Joaquín Ávila, un pintor cubano de vuelta a los clásicos con gruesas texturas
El guantanamero inaugura 'The Path', su primera exposición personal en la feria Art Basel, de Miami
Miami/(EFE).- Con "mucho respeto" hacia los clásicos y una manera de pintar que potencia texturas y colores, el joven artista cubano Joaquín Ávila inaugura su primera exposición personal en la feria Art Basel, de Miami, con interpretaciones de grandes obras de Rubens, Velázquez, Caravaggio, Da Vinci y Goya.
"Después de tanto caos que hay ahora quise volver a la esencia del oficio del acrílico sobre lienzo", dijo a EFE Ávila sobre su exposición, en la que, a través de 24 piezas, algunas de gran formato, presenta un "resumen" de su vida.
The Path (El Camino) se vale, sin embargo, de un lenguaje contemporáneo y pop a la vez, según un comunicado de la galería David Rosen Galleries, del distrito artístico de Wynwood, en la que Ávila expone a partir de mañana miércoles.
La muestra también refleja la trayectoria personal del artista de 32 años, quien dejó atrás su natal Guantánamo para dar el salto a Nueva York, donde vive hace 6 años y ha marcado impronta artística en Time Square.
"Después de tanto caos que hay ahora quise volver a la esencia del oficio del acrílico sobre lienzo"
The Path deja la vista clavada en cuadros sin títulos con una fuerte referencia visual a El rapto de las hijas de Leucipo, de Peter Paul Rubens, Las Meninas, de Velázquez, o la Mona Lisa, de Leonardo Da Vinci.
Según Ávila, a pesar de que nos separa "mucha distancia entre el arte clásico y el barroco, un mismo mensaje se ha mantenido".
"Mi pintura es una vuelta al oficio. Siempre me atrajeron los clásicos, soy un consumidor del arte clásico, por eso, más allá de representar la belleza de la propia pieza, dejo escapar la espontaneidad y la viveza a través del tiempo, con un lenguaje más contemporáneo", comentó el artista poco antes de inaugurar su exposición.
Ávila no solo utiliza espátula y pinceles, sino "todo tipo de instrumentos" que cree pueden ser válidos e incluso, a veces, pinta con sus propias manos.
Eso sí, puntualiza, cada trazo es espontáneo para que sus obras representen su personalidad, y en cada cuadro gasta entre 5 y 15 libras (2,26 y 6,8 kilos) de pintura, detalló.
"Las piezas son muy físicas, tienen una textura y una realización que hay verlas en persona", advierte.
"Más allá de representar la belleza de la propia pieza, dejo escapar la espontaneidad y la viveza a través del tiempo, con un lenguaje más contemporáneo"
Según sus promotores en Miami, "The Path es una exposición barroca, multicultural y cínica", como lo es la travesía que condujo a Ávila desde Cuba hasta Nueva York.
"Estar en Art Basel es una meta cumplida, los sueños se hacen realidad", dice el cubano sobre su muestra en esta importante feria de arte que abre sus puertas al público en general del 1 al 3 de diciembre, y que anualmente convoca a importantes artistas y galerías internacionales.
"Nací en Cuba en los 90, he logrado salir de Guantánamo a La Habana y luego a Nueva York. Este proyecto habla de ese vínculo y cómo he logrado concretar mi primera expo personal en Art Basel", dice Ávila.
En 2017, la galería neoyorquina Foley Gallery, enfocada "en construir las carreras de artistas menos conocidos o menos reconocidos", según su web, acogió la primera exposición personal de Ávila, en la que el cubano mostró su proyecto de panales de abejas.
"Es un proyecto muy bonito que quiero presentar el año que viene en Art Basel en una expo retrospectiva", promete el artista.
A diferencia de los cuadros de The Path, sus panales de abeja son esculturas tridimensionales construidas con silicona, madera y "plexiglass".
"Las piezas son muy físicas, tienen una textura y una realización que hay verlas en persona"
También en 2017, Ávila ya mostró parte de su obra personal en una exposición colectiva en Art Basel de Miami, junto con obras del reconocido artista plástico español Domingo Zapata, del cantautor Alejandro Sanz y del actor Jordi Mollà.
Zapata, con quien colaboró en el mural más grande en la historia en Times Square, en Nueva York, es su mentor y de él aprendió "la dedicación al trabajo y a la amistad".
Con más de 3.000 metros cuadrados, el lienzo envuelve tres paredes de quince pisos del emblemático One Times Square, el edificio que da la bienvenida al Año Nuevo con la mítica bola de cristales.
"Era un proyecto muy ambicioso, de escala inimaginable. Fue una experiencia sin igual por el peligro que corrimos. Gracias a Dios todo salió bien", recuerda Ávila sobre aquel trabajo que también recrea una menina, la icónica figura de Velázquez.
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