortunadamente para todos, el arte le ganó la partida a las probetas y los recetarios. El año 1951 marcaría su existencia para siempre. Domínguez arrasó con los premios en el programa televisivo Estrellas y un año después creó su inigualable Tú me acostumbraste, que en la voz de Olga Guillot se convirtió en un himno romántico de aquellos tiempos.
Mi generación, sin embargo, lo recuerda más como el eterno acompañante de Elena Burke. Discreto, concentrado en las teclas y brillante. Detrás de aquella presencia reservada pocos hubieran podido descubrir a un grandioso animador de espectáculos, hombre constante en su trabajo, del cual recogió muchos menos reconocimientos de los que merecía.
En pleno "Período Especial", aquejado como tantos cubanos por la crisis económica y la falta de horizontes, Domínguez decidió radicarse en México. Tiempo después se naturalizó como mexicano y fue distinguido por la Sociedad de Autores y Compositores de ese país, con el Reconocimiento Trayectoria 50 y más.
En Cuba, su nombre se fue dejando de mencionar en los medios oficiales, y el hombre que ayudó a poner en mayúsculas la música romántica cubana no recibió homenajes de la magnitud que le correspondían.
Frank Domínguez ha muerto lejos de su patria, pero en ese territorio musical donde habitan todos los buenos compositores y del que siempre fue ciudadano ilustre. ¡Descanse en paz maestro!