Las ‘skaters' cubanas desafían la gravedad y el machismo
La Habana/Una pirueta y la vida se pone de cabeza. Otra y las ruedas chocan contra el pavimento dejando una marca a su paso. Las skaters cubanas desafían la gravedad y el machismo, dos fuerzas que tratan de hacerlas caer. Sus sueños aparecen contados en el documental Hermanas sobre ruedas de la directora Amberly Alene Ellis, que se proyecta actualmente en Estados Unidos.
La cinta se asoma al fenómeno de las patinetas contado desde la experiencia de jóvenes cubanas que practican un deporte marcado por los prejuicios. No solo deben lidiar con la ojeriza que todavía provoca en algunos transeúntes estas tablas con ruedas, sino también con el hecho de meterse en "territorio de varones".
Las protagonistas de Hermanas sobre ruedas exponen las dificultades técnicas de practicar esta disciplina en en Cuba, con pocos recursos y espacios para entrenamiento. Las jóvenes hablan de su batallar para que el skateboarding se reconozca como una disciplina deportiva más allá de ser una práctica divertida.
El proyecto Amigo Skate ha ayudado a aliviar las penurias materiales de algunas de estas jóvenes. La iniciativa llama desde su página digital a llevar o enviar a la Isla equipos de skateboarding y facilitar eventos vinculados con la disciplina, además de conciertos y la realización de murales.
Ellis, que viajó a la Isla inicialmente para filmar un material sobre mujeres cineastas, se sintió atraída por "la innovación" que vió en estas atletas urbanas
El cubanoamericano René Lecour forma parte del proyecto solidario y de su mano la directora de Hermanas sobre ruedas se asomó a la realidad del skate. En un país donde se han comercializado muy pocas patinetas y apenas circulan piezas de repuesto para arreglar una tabla rota, la práctica se complica. Sin embargo, las nuevas tecnologías ayudan con videos y tutoriales que enseñan giros y técnicas.
Ellis, que viajó a la Isla inicialmente para filmar un material sobre mujeres cineastas, se sintió atraída por "la innovación" que vió en estas atletas urbanas y conoció de primera un fenómeno similar a cuando en su país "los pioneros del skate en los años 80 fabricaron sus tablas con lo que encontraban".
"Sin quererlo, pasamos del cine al skate", recuerda la directora, quien considera que patinar se convierte en un acto de protesta para estas jóvenes en una nación donde el Gobierno regula cada centímetro de la realidad, en especial la escena deportiva.
El documental, que comenzó a rodarse en 2015, aprovecha el motivo de las patinetas para acercarse a la realidad nacional y en particular a los cambios ocurridos a partir del deshielo entre los Gobiernos de Cuba y Estados Unidos.
La cineasta ve en la práctica del skateboarding un gesto de independencia con el que "se busca la libre expresión".